10 de enero de 2024
De ronda. Maniscalco y Dorsey, el corredor de apuestas y su corpulento ladero.
Bookie
Creador: Chuck Lorre
Protagonistas: S. Maniscalco, O. Dorsey, Ch. Sheen, V. Ferlito, A. Anders, J. García, M. Swinton
HBO Max
Hace años que el negocio de las apuestas deportivas viene creciendo muchísimo en todo el mundo. En Estados Unidos mueve actualmente más de 55.000 millones de dólares, según publicó la revista Forbes. Están legalizadas o a punto de ser habilitadas en casi todo el territorio, pero California es uno de los pocos estados en los que la situación está trabada por asuntos legales. Obviamente, es un lugar que está en la mira de quienes lucran con las apuestas, porque allí circula mucho dinero: gran parte de las estrellas de Hollywood vive en esta parte del país.
Apostar apuestan todos: los que están en dificultades económicas y buscan salvarse, los que tienen que solventar algún vicio caro y los que disponen de suficiente capital como para arriesgarlo sin asustarse. Este momento de transición es el que captura esta serie ambientada en Los Ángeles y protagonizada por Sebastian Maniscalco, un comediante de stand up al que recordarán si vieron El irlandés, la película que Martin Scorsese hizo para Netflix; y Omar Dorsey, parte del elenco de Django sin cadenas, de Quentin Tarantino.
Maniscalco interpreta a un corredor de apuestas de poca monta –la versión yanqui del que fue durante años un clásico personaje barrial en Buenos Aires, el piola que levantaba quiniela–, que tiene demasiados clientes con deudas y debe perseguirlos para cobrarlas. Su corpulento compañero (Dorsey podría ser un boxeador de la categoría mediopesado) lo acompaña en cada raid para amedrentar a los que ya acumulan más de lo tolerable. Y es en esos recorridos donde está parte de la sal de esta comedia, porque esta dupla busca y encuentra personajes extravagantes con los que se suele enredar en situaciones tragicómicas. La propia dinámica de la relación entre ambos también es un disparador permanente de gags.
El creador de la serie es nada menos que Chuck Lorre, cuyos pergaminos invitan a confiar: The Big Bang Theory, El método Kominsky y Two and a Half Men son un aval más que suficiente. Y uno de los datos relevantes del proyecto es la presencia de Charlie Sheen, en un papel que no difiere tanto de su zigzagueante vida real. Warner despidió a Sheen de Two and a Half Men después de sucesivos escándalos públicos protagonizados por el actor neoyorquino, hasta que fue reemplazado por Ashton Kutcher. Lorre lo recupera para Bookie, y es un gesto noble y justiciero: Sheen fue el motor del éxito de ocho de las doce temporadas de esa serie que hoy se puede ver en Amazon Prime y HBO Max.
Desde su estreno, la ficción ha generado discusiones por su enfoque general. Es que en Bookie los protagonistas están lejos de los modelos más ajustados a la corrección política del momento: son machistas, comparten códigos mafiosos y corren todo el tiempo detrás del dinero. Las mujeres de la serie responden más al prototipo de la autopreservación que al de la rebeldía emancipada. La gran pregunta es si Lorre presenta el problema o lo naturaliza.
Quizás sea justamente esa decisión de no ajustarse al canon de la época la que provoca la sensación de estar viendo algo distinto, que se corre del estándar progresista de la producción global de hoy sin necesariamente volverse repulsivo. El cinismo ha sido habitualmente un componente del humor que funciona o produce rechazo de acuerdo al criterio personal del consumidor. Y si hay algo que esperar de Bookie no son precisamente los buenos modales.