Informe especial | LUCHA POR LA LEY DE HUMEDALES

Ambientalistas, una fuerza clave

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Jorgelina Hiba (Desde Rosario)

El primer proyecto para proteger estos ecosistemas, presentado en el Congreso en 2013, surgió de una iniciativa de base de estas organizaciones.

Alzar la voz. Una de las últimas manifestaciones, frente al Congreso de la Nación.

Foto: Jorge Aloy

A principios de 2020, cuando la pandemia dominaba la agenda y las preocupaciones sociales, un grupo de organizaciones ambientalistas del sur de Santa Fe advertía que la bajante del Paraná era extraordinaria y que, en ese marco, era muy probable que las quemas en el Delta se volvieran incontrolables. Nadie escuchó y hoy el resultado está a la vista: un millón de hectáreas fueron devastadas por el fuego.
Esa mecánica, la de la sociedad civil poniendo en la agenda pública un problema que padece la mayoría de la población, parece haberse convertido en una constante en la conversación socioambiental argentina de los últimos años. Desde hace un tiempo, el muy diverso movimiento ambientalista argentino tiene voz en el debate público y marca presencia a través de acciones de alto impacto. El larguísimo proceso para avanzar en la sanción de una ley de humedales es testigo: «El papel de las organizaciones socioambientales en la Ley de Humedales es fundamental, desde la mera existencia del primer proyecto, escrito por varias asambleas nucleadas en la UAC (Unión de Asambleas de Comunidades) y puesto a consideración de científicos que trabajaban con ecología de humedales y presentado al entonces senador Rubén Giustiniani, que era el presidente de la comisión de Recursos Naturales en 2013», rememora Vanesa Paccotti, bióloga y parte de El Paraná No Se Toca (EPNST). Fue desde esa organización, junto a Guardianes del Yverá, que partió el primer borrador de una ley, luego retomado en la UAC, desde donde se tomó como un proyecto del colectivo de asambleas.
De esa semilla fueron naciendo otros proyectos, hasta llegar al texto consensuado, que es el que apoya esa organización junto a otras más de 500 de todo el país. «Durante estos casi 10 años las asambleas estuvimos sosteniendo un trabajo mancomunado, junto con algunas ONG más “grandes” (como la FARN y Fundación Humedales) para seguir presionando a les legisladores para la aprobación de una ley que proteja los humedales», agregó Paccotti.
La visibilidad de las organizaciones se multiplicó desde 2020, con la crisis de los incendios en el Delta como foco principal del reclamo. Pasaron decenas de movilizaciones, cortes de ruta, asambleas y hasta una histórica kayakeada entre Rosario y Buenos Aires, siempre con la misma idea: darle máxima visibilidad al tema e intentar que el tema llegara hasta los tomadores de decisiones.
En ese marco nació la Multisectorial de Humedales: «Hablar de la Multi es hablar de EPNST como predecesora y como ejemplo del cuidado de los humedales. Nacimos en 2020, cuando rebrotaron las quemas; allí surgió la idea de hacer un primer corte del puente Rosario-Victoria para denunciar y visibilizar el tema», dice Sebastián Martínez Ledesma, parte de esa organización, que se consolidó como un grupo de jóvenes comprometido con el cuidado de las islas y sus pobladores: «Estuvimos presentes con los isleños cuando se les prendía fuego la casa junto a otras organizaciones», apuntó Martínez.
Hoy, las organizaciones socioambientales están empoderadas y lo saben. La crisis climática y la desconfianza social creciente hacia las formas tradicionales de la política abren las puertas de una nueva conversación social, donde los sectores más poderosos ya no son los que necesariamente marcan la cancha.

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