15 de febrero de 2024
Productos textiles con tela de parapente y juguetes que estimulan la creatividad: las propuestas de las cooperativas Amazonas e Ideas To.
Diseño. Mochilas, riñoneras y otros productos textiles son las estrellas de Amazonas.
Ante un Gobierno que defiende el libre mercado, la flexibilización laboral y la apertura a las importaciones, la economía social redobla esfuerzos para seguir adelante con proyectos colectivos. Cooperativas, empresas autogestivas y emprendedoras se organizan para resistir a un escenario que –sin dudas– les será adverso. ¿Cuál es el plan? Sostener la industria nacional con precios justos y generando empleo genuino para miles de personas.
De eso se tratan dos experiencias de la Ciudad de Buenos Aires que muestran cómo un proyecto colectivo puede ser productivo e inclusivo en tiempos de individualismo y del «sálvese quien pueda».
Hacerse de abajo
Amazonas es una cooperativa integrada por siete mujeres que empezaron a trabajar juntas hace cinco años en el espacio Mujeres y Disidencias de la organización La Poderosa en la Villa 31. El objetivo inicial fue crear fuentes de trabajo y sostener a sus familias. No sabían nada del sector textil, pero empezaron a coser con una máquina, su único capital.
Lo primero que confeccionaron fueron hamacas paraguayas con tela de parapente donada por una organización y tuvieron buena recepción: el producto novedoso en el mercado local se vendió. Y así siguieron asumiendo desafíos. Además de aprender de diferentes prendas, tuvieron que adquirir conocimientos de administración, compra y venta. El resultado es positivo: actualmente ya realizan mochilas, bandoleras, morrales y riñoneras de tela de parapente reciclada, que venden en ferias de emprendedores, por redes sociales y en el taller del Barrio Mujica (Villa 31, CABA).
«De costura sabíamos poco, aprendimos sobre la marcha, pero teníamos tantas ganas de trabajar que todo se fue dando. Ahora nuestra riñonera es el producto estrella, lo vendemos muchísimo. Nos llegan muchos pedidos porque tiene un buen diseño y la calidad es buena también. No está bien que lo diga yo, pero realmente hacemos un lindo producto», dice Maricela Escalante Arteaga, asociada de la cooperativa.
El espacio, totalmente autogestivo, se sostiene a puro pulmón. La cooperativa es productiva y sustentable: con lo que venden pueden pagar salarios, gastos fijos y alquiler. Amazonas es lugar de trabajo y también hogar para estas siete mujeres que, con el dinero que cobran al mes, sostienen familias cada vez más golpeadas por la inflación. «Trabajo, hogar y refugio», así lo sintetiza Maricela. Los productos pueden verse en redes en la cuenta de Instagram @amazonas.coop
Jugar en serio. JF juegos, una de las entidades agrupadas en el colectivo Ideas To.
Juego compartido
En un mercado copado por los estereotipos de género, de princesas y guerreros en pantallas cada vez más diminutas, el espacio de juego compartido es cada vez más reducido. Esta certeza es la que motivó a un grupo de creativos y creativas independientes a lanzar Ideas To, la editorial de juegos que desarrolla propuestas lúdicas y didácticas aplicables en múltiples ámbitos.
«Lo nuestro es una apuesta fuerte a la industria nacional. Somos ilustradores, correctores, diseñadores e imprenteros, todes haciendo un trabajo creativo, generando más trabajo a otros sectores, y todo desde una producción de calidad. Una cadena productiva nacional que va a contramano de todo lo que los tiempos políticos indican», sostiene Soledad Toriggia, recreóloga, una de las fundadoras de Ideas To.
El objetivo de este proyecto es crear herramientas, a través de juegos de mesa y contenidos editoriales, para difundir alternativas de solución a problemáticas sociales y ambientales y concientizar sobre derechos humanos e identidad de género. Temáticas totalmente desconocidas en el mercado lúdico tradicional. Pocas veces las niñeces y adolescencias se encuentran ante esta posibilidad, y aquí está la particularidad de Ideas To.
«El escenario no es para nada desalentador porque algo está cambiando. Los juegos de mesa volvieron a las mesas, la gente volvió a jugar, los grandes se reencontraron con ese perfil lúdico abandonado en la adultez, y los pequeños tienen la oportunidad de conocer un mundo nuevo en cada juego. Es un buen momento. Ahora la gente va de un grupo a otro, las personas van armando juegotecas, y hasta se hacen juntadas para compartir juegos nuevos», se entusiasma Soledad. «Tenemos un formato comercial contrahegemónico», sintetiza a la hora de hablar del proyecto que editoriales independientes se propusieron después de cruzarse en ferias y rondas de juego.
Ideas To tiene una concepción cooperativa donde la diversidad gana a la competencia. «Nosotros compartimos ideas y probamos juegos nuevos, hacemos testeos y pruebas con distintos públicos, todo a pulmón, lejos de los millones que gastan en la industria por un focus group. Además, siempre alentamos a los creativos y hasta aconsejamos a los que recién empiezan, para que tomen nuestra experiencia y puedan crear los mejores juegos».
La cooperación le gana la pulseada a la competencia salvaje entre pares. Temáticas fuera de la agenda de políticas públicas se imponen en las mesas, no en las pantallas. Y el trabajo cooperativo da respuesta ante tanta incertidumbre.