9 de agosto de 2017
En los últimos 15 años el oficio de luthier creció en la Argentina a pasos agigantados. Quizás la democratización del acceso a la información a través de la red de redes haya favorecido su crecimiento, erosionando aquel rasgo medieval, oscurantista y selectivo que la enseñanza de la luthería albergaba y el oficio haya empezado a sumar interesados en el arte de construir instrumentos. Una muestra de esta nueva etapa es el número de expositores de todo el país que se dan cita en cada feria de luthiers que se realiza una vez por año. Matías Crom Molinari es uno de los artistas más respetado de esta nueva generación. Heredero de un arte y conocimiento milenario, su especialidad es la construcción de instrumentos barrocos: laúdes, contrabajos y violas da gamba. «Me gustaría que algún músico de hoy retomara estos instrumentos, porque el barroco era popular», dice. Atrás quedó aquel luthier anciano y bohemio, cuyo taller albergaba tanto su arte como sus secretos.