3 de julio de 2024
Seis argentinos se ubican entre los 100 mejores del mundo, con Sebastián Báez y Francisco Cerúndolo como figuras. Los talentos que asoman y la historia de Horacio Zeballos. Palabra de especialistas.
París. Devolución de Cerúndolo en el inolvidable partido que disputó ante Novak Djokovic en Roland Garros, en junio.
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Seis singlistas argentinos están entre los 100 mejores del mundo según el ranking ATP (cuatro de ellos en el top 50): Sebastián Báez (19no.), Francisco Cerúndolo (26), Mariano Navone (29), Tomás Etcheverry (32), Facundo Díaz Acosta (64) y Federico Coria (73). Otros piden pista: Camilo Carabelli (114), Pedro Cachín (117), Francisco Comesaña (118), Facundo Bagnis (122), Thiago Tirante (124), Andrés Burruchaga (142), Marco Trungelliti (151), Juan Manuel Cerúndolo (154) y el experimentado Diego Schwartzman (157). Hasta que perdió en semifinales en Roland Garros, Horacio Zeballos era número uno en dobles junto a su habitual pareja, el español Marcel Granollers.
«Siempre tuvimos camadas de buenos jugadores», le dice a Acción el extenista profesional, y capitán del equipo de Copa Davis en dos oportunidades, Modesto «Tito» Vázquez. «A partir de Vilas, que popularizó el tenis argentino, aparecieron grandes jugadores. Mancini, Jaite, de la Peña y muchos más que fueron excelentes. Nalbandián, Acasuso, Gaudio, Coria, Del Potro. Argentina tiene una tradición. La lista es interminable. De hecho, el tenis es el deporte individual número uno del país. Y entre los latinoamericanos siempre fuimos los que tuvimos jugadores en los primeros lugares del ranking», agrega.
«El sistema competitivo argentino en general tuvo un alto nivel y se potenció en los últimos años. Hicimos un cambio de matriz competitiva, con más torneos internacionales en Argentina para evitar que los chicos viajen meses eternos a Europa, con lo que implica: no comer, dormir mal, gastar mucho dinero, estar lejos de la familia», explica a Acción el director deportivo de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), Eddie Fiumara.
Vázquez, en cambio, es más prudente: «No me impresionó el nivel que vi en torneos nacionales, pero se ve que hay esfuerzo, con entrenadores que trabajan mucho. La parte de formación la veo descuidada. Es fácil ser dirigente de una Asociación Argentina de Tenis, pero una cosa es hacer cosas virtuales y otra es laburar», dice. Queda la duda sobre si su referencia es a que el presidente de la AAT, Agustín Calleri, ha sido señalado por pasar más tiempo en Córdoba por su función paralela de presidente de la Agencia Córdoba Deportes.
Golpe a golpe. Báez en un partido ante Navone, en el ATP 500 de Río de Janeiro, este año.
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Presente venturoso
Sebastián Báez es uno de los abanderados del presente y del futuro. Tiene 23 años y es el argentino (y sudamericano) mejor ubicado en el ranking. Ya ganó seis torneos ATP (después de los Grand Slam, los torneos más importantes del circuito) y entre sus entrenadores tuvo nada menos que a José Luis Clerc, referente histórico. Su despegue fue en 2021 con la obtención de challengers (son certámenes preparatorios) para luego integrar cuadros principales en profesionales. El año pasado llegó al Top 30. 2024 lo arrancó muy bien a pesar de que en Australia cayó en tercera ronda ante quien sería el campeón, el italiano y actual número uno Jannik Sinner.
Uno de los potenciales de Báez es la mentalidad, virtud cada vez más tenida en cuenta en el deporte profesional. «Lo mental es muy importante. En ese aspecto conozco muy bien a Báez y a Etcheverry porque trabajé con ellos», agrega Vázquez. Báez será uno de los representantes argentinos en los Juegos Olímpicos de París (26 de julio al 11 de agosto).
El de Cerúndolo (25 años) es otro caso llamativo. Viene de protagonizar un partidazo ante Novak Djokovic en la cancha principal de Roland Garros por el pase a cuartos. Perdió 1-6, 7-5, 6-3, 5-7 y 3-6 pero dio una pelea tremenda. Pudo haberlo ganado. Fueron 4 horas y 39 minutos inolvidables. «Cerúndolo tuvo mala suerte, porque mereció ganar y fue el mejor a lo largo del partido», elogió Djokovic, quien terminó lesionado y se bajó del torneo. Semejante elogio no puede pasar desapercibido para nadie. Cerúndolo jugará en Wimbledon y después irá a París.
«El más peligroso por sus características es Cerúndulo. Tiene una derecha importante, es veloz, es completo. Y Báez es un jugador equilibrado, muy maduro para su edad. A Etcheverry se le nota mucha voluntad y preparación física, que es muy importante. Todos son jóvenes y van a evolucionar», apuesta Vázquez.
Del privilegiado listado argentino hay que destacar a otro olímpico: Mariano Navone. Nacido hace 23 años, es la gran revelación. Ubicado en el 29no. lugar del ATP, cuando comenzó el año estaba en el 125, lo que refiere su gran salto. Pero hay más: en Roland Garros se convirtió en el primer tenista en debutar en un cuadro final de Grand Slam siendo preclasificado desde que se juega la era abierta. Va otro dato, de esos que tanto gustan en el tenis: es el jugador con mayor efectividad de games ganados desde la devolución en polvo de ladrillo en lo que va de 2024.
A ellos se suma un jugador experimentado que, desde hace rato, viene siendo noticia por sus grandes desempeños en la modalidad dobles. Horacio Zeballos es considerado el mejor doblista argentino de la historia y hoy un jugador dominante en el ranking de dobles junto a su habitual pareja, el español Marcel Granollers. Mantuvieron el primer lugar hasta Roland Garros, cuando en semifinales cayeron ante el salvadoreño Marcelo Arévalo y el croata Mate Pavic (6-3, 4-6 y 7-5).
Con 39 años, Zeballos se había ilusionado con estar en los Juegos Olímpicos, pero el capitán del equipo, el «Mago» Guillermo Coria, no lo incluirá, lo que generó polémica. No llevar al mejor es un golpe inesperado para el propio jugador, pero también para el deporte argentino. «Estoy triste», dijo Zeballos al enterarse de que quedaba afuera de la competencia que le quitaba el sueño. La dupla olímpica será, entonces, la de Andrés Molteni (19 en el ranking, 36 años) y Máximo «Machi» González (20°, 40 años). Nadia Podoroska y Lourdes Carlé completan la delegación. Más allá de polémicas, y teniendo en cuenta la historia de superación de Zeballos, un jugador que estuvo a punto de dejar el tenis y logró reponerse, es muy probable que sume nuevos logros que lo devuelvan a la cima del ranking.
Impacto. Zeballos (el de la izquierda) junto a su pareja de dobles, Marcelo Granollers, luego de trepar al puesto 1 del ranking de la especialidad, el 2 de mayo.
Foto: NA
Trabajo mancomunado
«Tenemos unos cuantos años de buenos jugadores –añade Fiumara–. Pedro Cachín, Thiago Tirante, Facu Mena, Rubén Burruchaga y otros más chicos como (Benjamín) Ambrosio, (Nikos) Lehmann. Chicos de gran nivel que se insertan progresivamente en el circuito». Para Fiumara, el futuro del tenis argentino se construye con un presente de convocatoria permanente a nuevos jugadores. «En casi todos los torneos tenemos más de 100 chicos anotados. Eso es bueno», dice. Y destaca la presencia de kinesiólogos, entrenadores, médicos y fisioterapeutas argentinos que trabajan tanto en varones como en mujeres. En esa misma línea se anota Vázquez, quien agrega que «hay que mencionar el esfuerzo económico que hacen los padres de los chicos para que puedan jugar torneos en todo el país».
En un país futbolero, y con amantes del automovilismo, el boxeo y el básquet, el tenis se ganó un lugar referencial. Porque en las últimas décadas, pocos deportes dieron tantas alegrías. Todo indica que esas alegrías van a continuar.