7 de agosto de 2024
La sala del Centro de Capacitación y Promoción Comunitaria Chiche y Anita Welter de la ciudad de Córdoba fue escenario de una emotiva jornada con la proyección de La fortaleza, documental producido por la Mutual Carlos Mugica y protagonizado por los integrantes de la casa de convivencia de varones en tratamiento por consumos problemáticos de la Fundación Moviendo Montañas de Barrio Müller, también sede de la planta de reciclado de la Cooperativa de Trabajo Jóvenes Saliendo Adelante, cuyo referente es el sacerdote Mariano Oberlin. Cuando cesaron los saludos, protagonistas y equipo técnico de La fortaleza habilitaron el diálogo con los espectadores que mostraron particular interés en conocer la «cocina» de este documental. Sebastián Feliciano, uno de los actores, explicó: «No me costó actuar porque tenía solamente que ser yo mismo. Mostré que en la casa de convivencia yo toco la guitarra, jugamos al fútbol, trabajamos y que estamos en esta fundación que nos ayuda a sanar mediante una batalla espiritual para salir de nuestras adicciones». El título de la película hace referencia al nombre de una de las cuatro casas, que están dentro de los predios de Barrio Müller, que hoy es su hogar. Mariano Oberlín hizo hincapié en que estos cineastas forman parte de una comunidad terapéutica que transitan un proceso para la reinserción social: «El arte ayuda a sanar porque permite activar la posibilidad de soñar. A través de él se puede transformar la realidad y sostener la utopía que no ayudará a seguir adelante».
Yamile Bulacio fue la coordinadora general de la película y acompañó todo el trayecto de realización y ahora organiza sus proyecciones, que ya está confirmada dentro de la grilla oficial del 10° Festival de Cine Social y Comunitario Invicines, que tendrá lugar en septiembre en la ciudad de Córdoba. «Soy parte de la Mutual Carlos Mugica y estoy a cargo de su Taller de Cine Comunitario. Fuimos beneficiarios por concurso del apoyo provincial –a través del Polo Audiovisual de la Agencia Córdoba Cultura– para llevar a cabo esta película. La producción debía ser colectiva y tenía que visibilizar realidades que se alejaran de los imaginarios sociales y estereotipos; así que elegimos a los integrantes de las casas de convivencia de la Fundación Moviendo Montañas». Contó Bulacio que estuvieron ocho meses trabajando con los varones de las casas de convivencia. Primero se impartieron capacitaciones técnicas para cubrir los roles necesarios; enseñaron a construir un guioón a partir del consenso grupal y dirimir cuestiones operativas de manera horizontal, entre las 20 personas que integraron la realización, cuya narración está concebida en fragmentos donde los jóvenes demuestran que a través de la terapéutica dentro de la fundación van logrando una transformación que los vuelve a conectar con la familia, el trabajo, el deporte y la salud.
