21 de abril de 2025

Ajuste compartido. Milei con Georgieva en junio de 2024, en Italia: la funcionaria destacó la política económica libertaria tras el acuerdo.
Foto: NA
Al retorno de las minivacaciones de semana santa, en el que se registró un turismo bastante mermado según las estadísticas de distintas Cámaras del sector, continúa el debate acerca del sentido y las consecuencias para la nación y para la vida del pueblo que ocasionará el crédito «salvador» que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgó al Gobierno del presidente Javier Milei.
Lo cierto es que, tras las brumas de la llegada de los 20.000 millones de dólares, van emergiendo las clásicas condicionalidades propias de los acuerdos con el FMI.
Su eje principal, además de sostener el ajuste fiscal, valorado y reivindicado por la directora del organismo, Kristalina Georgieva, quien señaló que «la Argentina es un ejemplo de disciplina y firmeza» en ese terreno, es el reclamo perentorio de la puesta en práctica de las ahora denominadas «reformas verdaderas».
En realidad, se trata de reformas reclamadas desde siempre por la burguesía local y la burocracia del Fondo: la previsional, la laboral y la impositiva. Todo indica que estos sectores interpretan en términos políticos que este es el momento indicado para la ejecución de esas transformaciones estructurales, que dejarían atrás leyes y conquistas sociales instituidas y logradas a lo largo del siglo XX, en muchos casos, fruto de largas luchas populares.
En buen romance, lo que reclaman es una reforma jubilatoria que implique una drástica baja del «gasto» social más importante, teniendo en cuenta que debe afrontar el apoyo a 7.200.000 jubilados y pensionados. Ya se viene avanzando en ese sentido con una clara pérdida de ingresos en las actuales jubilaciones y la finalización de la moratoria previsional que posibilitó que ingresen al sistema durante los años kirchneristas algo más de cuatro millones de trabajadores, mayormente mujeres.
Investigación en ciernes
En cuanto al sistema tributario, la filosofía que se trasunta desde la ideología del Gobierno y lo que impone el FMI es acentuar el sentido regresivo del actual esquema, eliminando impuestos a los sectores pudientes. Con respecto a la reforma laboral, también apuntaría a profundizar la baja de costos para los sectores empresarios, lo cual implicaría un retroceso en los derechos para el sector del trabajo.

Jubilados. La reforma previsional es uno de los puntos exigidos por el FMI.
Foto: Jorge Aloy
En otro orden, en estos días el Parlamento ha dado muestras vivificantes de su rol protagónico en el sistema democrático. En tal sentido, esta semana se esperan fuertes debates, fundamentalmente alrededor del tema de la investigación por un supuesto fraude con la criptomoneda $Libra, en el que están denunciados el presidente Milei, su hermana y secretaria general de la presidencia, Karina Milei, y otros funcionarios, junto con empresarios del sector criptomonedas.
No es lo único que escapa al control del Gobierno. La política de ajuste extremo que aplica genera reacciones en el mundo sindical, social y cultural. En ese contexto, fue convocada por centrales sindicales y movimientos sociales una manifestación para el 30 de abril en conmemoración del 1º de mayo, Día del Trabajador. De esa energía que se va acumulando en cada movilización y acto de protesta ante las consecuencias del ajuste podría surgir la interpelación a las fuerzas políticas para que asuman el reto de superar la actual fragmentación y amalgamarse en ideas superadoras que permitan construir esperanzas de cambio.