El ciclo «Territorios en conflicto» combina el teatro, las artes visuales y el ensayo crítico para plantear en profundidad temas poco abordados por los medios masivos que, sin embargo, inciden de manera directa en la calidad de vida de la población.
28 de junio de 2017
Dramas cotidianos. Extinción, de Muñoz y Barruti, y El manto, sobre los agrotóxicos, dos piezas que integran la programación. (Gentileza De Prensa)
Nos están envenenando los agrotóxicos? ¿Qué se esconde detrás de la fastuosa modernización de la Comuna 8 de Buenos Aires? ¿El ferrocarril es parte de una utopía del pasado? ¿Quiénes son los perdedores en la fiesta de la agroindustria? ¿Y quiénes los nuevos dueños de la Patagonia? Estas preguntas densas son las disparadoras de cada una de las seis conferencias performáticas del ciclo Territorios en conflicto, que se desarrolla en el Teatro Nacional Cervantes desde abril y hasta noviembre, todos los martes en la sala Luisa Vehil.
La escritora Gabriela Massuh, ideóloga de la propuesta y su curadora junto con su colega Carlos Gamerro, señala: «En el caso específico de las conferencias, quisimos centrarnos en un eje fundamental: tratar temas sociales y políticos que tienen poca cabida en los medios. Son temas urgentes que hacen a los cambios de paradigmas culturales, y que afectan a la calidad de vida de nuestra época».
El ciclo propone cruces entre las artes visuales, el teatro, la performance y el ensayo crítico, a partir de las investigaciones que los artistas llevan a cabo. «Las conferencias no son presentaciones dramáticas, pero precisamente la diversidad genérica que les es inherente permite el acceso a una dimensión simbólica que apela ya no solamente al espectador de teatro, sino a públicos más amplios interesados en la experimentación artística como una manera de expresar asuntos culturales, políticos y sociales de largo alcance», destaca Massuh.
Preguntas y aproximaciones
La apertura de Territorios en conflicto fue en abril con Extinción, un trabajo de la periodista Soledad Barruti (autora del libro Mal comidos) y la actriz Agustina Muñoz, sobre el modelo de producción industrial de alimentos. El ciclo continuó en mayo con El manto. Nuevas noticias de la República Unida de la Soja, del artista plástico Eduardo Molinari, en colaboración con los antropólogos Gabriela Polischer (integrante de Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la UBA) y Carlos Masotta. En julio, en tanto, se puede ver El ferrocarril es futuro: realizada por los artistas Patricio Larrambebere y Ezequiel Semo, ambos dedicados a la cultura ferroviaria. En agosto tendrá lugar Al sur de la ciudad. Una historia de abajo hacia arriba, de la artista Azul Blaseotto, con la participación del vecino de la villa 20 Marcos Chinchilla; en setiembre será el turno de Las «guerras» por la tierra en la Patagonia del siglo XXI. Escenas de una disputa cultural, política y económica, del escritor Cristian Aliaga; y en noviembre la programación cerrará con Timotek: exclusión de una lengua nativa, del músico Nicolás Varchausky.
Eduardo Molinari, que en 2010 publicó Los niños de la soja, trabajó en su conferencia sobre la producción agroindustrial vigente, capaz de generar millones de hectáreas de monocultivo de soja transgénica. «La imposición de este modelo extractivista tiene enormes y dramáticas consecuencias sociales, sanitarias, ambientales, culturales y políticas», reflexiona el artista. «Estas consecuencias no se expresan solamente en los territorios del mundo rural, sino que condicionan las vidas de toda la sociedad, empobreciendo la calidad institucional, arrasando derechos humanos, sociales y ambientales».
Las investigaciones que llevaron a cabo los participantes para cada una de las conferencias de Territorios en conflicto se proponen trazar preguntas y aproximaciones a las diferentes problemáticas, a la vez que crean un dispositivo escénico para compartirlas y comunicarlas. De esta manera, el ciclo se propone no como un espacio de denuncia, sino más bien de toma de conciencia.