14 de julio de 2024
Con la diversidad y la creatividad como banderas, la programación destinada al público más pequeño se renueva con propuestas donde los títeres son protagonistas.
Agenda completa. Escenas de ¿Qué pasaría si?, ¡No apagues la luz!, ¡Música, maestro!, El viaje de Azul y Lo que esconden los libros. Fotos: Prensa
En el marco de un año difícil para la cultura en la Argentina, los artistas creadores de espectáculos para las infancias no se dan por vencidos. Ni siquiera el frío extremo de este año amedrenta a las salas teatrales, que no bajan los brazos y ofrecen en sus carteleras la mayor variedad y calidad de obras pensadas para los más pequeños. Esto ocurre en las múltiples salas del país, y también con las producciones ofrecidas por el área de Infancias del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y el Espacio Experimental Leónidas Barletta, ambas coordinadas por Antoaneta Madjarova.
«Siempre apostamos a la calidad y a la diversidad de temáticas y de estéticas. Tenemos también espectáculos para distintas edades. El género más instalado por mí y por pedido del público es el de los títeres, más allá de que en otros momentos hemos programado pantomima, circo y otros», cuenta Madjarova. «Además, a partir de la creación del Premio Javier Villafañe, queremos darle un marco federal. Por eso, siempre invitamos para las vacaciones a elencos que vienen de distintas provincias. Y en esta temporada tenemos dos perlitas: una que viene de la provincia de Buenos Aires y otra de Santa Fe», completa.
Madjarova se refiere al estreno de ¿Qué pasaría si? (Sala Raúl González Tuñón), de la compañía Insólita, proveniente de la ciudad de Lincoln, encabezada por Julia Sigliano; y ¡No apagues la luz!, de la compañía Alquimia títeres, dirigida por Pablo Aguiar. ¿Qué pasaría si? cuenta la historia de Lili y Hugo, dos amigos de ocho años a quienes les gusta imaginar distintas situaciones. En el transcurso de ese vínculo, la vida les depara encontrarse con emociones no tan agradables, como el enojo y el miedo. Solo podrán deshacerse de ellas con un plan que conducirá a la empatía. Se destaca la inteligencia, la sensibilidad y la participación activa (no compulsiva) de los espectadores. Con muy buen ritmo y humor, apela a sostener desde el punto de vista de los pequeños y las pequeñas, pero sin preconceptos, la idea de que hay que combatir los prejuicios.
«Esta mirada que asumimos tiene que ver con el germen y la creación del espectáculo, ya que se trató de un trabajo conjunto entre los artistas y niños y niñas de entre 8 y 11 años», explica Julia Sigliano. «Se realizaron encuentros de investigación e improvisación sobre las escenas y los personajes. Este diálogo con las infancias tuvo como ejes centrales los cinco pilares de la ESI (Educación Sexual Integral), para comprender qué les preocupa, qué les pasa y qué les gustaría saber sobre esos temas», agrega. La obra trabaja con una combinación muy efectiva de las técnicas de títeres de boca, de mesa y máscara.
Por su parte, ¡No apagues la luz! (Sala Osvaldo Pugliese) tiene como protagonista a Julián, quien le tiene miedo a la oscuridad. Y junto a su gato Pucho enfrentarán una noche de tormenta y miedos. Aguiar es un maestro de las marionetas de hilo, ganador de numerosos premios por sus trabajos de manipulación. La belleza estética y su música atrapan a los espectadores, especialmente a los más chiquitos. Una exquisitez en miniatura que se disfruta en familia.
Riqueza de contenidos
La agenda completa para las infancias se puede consultar en la página web del CCC. A las mencionadas se suman obras ya tradicionales del Centro Cultural, como es el caso de ¡Música, maestro! (Sala Solidaridad), del grupo Kukla, que cuenta con la dirección de la propia Madjarova. Con más de 70 personajes, teatro negro y efectos especiales, es una invitación a iniciar a los niños en el mundo de la música universal en clave de teatro negro. La pieza cuenta cómo el vuelo de una pluma escribe los sonidos y es, a su vez, la musa que inspira y viaja por el mundo. Una voz en off narra la historia y recorre distintos países y continentes, introduciendo al pequeño espectador en cada época y estilo musical, con sus instrumentos y músicos más representativos. Se destaca el talento de los titiriteros-actores, que manipulan decenas de muñecos y portan máscaras en sus rostros.
El Nudo Compañía Teatral, en tanto, regresa con El viaje de Azul (Sala Raúl González Tuñón), bajo la dirección de Nelly Scarpitto. Azul es una ratita que corre y corre desde que se despierta a la mañana, estimulada por escuela, timbres y obligaciones en una ciudad que atormenta.
Hasta que descubre la naturaleza y encuentra una pausa en su agitada vida. El despliegue de colores, diseño de títeres y escenografía coloca a esta obra para los más pequeños en un primer nivel. La música narra y marca el ritmo del espectáculo.
Lo que esconden los libros es un espectáculo para toda la familia, desde los tres años en adelante. Está inspirado en El gato manchado y la golondrina Sinhá, el libro de Jorge Amado. Amattino y Silencio invitan a los pequeños espectadores a descubrir qué es lo que sucede cuando un gato y una golondrina se enamoran. Maravillosa obra de títeres, objetos y libros pop-up que se despliegan en escena, dirigida por Ariel Varela, Daniela Calbi y Juan Benbassat, que se puede ver en la Sala Inda Ledesma del Espacio Experimental Leónidas Barletta.
Esta riqueza que se alimenta de la diversidad y la creatividad, determina que la Ciudad de Buenos Aires y, en especial, el Centro de la Cooperación, sea uno de los centros más productivos del mundo en materia de arte para las infancias.