Deportes | GALLARDO Y RIVER

Una sociedad millonaria

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Roberto Parrottino

Con el fútbol ofensivo como bandera, el técnico condujo a la entidad de Núñez a conquistar el torneo local. La influencia de los juveniles, otro rasgo de un ciclo histórico.

Líder. Festejo del DT tras la consagración ante Racing, en el Monumental.

Télam

«El hecho de conocer la cultura y la historia de un club tan prestigioso como River me hace sentir que hay un lindo camino por recorrer. Me llegó el momento, hay buena energía. En cuanto a las formas, el objetivo es mirar el arco de enfrente, porque los hinchas se sienten reconocidos». El 6 de junio de 2014, Marcelo Gallardo se presentaba como entrenador de River en el Monumental. Reemplazaba a Ramón Díaz, entonces el DT más ganador de la historia, que dejaba a River campeón del torneo local. Convertido en un tótem, y ahora el entrenador más ganador en la historia de River con 13 títulos, Gallardo «recién» pudo conquistar su primer torneo argentino –la Liga Profesional 2021– a siete años de asumir, en el que puede ser el tramo final de un ciclo sin comparaciones, ya que concluye su contrato el 31 de diciembre. Casi sin altibajos y más allá de los resultados, River mantuvo desde la llegada de Gallardo un espíritu competitivo, la clave de los éxitos y de la sinergia interna en el paso del tiempo. Con esas premisas, el «Muñeco» se convirtió en el técnico más ganador de la historia millonaria.Equipo vistoso y camaleónico, siempre con el sello de autor, con ese gen ganador, River volvió a gritar campeón en el fútbol argentino. Era el torneo que «adeudaba» Gallardo, campeón de las Copa Libertadores 2015 y 2018 y artífice de cinco eliminaciones a Boca en competencias internacionales. Los River de Gallardo, como el campeón de la Liga Profesional, no negocian la intensidad, la dinámica y la clase. El juego de alto vuelo, la tenencia de la pelota y los movimientos, una frase muy sencilla aunque difícil de llevar a cabo: juego asociado con velocidad y desequilibrio individual. Christian Leblebidjian, en su doble rol de periodista y entrenador, publicó La pizarra de Gallardo. «Gallardo –dice Leblebidjian– basó su plan y su posterior éxito en una pregunta que cambió la mentalidad de River: “¿Por qué en mi época de jugador integré equipos que realmente jugaban muy bien y que estaban para más pero no se pudo llegar más lejos?”». El denominador común en los 13 títulos, agrega Leblebidjian, es la mentalidad, lo que no negocia: la falta de actitud y esfuerzo.

De abajo hacia arriba

En esta Liga Profesional, la 37° consagración de River en la historia, Gallardo revolucionó con la consolidación de los juveniles. El mestizaje lo sintetizó Julián Álvarez, 21 años, la gran figura. Campeón de la Copa América con la selección, Álvarez lidera la tabla de goleadores. Y no está sólo. Si Héctor David Martínez (23 años) se asentó en la zaga, Felipe Peña Biafore (20) sumó minutos hasta su lesión. Si despuntaron Enzo Fernández (20) y Santiago Simón (19) en la mitad de cancha, citados incluso por Lionel Scaloni a la selección, los que jugaron menos también aportaron, como Benjamín Rollheiser (21) y Federico Girotti (22). Son, apenas, futbolistas que confirman el lugar de Gallardo en la punta del vértice de la estructura del fútbol de River. Desde 2014, hizo debutar a 42 juveniles. Gallardo, que quedó a dos títulos de Carlos Bianchi (15) como el entrenador más ganador del fútbol argentino, es la cabeza del proyecto de juveniles. Una especie de ojo panóptico de todo el fútbol de River.«¡Gallardo es de River, de River no se va!», cantaron los hinchas en el 4-0 ante Racing, en la coronación en el Monumental. Se cumplían siete años de la muerte de la madre de Gallardo. Máximo, su padre, trabaja como captador en las inferiores. Su hijo mayor hizo las inferiores en River y los dos que le siguen juegan en la actualidad. Pero su madre, Ana María, no llegó a ver a River campeón con su hijo como DT. El 18 de diciembre, en la primera edición del Trofeo de Campeones, River jugará ante Colón, ganador de la Copa de la Liga Profesional, y podrá sumar otro título. Gallardo aún estará en el banco. Es, a los 45 años, el que llegó a los 12 desde Merlo, provincia de Buenos Aires. El que soñaba con ser piloto de aviones. Al que ahora llaman «Napoleón» por su conducción. Gallardo, más terrenal, suele simplificar cualquier grandilocuencia: definió alguna vez al trato con los futbolistas como «gestión de pequeños mundos». Con la corbata de Ángel Labruna, Gallardo le volvió a rendir homenaje a la cultura y a la historia de River en el siglo XXI.

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