14 de octubre de 2023
La idea de ceder soberanía económica sintoniza con historias de los orígenes nacionales, cuando no faltaban quienes creían que el país no podía gobernarse con autonomía.
Linaje. Ocampo, quien, según Milei, sería el encargado de terminar con el Banco Central, proviene de familias patricias con larga historia en el país.
Foto: NA
Que un candidato que podría ser consagrado presidente por el voto ciudadano diga que la moneda de su nación es menos que excremento resultaría insólito o hasta un delito en cualquier parte del mundo. Pero no sorprende en un lugar donde, desde hace años, afamados conductores televisivos baten el parche diciendo que este es un país de m… Tampoco sorprende que una de las propuestas electorales de Javier Milei que más oleaje levanta sea la de dolarizar la economía y dinamitar el Banco Central para que «los políticos no puedan seguir imprimiendo billetes». Coherente con esta actitud, el líder de La Libertad Avanza anunció que al frente de esa institución nombrará como sepulturero a Emilio Ocampo, un economista que luce con orgullo su prosapia de descendiente de Carlos María de Alvear, aquel compañero de logia de José de San Martín en los primeros años de la Revolución de Mayo que desarrolló otra iniciativa para salir de una crisis reñida con la soberanía nacional: solicitar el protectorado británico para las nacientes Provincias Unidas.
Identidad y animalitos
La moneda representa, además de las cuestiones económicas, la identidad y la historia de cada país. En Argentina, el peso o el efímero austral lucían los rostros de personajes con significación para cada momento de su historia. San Martín y Belgrano siempre estuvieron en el podio de esa lista, pero no faltaron los Pellegrini, Mitre, Roca o Rosas, una osadía esta última para el pensamiento oficial posterior a la batalla de Caseros.
Durante el gobierno de Mauricio Macri los próceres fueron reemplazados por animales autóctonos. «Nuestro país es mucho más que hombres y mujeres. Tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro medio ambiente (…) celebrar la vida, reivindicar el federalismo y reemplazar solemnidad por alegría», dijo en octubre de 2016 el entonces presidente del BCRA, Federico Sturzenegger. También se dijo que esa era una forma de eliminar debates sobre los personajes que aparecían retratados. Los simpáticos animalitos eran el modo McDonald’s de terminar con «la grieta».
En la gestión del presidente Alberto Fernández se volvieron a imprimir billetes con personalidades a destacar en todos los ámbitos. A los clásicos San Martín y Belgrano se les sumaron Juana Azurduy, Martín Miguel de Güemes, Remedios del Valle. Bastante espuma se levantó, casi al fin de la pandemia, con los que muestran a la primera médica recibida en el país, Cecilia Grierson, y al padre de la salud pública nacional, Ramón Carrillo. Parecida a la que en su momento despertó la serie de 100 pesos con la imagen de Eva Perón en 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández: hubo gente que no los quería recibir por desprecio a la figura que aparecía en el anverso y otros que los atesoraban como amuleto.
No es ocioso mencionar que los billetes de euro que utilizan 20 de los países de la Unión Europea son comunes y tienen imágenes arquitectónicas alusivas a la unidad continental, pero las monedas metálicas tienen de un lado un diseño distinto a elección de cada país. En España figuraba el rostro del rey Juan Carlos en las de 1 euro hasta que el monarca cayó en desgracia –por asuntos monetarios de otra índole, vale aclarar– y fueron cambiadas en 2015 por el de su sucesor, Felipe VI. En el Vaticano la imagen de Francisco sustituyó a Benedicto XIV, como venia siendo de rigor desde la aparición del euro, en este siglo. Pero el mismo Jorge Bergoglio decidió correrse de esa distinción para reemplazarla por el escudo de su pontificado.
Mejor los de afuera
Lo de Ocampo termina de cerrar esa parábola que se esparce desde La Libertad Avanza. Si bien se lo consideraba en cierto modo el «padre» de la idea, ya que había publicado un libro junto con Nicolás Cachanosky (Dolarización: Una solución para la Argentina), no fue sino hasta que Milei lo anunció como su hombre de la motosierra en el Banco Central que su historial apareció en los medios masivos.
En su CV, Ocampo –emparentado con las escritoras Victoria y Silvina Ocampo– se presenta como máster en Administración de Empresas por la Universidad de Chicago, licenciado en Economía por la UBA y con experiencia laboral en Chase Manhattan, Citigroup y Morgan Stanley en Nueva York y Londres. Representó a Solomon Brothers en la intermediación de la venta de las acciones de YPF en manos del Estado en 1998, entre otras actividades.
Banco Central. El organismo que pretende eliminar La Libertad Avanza si llega al Gobierno.
Foto: Jorge Aloy
Provocativo, Ocampo se dio tiempo luego de su nominación para tirarle un poco de lodo a San Martín. «¿Cuál es el mito? El del Libertador de América y el Padre de la Patria. Tiene connotaciones muy importantes. Si uno es el Libertador de América, ya, de por sí, mira a los demás países desde otro escalón. Alimenta un poco más la idea de excepcionalidad y superioridad, algo que, a los argentinos, se les critica desde tiempo inmemorial», adujo, y agregó, para escándalo del diario La Nación, que ese mito fue una creación ficticia de Mitre.
«Tengo parentesco no directo con Pueyrredón. Tengo parentesco directo con Rosas. Soy descendiente directo de Manuel Aguirre (…) del general Benito Nazar, que peleó en la batalla de Ituzaingó bajo las órdenes de Alvear», abunda Ocampo, según refleja el centenario periódico fundado por Mitre. Que Alvear «haya sido o no un traidor, no me cambia», culmina el también autor de La independencia argentina. De la fábula a la Historia y Alvear en la guerra con el imperio del Brasil.
En una carta del 25 enero de 1815 dirigida al embajador británico en Río de Janeiro, Lord Strangford, y al secretario de Relaciones Exteriores Vizconde de Castlereagh, el entonces Director Supremo Alvear escribe: «Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a todos los hombres de juicio y opinión, que este país no está en edad ni estado de gobernarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija y contenga en la esfera del orden antes que se precipite en los horrores de la anarquía».
Era, aquel, un país de m… para esa parte de la dirigencia, y al decir de tanto alborotador actual, lo sigue siendo. Por eso más que ídolos de procerato discutible o miembros de la fauna autóctona, afirman, sin pudores, que es la hora de que circulen billetes con la cara –grande o chica, ya habrá de verse– de Benjamin Franklin. Lo de dejar que los habitantes de Malvinas decidan sobre la soberanía de las islas, como deslizó Diana Mondino, eventual canciller de un posible Gobierno de Milei, no es más que otra consecuencia de esta forma de resolver los problemas argentinos. Lo mismo que haber traído nuevamente al FMI al país para tutelar la economía nacional.