27 de noviembre de 2014

Tarde de primavera. Desde su cuarto, se escucha la voz de Boni.
–¡Qué bueno, qué bueno, por fin, por fin!
El padre, un poco sorprendido por tanto optimismo adolescente, se acerca con curiosidad.
–¿Qué pasa, Boni?
–El mundo va a ser un lugar mejor, se van a terminar los privilegios, los pobres van a poder tener un trabajo digno, se van a acabar el armamentismo y el imperialismo, como dice mi amigo Puñito.
–¿Dónde viste eso, Boni?, porque yo estaba leyendo el diario y no dice nada de eso.
–Vos sos un antiguo que lee algo y cree que lo que pasa es simplemente eso, pero las cosas tienen sus consecuencias. ¡Mirá, mirá, acá lo dice muy claro: «El presidente Obama perdió el control de las cámaras legislativas de los Estados Unidos» y le esperan dos años en los que no lo van dejar gobernar.
–¿Y entonces?
–¿Cómo «y entonces»?¿Cómo «y entonces»? Ay, pa, te creía más informado, más politizado. Eso quiere decir que finalmente las fuerzas democráticas, populares, antiimperialistas y probablemente proletarias toman el poder, o al menos limitan el poder de la derecha, en el mismísimo corazón del imperio.
–Boni, ¿de dónde sacaste eso?
–A mí lo del imperialismo me lo explicó Puñito.
–Boni, ¡los que ganaron las elecciones en Estados Unidos son los del Partido Republicano, y son muy de derecha!
–Pero no, pa, ¡te falta info, te falta info! Yo leí en una página web hace unos días que «los republicanos eran progresistas y los franquistas eran la derecha».
–Pero eso era en España, ¡y hace 80 años! En Estados Unidos los republicanos son la derecha y Obama la izquierda.
–A ver, pa. ¿Vos me querés decir que ahí la izquierda le da la razón a los fondos buitre, es neoliberal y bombardea países para tener petróleo? ¿Los progres ahí son la derecha? ¿Es todo al revés, como cuando acá es invierno y allá verano? ¿Hay sol de noche y luna de día? ¿La derecha es la izquierda y la izquierda es la derecha como cuando uno se mira al espejo?

—Rudy