25 de febrero de 2024
La idea fue de Gabriel López, hijo de un hombre que armó una calesita con sus propias manos, con la chatarra que encontraba, en un pueblo de las sierras de San Luis. Si él pudo, se puede fue el leitmotiv que dio forma al desafío de construir una «calesita ambulante». La estructura debía ser liviana pero sólida; atractiva pero segura; fácil de armar pero sencilla de guardar. Pero este desafío es colectivo. Además de Gabriel y su compañera, seis amigos se suman con creatividad y compromiso. Solo caballitos −como en las calesas romanas que servían para las prácticas− integran el carrusel. Los encargados de dar color a los corceles fueron artistas visuales, y los nombres fueron seleccionados mediante una convocatoria en redes sociales. Una calesita federal para recorrer el país buscando rincones donde tal vez nadie, ni chicos ni grandes, hayan subido alguna vez a dar una vuelta. Habrá sortija, eso está decidido, porque la ilusión tiene que permanecer intacta. En IG: @lacalesitaentupueblo
