Cooperativismo | 2025, año de las cooperativas

Pluralidad en peligro

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Mariana Aquino

Los espacios de comunicación cooperativos y alternativos atraviesan un presente complejo, como vastos sectores de la economía social.

Sector en alerta. La comunicación cooperativa se encuentra en un momento difícil para cumplir la tarea de informar desde otras miradas.

Foto: @IpacProvincia

En la Argentina, los medios cooperativos cumplen un rol fundamental en la comunicación, promoviendo la pluralidad de voces y la cercanía con las comunidades. A lo largo de los años, el sector se ha ido organizando en diversos espacios, como el Foro Argentino de Radios Comunitarias, la Federación de Medios Digitales, la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina y la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA), entre muchas otras. En 2023 se dio otro paso importante: el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) creó la Unidad de Vinculación con Medios Cooperativos y Mutuales para apoyar su crecimiento y desarrollo. Sin embargo, desde diciembre de ese año, con la asunción de Javier Milei, el sector se encuentra (una vez más) frente al desafío más difícil: reinventarse para no cerrar. 

Según la última encuesta publicada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), uno de los más numerosos, el 76% de quienes trabajan en prensa en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores cobra por debajo de la línea de pobreza; más de la mitad tiene más de un empleo para sobrevivir y la modalidad freelance, en un 78%, factura por debajo de la canasta básica. 

Además de los despidos masivos, el cierre de medios públicos, la censura y el incentivo a los grandes grupos monopólicos o a los periodistas de empresas privadas, el apoyo estatal para los medios independientes es casi nulo. El 50% de los que hacen periodismo en medios autogestivos subsisten con otros empleos que no son de prensa. El 51% de las mujeres, además de hacer periodismo, dedican 6 horas diarias a tareas de cuidado no remuneradas.

De los jóvenes periodistas, menores a 30 años, un 96% son pobres. El 76% de los trabajadores de prensa afirmaron que fueron atacados virtualmente y en un 42% sufrieron síntomas constantes de ansiedad, un 13% depresión y un 8% ataques de pánico. «Estos datos son útiles para comprender por qué el periodismo, por ende, la libertad de expresión y del acceso a la información, están en peligro en nuestro país», aseguran desde el gremio.


Tiempos adversos
Para la Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina (ARECIA), la falta de una ley que regule, de forma clara y distributiva, la pauta oficial, y sobre todo que incluya a los medios autogestivos, es uno de los grandes déficits de la época. Es que, en estos tiempos adversos, empiezan a pesar los asuntos no resueltos por la gestión de Alberto Fernández en el periodo 2019-2023. «El Gobierno anterior dejó a la merced de este Gobierno los convenios de fondos para medios que brindaba el Fomeca. Se firmaron, pero no se ejecutaron a tiempo, y ahora no sabemos si se van a recibir o no esas partidas. Y algo aún peor, todavía hay medios que no pudieron cobrar las enormes deudas de años anteriores. El Estado debe hasta un 50% de pauta de 2023. Estamos reclamando montos totalmente devaluados, eso afecta muchísimo a nuestros medios», detalla Lucas Pedulla, presidente de ARECIA.

Cítrica. Parte del equipo de trabajo del medio, nacido luego del cierre de Crítica de la Argentina.

Foto: Rodrigo Ruíz

El Gobierno anterior se fue sin cumplir sus promesas. Y ahora, cada paso de la gestión de Javier Milei es en contra de los medios de comunicación independientes, lo que afecta más a los cooperativos. En la resolución firmada por el vocero presidencial Manuel Adorni, donde se daba caducidad a 7.000 órdenes de publicidad «por falta de documentación», aparecen muchos medios autogestivos. «Quieren mitigar todos los organismos del Estado que hacen a la regulación de las formas que atacan a los medios. Además de que empezaron a amenazar al INAES», anuncia Pedulla.

Pauta ¿cero?
«¿Queremos ser libres? Seamos libres en serio: pauta cero», dijo Javier Milei el 10 de diciembre de 2023, ante la Asamblea legislativa. La promesa en su acto de asunción era suspender por un año la publicidad oficial que por ley el Estado nacional debe otorgar a los medios de comunicación. El argumento era el mismo de siempre: «No había plata». La medida fue un golpe duro para la mayoría de las empresas del mapa de medios en Argentina, pero no para todos los medios. ¿Para quiénes no hay plata? ¿Los medios hegemónicos tampoco reciben ni un peso del Estado?

«La realidad es que el golpe del recorte de la pauta es para los medios cooperativos, porque el recorte no es general, sigue bajando a los grandes medios a través de organismos descentralizados como YPF, como ANSES. Este fue un golpe duro para nosotros porque veníamos dando una pelea fuerte por la democratización de la pauta y la federalización, y con el Gobierno anterior habíamos logrado que muchos de los medios de la Red de Medios Digitales lograran acceder a la pauta y fortalecer sus ingresos a través de eso. Así que ese fue un primer golpazo», dice Yair Cybel, comunicador y socio fundador de El Grito del Sur

Pablo Bruetman, periodista responsable del área de Sustentabilidad de Revista Cítrica, señala: «Todas las empresas privadas reciben incentivos, préstamos, subsidios, beneficios impositivos, lo que sea. Y hay siempre una notoria desigualdad entre, por ejemplo, lo que recibe un medio autogestivo de comunicación como el nuestro y Clarín, Página/12 o La Nación».

«El impacto que generan las políticas de este Gobierno no es solo en la merma de la pauta oficial, de recursos y subsidios, es también en servicios, en alquileres, en imprentas, en todo aumento de la vida cotidiana de los socios y las socias de la cooperativa. Y este último punto nos preocupa y tratamos de dar respuestas», comenta Arrascaeta, periodista y tesorera de la Cooperativa La Vaca.

Para Pedulla, el 2024 fue un año de sobrevivencia. «Si mirás el ecosistema completo, radio, medios digitales, canales de tv comunitarios y revistas culturales, que exploran otras herramientas como el streaming y las redes sin descuidar el espacio público, estuvieron presentes las estrategias de solidaridad en clave de las redes que supimos construir, que –más que nunca– van a ser clave para atravesar este año bastante complicado», evalúa.


Datos, no opiniones
Según un censo realizado a fines de 2024 por la Red de Medios Digitales (la primera federación de medios digitales de América Latina), de los 73 medios cooperativos nativos digitales en todo el país, de casi 900 trabajadores de prensa, solo el 8% percibe un ingreso de más de 400.000 pesos, el 85% de los trabajadores tienen otros ingresos para llegar a fin de mes; solo el 60% recibe un pago por el trabajo de prensa que realiza y el 22% dejó de recibir ingresos en el último año. Y las garantías con las que salen a la calle no son las mejores: en el 27% de los casos, el medio o un integrante del medio recibió amenazas por ejercer su profesión y el 16% sufrió algún hecho represivo.

Pese a estos números, los medios autogestivos insisten en hacer periodismo. 

Red de medios digitales. La federación fortalece el trabajo colectivo nucleando a decenas de medios de todo el país.

Foto: Federación de Medios Digitales

Revista Cítrica es un medio cooperativo desde hace 14 años, cuando cerró el diario Crítica de la Argentina, dejando a un centenar de trabajadores de prensa sin trabajo. En ese momento, un grupo reducido de esas personas despedidas decidió hacer una revista mensual con llegada federal. Pero recién en 2017 el medio dio un salto a gran escala. En los primeros meses del Gobierno de Mauricio Macri, el colectivo decidió apostar todo a la autogestión y varios de ellos tomaron a la revista como el principal trabajo. Actualmente, Revista Cítrica genera al menos 10 puestos laborales y tiene una estructura que sostener.

«Antes de eso fue solo amor y trabajo», dice Bruetman. «Trabajamos varios años sin ver un peso, solo con la aspiración de poder crear un medio de comunicación que nos dejara ejercer el oficio sin censuras ni condicionamientos. Hasta que en 2017 al dinero recaudado de la pequeñísima pauta compensatoria obtenida tras la lucha que dimos a través de la Arecia, de la venta de revistas y de unas incipientes suscripciones, decidimos utilizarlo en asegurar un puesto de trabajo por 6 meses. Y así empezamos a crecer. Cítrica se hizo sustentable gracias al trabajo y el compromiso de las personas y gracias a ese pequeñísimo apoyo estatal. Las políticas públicas importan», asegura. Lograron estabilidad, pero es una estabilidad que, como en todos los medios de comunicación en Argentina, en el último año entró en crisis.

El Grito del Sur se define como un medio «popular, feminista y millennial», su redacción funciona en el excentro clandestino de detención Virrey Cevallos, hoy Sitio para la Memoria (N de la R: La Ley 26.691, que protege y promueve el uso de estos espacios para actividades educativas, culturales y de investigación en materia de derechos humanos, legitima la permanencia de la redacción en ese lugar. Sin embargo, hoy enfrentan la amenaza de ser desalojados. El mismo vocero presidencial, Manuel Adorni, atacó en conferencia de prensa al medio: «Esta es una ocupación ilegal que ocupa recursos del Estado para hacer un medio de comunicación kirchnerista», dijo).

Actualmente, el medio cuenta con apoyo financiero de municipios, organizaciones y sindicatos; del sector privado y de organismos internacionales. «Buscamos el respaldo de organizaciones que apuestan al periodismo popular y el desarrollo de nuestro sector», aclara Cybel. «En general tratamos de vender contenido de coberturas de manifestaciones a agencias, incluso tratamos de producir contenido a veces para otros medios del exterior o de algunas provincias y poder venderlos», amplía Yair sobre algunos recursos a la hora de financiarse.

¿Cómo se sostiene Cítrica en este contexto? «Siempre tuvimos ingresos diversificados que venían tanto de suscripciones como de sindicatos, de organizaciones ambientalistas y ONG internacionales. Hemos ganado concursos de Google y de Facebook, también de la organización Sembra Media, para recibir financiación para proyectos específicos. Esa es la realidad que nos toca: para poder hacer periodismo, tenemos que buscar, armar proyectos para que sean financiados», explica Pablo.

«Hay que afinar la estrategia a seguir ante un proceso político, económico y cultural que no sabemos hasta dónde y hasta cuánto va a durar. La estrategia tiene que ser generar contenidos sin abandonar la calle, crear comunidad, construir gestión a través del accionar con la gente que te lee y escucha, ofrecer canales de formación y trinchera, siempre en red, siempre en forma articulada con las redes y los medios, es necesario hacer alianzas. Hay un público que demanda otra información, que quiere salir del desgaste cotidiano para pasar a la acción», agrega Pedulla.


Suscriptores, la clave
¿Qué rol activo cumplen lectores y lectoras para sostener al medio? ¿Cómo funciona el sistema de membresías? La cooperativa La Vaca, que gestiona la revista Mu desde hace más de 18 años, fue la primera en entender que el aporte económico de sus lectores es fundamental para existir. Sus fuentes de financiación son varias: el espacio cultural, con obras y talleres de teatro; la librería, con producciones propias; la Universidad, con cursos, diplomados y cátedras; la productora de podcast; el Observatorio Lucía Pérez, para la búsqueda de proyectos; y el aporte de sus lectores a través de las suscripciones a la revista.

«Con un poquito aportás mucho», dice el banner en la web desde donde la cooperativa La Vaca invita a sus lectores a suscribirse. ¿Qué obtienen a cambio? Por una suscripción digital, se tiene acceso prioritario a la revista Mu digital, acceso ilimitado al contenido de lavaca.org, descuentos en libros, talleres y eventos y atención vía WhatsApp.

«En este contexto, le dimos más lugar a la campaña para buscar más suscripciones porque es un sostenimiento más autónomo. Pero como entendemos que nuestros lectores también viven una crisis, valoramos mucho que apuesten todos los meses a nuestro periodismo, nos parece un gesto hermoso», dice Arrascaeta.

Cítrica también cuenta con un sistema de membresía hace ya varios años, pero fue durante 2023 que decidieron darle más lugar a esta rama de la financiación, y les fue bien: del 10% de los ingresos, las membresías en 2024 pasaron a ocupar el 30%. «El objetivo que nos pusimos este año fue que las suscripciones reemplazaran al menos al 50% de lo que ingresaba por la pauta oficial. No solo cumplimos el objetivo, sino que lo superamos y eso nos alienta, aunque entendemos que el escenario sigue siendo muy complicado», dice Bruetman.

«Bancanos», interpelan en su página web y en campañas de suscripciones en redes sociales. ¿Qué significa para ustedes «bancanos»? «Con el tiempo entendimos que el aporte más genuino que podíamos lograr era el de nuestras lectoras y nuestros lectores. Los lectores te bancan siempre», destaca el integrante de Cítrica.

¿Por qué insisten en hacer periodismo en este contexto tan incierto para un oficio en crisis? ¿Hay futuro para el periodismo cooperativo? Hay. Es, de hecho, casi la única forma de hacer periodismo genuinamente. Sin condicionamientos, concesiones ni autocensura. Hacen periodismo cooperativo porque es la forma que encontraron de contar historias, de denunciar injusticias, de garantizar a la sociedad el derecho a estar informada.

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