18 de agosto de 2023
Tarde de invierno. Barcito. Merienda reparadora. ¿Reparadora? Con Rebequita y Tobías sentados a la mesa, nunca se sabe.
–Decime, Tobías de mi recórcholis alcanforizado, ¿vos, me volverías a elegir, a mí?
–Ay, Rebequita de mi horchata de chufa aperitiva, ¿a qué viene esa pregunta? ¡Por supuesto!
–Tobías, no te vayas por las ramas, que no sos un primate, no eludas mi pregunta cual Messi gambeteando croatas, no te me hagas el Dibu Martínez que no soy Tchouamení pateando un penal.
–Me sorprende tu altísimo nivel de conocimiento futbolero, Rebequita de mis párpados algo asténicos, pero no entiendo tu insistencia respecto de mi condición interlocutora. Te dije «por supuesto».
–Justamente, me hablaste del «supuesto», no del real… y además, no me dijiste «¡por supuesto que sí!», con lo cual yo podría haber entendido «¡por supuesto que no!».
–Pero si yo estoy acá con vos, Rebequita de mi corazón taquicárdico, y ya te he elegido, ¿por qué modificaría mi opción?
–¿Eso soy yo para vos? ¿Una opción? ¿Una candidata de emergencia para evitar que gane la soledad? Yo no quiero ser solamente una PASO en tu vida, Tobías. No quiero que en agosto me digas «te quiero» y luego, solamente dos meses después, sientas que a la hora de la verdad tu elección es otra. O, peor todavía, que incluso en octubre me elijas, pero luego me digas… «Lo estuve pensando mejor… es mejor que nuestra relación vaya a un balotaje, y ahí mucho me temo… que voy a elegir de otra manera». ¡No quiero ver que haya otra alianza en tu corazón!
–Pero Rebequita de mis piscosauers, mis fernets y mis daiquiris, ¿por qué se te ocurre que semejante desastre electoral, semejante deserción a mis banderas, semejante apología del descrédito pudiera siquiera estar en el sobre de mis pensamientos?
–Porque la vida tiene vueltas, Tobías de mis onomatopeyas disolutas. Hemos visto a los seres más conservadores volverse de pronto liberales y abandonar sus votos por otros.
–Pero Rebequita, yo te prometo que esto no va a pasar entre nosotros, que quien puso amor, recibirá amor, que tú y yo estamos condenados al éxito, que la patria sos vos, que nuestro vínculo no fue magia.
–Mirá Tobías… yo te conozco muy bien, y sé cuándo estás en campaña.
–Vos sos mi candidata de la unidad, Rebequita.
–Mirá, mejor que prometer es realizar… Así que, ¡espero que ganemos en la primera vuelta!
Tobías se quedó mudo. ¿Estará esperando el escrutinio definitivo?