15 de septiembre de 2024
Con un culto al déficit cero como única solución a los problemas de las argentinas y argentinos y en el marco de un acto que, lejos de ser una presentación institucional pareció un evento partidario, el presidente Javier Milei presentó el proyecto oficial de ley de presupuesto 2025. Curiosamente, poco y nada dijo sobre el contenido de la iniciativa y solo se dedicó a repetir eslóganes y remanidas frases de su cosecha, atacando a los integrantes del Congreso y a los políticos en general, y haciendo gala de supuestos éxitos de su gestión que pocos ven materializados en su vida cotidiana.
El presidente denostó el concepto de justicia social y anticipó que, tal como hizo con la ley que recomponía los haberes jubilatorios, vetaría todo proyecto que atente con el equilibrio fiscal e interpeló al Poder Legislativo: «ustedes deciden de qué lado quieren quedar». Del suyo, a su juicio, combatiendo a un «sistema putrefacto» o como «ratas miserables que apostaron contra el país y contra su gente».
El recuerdo de otro momento histórico en el que el “déficit cero» fue bandera resulta inevitable. «Vamos a ir a déficit cero, tanto en la Nación como en las provincias» y «tenemos que reformular nuestro plan fiscal. Hay que ir al déficit cero y dejar de vivir de prestado», sostenía el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, a mediados de 2001. El Congreso sancionó entonces una ley que impedía que el gasto estatal superara lo recaudado, tal como anunció Milei en su discurso.
El acto cerró con simpatizantes de La Libertad Avanza, invitados al acto para dotarlo de la presencia que legisladores opositores le restaron, cantando «la casta tiene miedo». Sin embargo, los que tienen miedo de verdad son los trabajadores y trabajadores despedidos – decenas de miles en estos primeros nueve meses de gestión libertaria-, los que aún tienen trabajo y no saben cómo harán para comprar los alimentos básicos, las tarifas de servicios públicos y hasta los gastos para viajar a su trabajo todos lo días, los jubilados y jubiladas cuyos ingresos se deterioraron y que ya no tienen acceso a los medicamentos en forma gratuita que brindaba el Pami, los estudiantes y trabajadores de la educación pública, en la mira del presidente para un inminente nuevo veto, y los millones de pobres generados por las políticas de ajuste implementadas por Milei y su equipo de gobierno.