12 de enero de 2025

Lucía Aisicoff

Analizan estrategias para evitar la nacionalización de la campaña a la que apuesta Milei. Salta, Chaco, Santa Fe, San Luis y la Ciudad de Buenos Aires desdoblarán la elección. Provincias en duda e interna peronista.

Los gobernadores analizan cómo blindarse en un año electoral y evitar que se nacionalice la campaña en sus provincias. Muchos ya anunciaron que desdoblarán los comicios, otros buscan negociar con el Gobierno de Javier Milei para que no florezcan candidatos violetas en sus territorios. El desafío de la mayoría, este 2025, será apostar a los provincialismos para despegarse de la agenda de la Casa Rosada o de quedar licuados por una nueva polarización entre los libertarios y el peronismo.

En las legislativas se votarán cargos nacionales (la mitad de las bancas de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado) y también locales, ya que los gobernadores pondrán en juego su propio reparto legislativo. Y lo propio sucederá con los concejos deliberantes de cada municipio. Muchos se ven tentados a desdoblar y podrían tomar esa decisión sin rendirle cuentas a nadie, porque se mueven en un terreno de gran dispersión política. Algunos fueron electos con el extinto sello de Juntos por el Cambio (JxC), otros con el de Unión por la Patria (UxP) sin reportar de modo directo a Cristina Fernández, y otros llegaron a través de alianzas provinciales que intentarán preservar. Milei no tiene gobernadores propios, pese a que algunos funcionaron como colaboradores habituales durante su primer año de gestión.

Lo curioso es que no solo los opositores analizan la posibilidad de un desdoblamiento, sino también –y acaso principalmente– los gobernadores cercanos a la Rosada, alarmados por el avance de Karina Milei en sus territorios. La hermana del presidente trabaja junto a Martín y Eduardo Menem, sus socios políticos, para construir un armado libertario «puro», prescindente de quienes hasta ahora oficiaron como sus aliados.

Dos gobernadores se jugarán este año la continuidad de sus proyectos políticos: el santiagueño Gerardo Zamora y el correntino Gustavo Valdés. Ambas provincias, desfasadas del calendario nacional a raíz de las sucesivas intervenciones federales, votarán gobernador este año y ninguno de los dos tiene posibilidad de reelección. Zamora, un radical díscolo que se alió al kirchnerismo y a sectores del peronismo provincial para fundar el Frente Cívico, aún no hizo pública cuál será su estrategia. Tampoco lo hizo Valdés, un radical filomacrista que cumple su segundo mandato y hoy se mueve cerca de los Milei, aunque el hecho de pegarse a la elección nacional podría perjudicar sus alianzas locales. El desdoblamiento asoma como una opción viable para ambos.

Los que decidieron despegarse
El calendario electoral se inaugurará el 13 de abril con las primarias de Santa Fe, donde al radical Maximiliano Pullaro no le hizo falta tomar la decisión de adelantar los comicios: la actual Constitución provincial indica que la elección local debe ser desdoblada de la nacional. El gobernador publicó el cronograma oficial en diciembre, luego de que la Legislatura diera luz verde al proyecto para impulsar una reforma constitucional que entre sus objetivos busca que se le habilite la reelección.

El caso más destacado entre los distritos que decidieron desdoblar es el de la Ciudad de Buenos Aires, por el grado de tensión que la decisión de Jorge Macri abrió con la Rosada, principalmente con Karina Milei. El anuncio, que también incluyó el envío de un proyecto a la Legislatura para suspender las primarias, fue un manotazo de ahogado del jefe de Gobierno, coordinado con su primo Mauricio Macri, para preservar al PRO.

La lista la completan Salta, San Luis y Chaco, tres provincias de gobernadores cercanos a la Rosada que buscan frenar la irrupción de candidatos libertarios en sus propios distritos. En el caso de Salta, el gobernador Gustavo Sáenz fue un aliado clave de Sergio Massa, pero tejió rápidamente un vínculo cordial con Milei. El puntano Claudio Poggi y el chaqueño Leandro Zdero tienen una situación semejante entre sí: llegaron a la gobernación bajo el paraguas de JxC y ahora, huérfanos de conducción nacional, irán a las urnas el 11 de mayo para cuidar sus territorios. La tendencia al desdoblamiento podría extenderse, en principio, a Buenos Aires, Río Negro y Jujuy, tres distritos que hasta ahora están en duda.

Discusión bonaerense
Axel Kicillof esperará a que la Casa Rosada defina qué ocurrirá con las primarias para anunciar cuál será el calendario electoral de la provincia. De anularse las PASO, se verá tentado a desdoblar la elección. Sabe que su verdadero desafío está adentro del PJ: de avanzar con el desdoblamiento, se enfrentará de modo directo a Cristina Fernández y Sergio Massa. No es una discusión menor para la expresidenta, quien hasta ahora suena como la candidata más firme para encabezar la boleta de diputados nacionales.

La disputa abierta entre Fernández y Kicillof lleva a que el foco de la discusión por el futuro del peronismo se concentre en Buenos Aires, lo que les da un poco de aire al resto de los gobernadores del PJ para decidir de forma autónoma cómo jugar en las próximas legislativas. El riojano Ricardo Quintela fue el único que anunció que planea dirimir la elección provincial junto a la nacional. El catamarqueño Raúl Jalil y el tucumano Osvaldo Jaldo, dos peronistas teñidos de violeta, aún no confirmaron su estrategia, aunque podrían seguir sus pasos. Resta saber qué decisión tomarán el pampeano Sergio Ziliotto y el formoseño Gildo Insfrán, quien hace unos días recibió un revés de la Corte Suprema, que bloqueó por unanimidad su reelección indefinida en la provincia que gobierna desde 1999. Cercanos a Cristina Fernández, ambos podrían inclinarse también por no desdoblar la elección. Ajeno a la discusión del PJ Nacional, el peronismo cordobés también debate su futuro. El gobernador Martín Llaryora, de relación oscilante con Milei, deberá lidiar con un electorado que en su gran mayoría apoya al Gobierno libertario. Aun si elige desdoblar los comicios, su gran contrincante será el oficialismo nacional y su mayor desafío será cómo posicionarse respecto a él.

Las legislativas de 2025 serán un plebiscito de la gestión presidencial, a la vez que una instancia en la que el Gobierno encontrará la oportunidad de fortalecerse en el Congreso, donde radica su mayor debilidad política. Los gobernadores buscarán evitar caer en la nacionalización de sus campañas. Necesitan resistir el avance de un Gobierno que hoy tiene una alta valoración en las encuestas, que en muchos casos se convertirá en un aliado incómodo frente al cual deberán medirse.

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