El encuentro de economistas heterodoxos, que en su tercera edición contó con más de 500 inscriptos, tuvo como eje principal el camino hacia la construcción de una teoría económica latinoamericana en un contexto de avance del neoliberalismo.
14 de octubre de 2016
Cousté, Junio, Kicillof, Heller y Burgos. En el panel central donde los diputados fueron los principales oradores en una sala colmada. (Horacio Paone)
Entre el 3 y el 5 de octubre se llevó adelante en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC) el III Congreso de Economía Política, hacia una teoría económica latinoamericana, organizado por el Departamento de Economía Política del CCC y el Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Durante las tres jornadas del encuentro, más de 500 inscriptos de distintas especialidades –economistas, sociólogos, politólogos e historiadores–, expusieron en 24 mesas cerca de 100 ponencias sobre temas diversos, entre ellos, recursos naturales y finanzas y donde la cuestión del desarrollo se destacó por sobre otros.
«Hay un hilo conductor que podríamos ubicar en tres tiempos: la dictadura militar, lo que sucedió en los 90 y lo que ha comenzado en la Argentina desde diciembre pasado, inspirado en los centros de poder que además construyen ideología e instalan cuestiones como si fueran verdades absolutas. Por ejemplo, nos quieren hacer creer que estuvimos viviendo una fiesta y que esa fiesta es irreal, y que los ciudadanos argentinos no están en condiciones de vivir como lo hicimos hasta el año pasado», sostuvo el diputado nacional Carlos Heller en el panel central del congreso, «Coyuntura y perspectivas de la economía argentina», en el que estuvo acompañado por el ex ministro de Economía y actual legislador, Axel Kicillof; el director del CCC, Juan Carlos Junio; y María Elisa Cousté, directora del departamento de Economía y Administración de la UNQ.
Ante más de 400 personas que desbordaron la Sala Solidaridad del CCC para escuchar a los panelistas –se colocó además una pantalla gigante en el hall del centro cultural para que quienes no pudieron ingresar a la sala siguieran la charla– Heller afirmó: «Este camino nos lleva a lugares que ya conocemos. Esto no puede terminar bien porque no ha terminado bien en ningún lugar del mundo. Las políticas de ajuste no tienen fin, no tienen fin porque el ajuste genera la disminución del ingreso fiscal, la disminución del ingreso fiscal genera la necesidad de más ajuste, y así hasta el infinito, hasta que explota. Por eso me gusta repetir siempre que el único límite que tiene el ajuste es la capacidad de resistencia de los ajustados. Y estamos frente a ese escenario, ante un gobierno decidido a hacernos competitivos, bajando el nivel del salario; a bajar la conflictividad laboral, aumentando el número de desempleados; a abrir la economía, facilitando la entrada de productos importados que vienen a destruir la industria nacional sustitutiva de importaciones construida en un largo y duro proceso, y que además nos enfoca en una de las mayores dificultades que tiene una economía en vías de desarrollo que es la famosa restricción externa, la necesidad de contar con divisas para sostener las inversiones que requiere un proceso de industrialización».
A su turno, Kicillof señaló que «es urgente, necesario y oportuno hablar de las consecuencias de la política económica de Macri». Y al referirse específicamente a la relevancia de construir una teoría económica latinoamericana el diputado dijo: «Hay una tarea específica e inmediata para los economistas que no comulgan con el neoliberalismo: dilucidar, explicar, sintetizar, simplificar y difundir este programa neoliberal. Cuando en el Congreso de Economía Política del año pasado hablé de construir una teoría económica latinoamericana, me refería a una segunda tarea, que es caracterizar lo que pasó hasta 2015 en América Latina. Porque es lo que está en disputa: lo que pasó en este país desde 2003 y en Latinoamérica desde 1999. Y la tercera tarea, es la teórica, porque este proceso de crecimiento, de industrialización y de inclusión social no ha tenido su teoría». Y cerró afirmando que «la gran tarea de nuestra época es intentar fundar una escuela de pensamiento genuina y específicamente latinoamericana para dar cuenta de algo que el neoliberalismo pretende negar: que es posible –y se ha hecho–avanzar en procesos relativamente acelerados, claramente exitosos –en términos de sus objetivos–, pero sobre todo insuficientes –de momento– de industrialización, de crecimiento y de inclusión. Y no me cabe duda que esto no es una tarea solo argentina, si no que es en base a la integración latinoamericana. Pero esta tarea recién comienza».
Un proyecto que crece
El director del Centro Cultural, Juan Carlos Junio, y el rector de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Mario Lozano, como representantes de las instituciones organizadoras del III Congreso, participaron del panel inaugural en la sala Solidaridad, acompañados por la expresidenta del Banco Central de la República Argentina, Mercedes Marcó del Pont; el periodista y economista Alfredo Zaiat; y el coordinador del departamento de economía política del CCC, Martín Burgos.
Junio, quien dio la bienvenida a los asistentes y homenajeó al creador del CCC, el dirigente cooperativo Floreal Gorini al conmemorarse el 14 aniversario de su fallecimiento, señaló: «Congreso tras congreso este encuentro ha concitado la atención del mundo de la economía heterodoxa, del público en general, de la academia, de las universidades, del periodismo. Por este motivo lo hacemos con la gran alegría de que es un proyecto que crece porque sale al encuentro de una necesidad política, de una necesidad ideológica que existe en el campo popular, en el núcleo del pensamiento económico progresista heterodoxo que está interpelado y desafiado a profundizar sus reflexiones con vista a encontrar las mejores respuestas y los mejores caminos a los desafíos de este momento».
Por su parte, Lozano resaltó la importancia de la relación entre ambas instituciones y sostuvo: «La economía es una ciencia mucho más compleja y necesariamente tiene que tener en cuenta los aspectos sociales y políticos para hacer un acercamiento más realista, más abarcativo. Entendemos que el debate sobre la economía es un debate central en el desarrollo democrático del país y eso es lo que venimos a proponer en este congreso».
Alfredo Zaiat, a su turno, aseguró que solo es posible avanzar en la construcción de una teoría latinoamericana «a partir de la experiencia cultural y política del pensamiento nacional, que ofrezca respaldo a proyectos políticos transformadores, con la teoría íntimamente ligada a la praxis, a la política, vinculada a las transformaciones necesarias para el desarrollo nacional en un mundo cada vez más complejo».
Cierre. Álvarez Agís, Burgos, Arceo, García y Grondona esbozaron la tarea que comienza. (Jorge Aloy)
Mientras que la extitular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, se refirió al funcionamiento del capitalismo a escala mundial, haciendo eje en sus consecuencias para nuestro país y la región, esencial para comprender la ausencia del actor social fundamental que encabece los desafíos del desarrollo, de la industrialización, del avance tecnológico: la burguesía nacional. «Esto tiene que ver con la fase que atraviesa el capitalismo, caracterizada por la hegemonía de la acumulación financiera, y que supone el divorcio entre lo que sucede en la esfera de la producción de riqueza a escala de la economía real, de lo que es la valorización del capital en la escala financiera y que no se modificó con la crisis de 2008».
Momento de la resistencia
Para cerrar las tres jornadas del congreso, con el entusiasmo de haber coronado la tarea superando las expectativas y ante una sala Solidaridad colmada, se dieron cita en el último panel –«Los desafíos de una teoría económica latinoamericana»–, destacados especialistas que intentaron sintetizar la tarea que recién comienza.
«Este es un Congreso de Economía Política donde se discute un camino hacia una teoría económica latinoamericana justo cuando desde la gestión nacional se aplican modelos económicos ortodoxos elaborados en los países centrales, por eso hoy más que nunca este encuentro es un desafío», sostuvo el economista jefe de Credicoop y vicepresidente del IADE, Alfredo García. Al referirse a los actores sociales que el gobierno nacional perjudica con sus políticas económicas, García hizo hincapié en el cooperativismo, las pymes y las empresas de la economía social, y se preguntó. «¿De dónde piensa el gobierno que va a venir la desinflación? De la caída de los salarios y de la mano de esa caída, de la recesión, como claramente lo vienen planteando el presidente, los ministros y fogonea el diario La Nación. Eso es lo que tenemos que enfrentar y discutir en todos los ámbitos».
A su vez, la socióloga del CCC, Ana Grondona, planteó puntos centrales para la agenda académica: desentrañar cómo opera en la economía la palabra mito y la necesidad de articular la pregunta por el desarrollo con la pregunta por el Estado.
A su turno, el economista Enrique Arceo sostuvo: «Me parece muy importante hablar de la relevancia de la teoría en momentos en que todo nos lleva a la resistencia. Tenemos que enfrentar una ofensiva que trata de desmantelar las conquistas, desarticular la estructura social y evidentemente los economistas debemos asumir la tarea de criticar implacablemente estas políticas y denunciar sus efectos. Para eso es necesario, además de la resistencia, marcar los senderos que nos permitan alcanzar nuevas metas. Nuestra actitud no puede ser meramente defensiva». Y señaló: «No hay política de desarrollo económico, de inversión, sin que esa inversión pase a ser una decisión social, tiene que ser un desarrollo basado en las necesidades culturales, espirituales y materiales de los sectores populares».
Para cerrar la charla, el exviceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agís, en una exposición cercana a un stand up, pero no por ello falta de rigurosidad, remarcó que en un mundo que produce alimentos para 12.000 millones de personas «la ciencia económica ortodoxa nos dice que nuestra tarea es discutir cómo asignar recursos escasos a fines alternativos. En un mundo de abundancia nuestra ciencia trata de la escasez. La discusión hoy en la Argentina, en Latinoamérica y en el mundo no es de escasez, es de distribución, de distribución funcional del ingreso». Al referirse a la construcción de una teoría regional, sostuvo: «Una teoría económica no surge de la nada. O surge de un grupo de interés que la apalanca o de una praxis que está condicionada por el mandato popular. Cuando se tiene esa praxis se puede comenzar a teorizar. Y como decía Enrique, uno va intentando entender la mejor manera de satisfacer intereses populares con un modelo económico que cierre».