11 de abril de 2024
En un pueblo riojano de 120 habitantes, una cooperativa produce aceitunas, mermeladas y alimentos gourmet. Trabajo digno y autogestivo.
En movimiento. La actividad de la cooperativa es fundamental para toda la comunidad de Santa Vera Cruz.
Foto: Gentileza Cuchiyaco
Al norte de La Rioja, ubicado a 1.700 metros de altura y con la cordillera de los Andes como vigía, se erige el pueblo Santa Vera Cruz, un enclave de calles de tierra habitado por 120 personas que, en sus inicios, se llamó Cuchiyaco.
Allí, hace 10 años, nació la cooperativa de producción agroecológica y comercialización que lleva, a manera de homenaje, el mismo nombre. El objetivo fue generar un «empleo digno, local y autogestionado», producir alimentos saludables y utilizar «todos los beneficios que da la tierra».
Clara Larisgoitia, tesorera y socia fundadora, cuenta que la primera asamblea se hizo en 2014 en la casa de unos amigos. «Yo soy oriunda de Buenos Aires, pero, al igual que muchos de los compañeros que están en la coope, nos mudamos a este lugar por elección en diferentes momentos de la vida». Eran alrededor de 11 personas las que, en el 2009, llegaron a Vera Cruz. «Hay un núcleo familiar y de amigos y cuando nos instalamos había un sentido de comunidad y un trabajo colectivo ya desde el vamos. Nos acompañamos en la construcción de la casa con jornadas tipo minga o, si alguien tenía tierra y finca, cosechábamos todos juntos», relata Clara.
Diversidad
Comenzaron a producir aceitunas negras. A partir de allí, se diversificaron. Hoy ofrecen preparados gourmet como pasta de aceituna condimentada con orégano o la «diva», que es la aceituna rellena con tomate seco en aceite de oliva. También mermeladas, dulces, nueces, café de algarroba y una línea de cosmética en la que trabajan con hierbas del monte.
Los primeros años fueron «a puro pulmón». Para crecer, fue fundamental el acceso a programas públicos de fomento a la economía social. «Recién el segundo año se empezó a mover la rueda hasta llegar al hoy que podemos contar con nuestro retorno a partir de la coope. Hoy podemos vivir cien por ciento de ella», describe orgullosa Clara.
Fruta agroecológica. Las cosechas son materia prima para la elaboración de dulces, mermeladas y otros alimentos.
Foto: Gentileza Cuchiyaco
Integrada por 15 personas, la cooperativa es un actor importante en la comunidad. «Somos 15, pero ponemos también en movimiento al pueblo, ya que compramos mucha fruta agroecológica a los vecinos y vecinas que tienen sus fincas. Entonces, de manera indirecta, la coope incluye mucha más gente», dice la tesorera
La comercialización recorrió también su propio camino. «En un comienzo trabajamos por envíos. Pero luego hubo una etapa de mucha política pública que a nosotros nos vino bien. Desde la entonces Secretaría de Agricultura Familiar nos enviaron a muchas ferias y encuentros de productores y ahí conocimos las redes de las cuales somos parte y nos permitió crecer, entre ellas la Red Nacional de Alimentos Cooperativos». También tienen apoyo de la Federación de Cooperativas de La Rioja, FECOAR, a través de la cual acceden a microcréditos, formación y mediante la cual se conformó La Minga, comercializadora de alimentos cooperativos de la que también participan. «Estos espacios –concluye la entrevistada– tienen una potencia productiva, creativa y amorosa. Algo que permite atravesar la crisis de una mejor manera». La actividad de la cooperativa puede seguirse en redes sociales en Instagram y Facebook a través del usuario @cooperativacuchiyaco.