1 de abril de 2024
Los modelos de ajuste que se han aplicado, ya fuera el de la dictadura cívico-militar, el menemista, el macrista o el actual, siempre han reducido el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones. Esta evolución no es casualidad: la desvalorización de los salarios es inherente al modelo neoliberal o libertario, como les guste llamarlo, y por varias razones que interactúan entre sí.
El primer argumento es que se analiza al salario exclusivamente como un costo empresario y, por lo tanto, su sacrificio (reducción) se ofrece ante el altar de las ganancias de las grandes y muy grandes empresas. Otra razón es la liberalización y desregulación que imponen estos modelos: en los precios; en el tipo de cambio (que se devalúa fuertemente al inicio e influye sobre los precios); en las importaciones (que destruyen empresas argentinas, en especial a muchas pymes); en los alquileres (con el consiguiente impacto negativo sobre quienes alquilan, que sufren condiciones leoninas); en las condiciones laborales, proponiéndose derribar la mayor cantidad de regulaciones que protegen a trabajadoras y trabajadores. Todas políticas que influyen negativamente en los salarios.
No nos olvidemos del ajuste fiscal. Los gastos públicos se dedican mayoritariamente a mejorar la situación de la ciudadanía: pago de jubilaciones y otros beneficios sociales, educación y salud públicas, inversión estatal en caminos, hospitales, escuelas, viviendas, etcétera. Recortar estos gastos implica reducir todas estas prestaciones, muchas de las cuales pueden considerarse como salario indirecto. Por ejemplo, tarifas subsidiadas en el transporte, entre muchos otros. Ajuste también es recorte de obra pública, que lleva a la desaparición de gran cantidad de empresas.
Y entonces tenemos el efecto pinza: al cierre de las empresas por las importaciones liberadas, el recorte en la inversión pública y el ajuste fiscal, se suman los salarios que pierden poder adquisitivo. En este escenario, se consume menos, se produce menos, cierran más empresas, hay despidos de trabajadores y el circuito negativo se retroalimenta. Es muy dura esta descripción, pero es lo que hemos vivido, y también lo que ya estamos viviendo, e intensamente, a escasos 100 días del nuevo Gobierno.
¿Qué pasará con los salarios de aquí en más? Lo dejo a vuestro criterio.
