28 de agosto de 2013
«La corrupción como la inseguridad no alcanzan por sí mismas para determinar las preferencias electorales. Tal vez la explicación resida en que son cuestiones que generan indignación y sensación de indefensión generalizada, pero sobre las cuales los votantes creen que hay poco para hacer, como si fueran males de época con los que hay que resignarse a convivir.»