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Sin luz al final del túnel

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Daniel Víctor Sosa

Mientras aplica fuertes tarifazos, el Gobierno nacional reconoce la posibilidad de apagones en los días más calurosos del verano y propicia una reducción de los consumos residenciales.

Exigencias. El sistema se verá tensionado en una temporada estival que se proyecta con temperaturas más elevadas que lo habitual.

Foto: Getty Images

El jefe de Gabinete de Ministros, Guillermo Francos, respondió por escrito a la consulta formulada por el bloque de diputados de Unión por la Patria. Francos admitió que para los «días de altas temperaturas en verano» las condiciones de abastecimiento del Sistema Argentino de Interconexión – Mercado Eléctrico Mayorista (SADI – MEM) las condiciones previstas de oferta y demanda del suministro de electricidad «se prevén ajustadas». Sin precisar cuál es el nivel que define las «altas temperaturas» en el período que va desde el 21 de diciembre venidero hasta el 21 de marzo de 2025, el funcionario agregó que la situación de riesgo «es de relativamente baja probabilidad». Reconoció, no obstante, que se tratará de un déficit energético «de ocurrencia posible en horas de la tarde de días muy calurosos».

En los últimos años se registraron hasta 21 días consecutivos de temperaturas superiores a los 25 grados en la Ciudad de Buenos Aires. Curiosamente, la acechanza de los cortes masivos de luz coincide con el fuerte aumento de tarifas, que en el sector de electricidad se triplicaron (promediaron un alza de 208%) entre diciembre pasado y agosto. Suba justificada por Francos en el mismo informe presentado en la Cámara Baja ya que, afirmó, aseguran una «rentabilidad razonable» a las compañías del sector. Reflejan además ‒continuó‒ las variaciones macroeconómicas de manera de garantizar «la sostenibilidad del servicio en condiciones de calidad y seguridad». Promesas que, como se prevé, no se cumplirán en los próximos meses.

En todo caso, el discurso oficial ya tiene los argumentos preparados para atribuir responsabilidades de los apagones al Gobierno anterior. El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, fue un firme defensor del encarecimiento de los servicios públicos, tanto de luz como de gas, como vía para reducir la demanda y alejar la posibilidad de cortes. Según el funcionario, el «retraso tarifario» de los últimos años implicó un consumo residencial desmedido y elevó el «riesgo de colapso» del sistema.

El oscuro horizonte cercano ya lo había anticipado en junio pasado la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), cuando avizoró sobre exigencias al sistema debido a una temporada estival que se proyecta con temperaturas más elevadas que lo habitual. Se indicó, inclusive, que el período más crítico podría extenderse desde el 27 de febrero hasta el 12 de marzo, en un escenario con sobrecargas en las líneas de alta tensión. Aún antes de esa ventana temporal, como la generación hidráulica, renovable y nuclear, sumadas las importaciones, no alcanzarían para abastecer la demanda de electricidad ante las olas de calor cada vez más frecuentes, podrían producirse cortes masivos en el suministro residencial y a empresas.

Los analistas del sector señalan que si los pronósticos no son todavía más sombríos, se debe a la persistencia de la recesión económica, que limita las necesidades energéticas de miles de empresas. Más de la mitad de las compañías encuestadas por la Unión Industrial Argentina estiman que recién en la segunda mitad del año próximo podrían mejorar el uso de sus instalaciones, hoy notablemente desaprovechadas.

Sin suministro eléctrico. En los grandes centros urbanos, donde se consume más del 50% de la electricidad, los cortes son más frecuentes.

Foto: Getty Images

Perspectivas
El consumo de energía rondaría entre este diciembre y marzo del año próximo alrededor de 30.500 y 30.700 megavatios, mil Mw por encima del récord histórico registrado en febrero pasado. En consecuencia, aparece un riesgo de que no se puedan cubrir entre 1.000 y 3.000 Mw, pero el faltante podría llegar hasta el 10% del total de los requerimientos en los días más exigentes. Ante un pico máximo de demanda existe un 19% de probabilidad de necesitar medidas operativas adicionales, como disminuir la capacidad de reservas o iniciar cortes programados de energía, calculaba el informe de CAMMESA. Advertía allí que «de no contar con la importación considerada y agotando las reservas operativas, será necesario realizar cortes a la demanda».

Para paliar en alguna medida la crisis en ciernes, la Secretaría de Energía pondrá en marcha un plan de emergencia con acciones de corto, mediano y largo plazo. Según detalló Francos, resultará clave contar con oferta de importación de potencia de Brasil en las horas veraniegas críticas y lograr así «niveles de reservas operativas suficientes, de manera similar a lo ocurrido en los últimos años». Dado el objetivo de contar con la máxima disponibilidad de potencia firme en verano, se coordinará la operación de modo que los mantenimientos programados de la generación y del Sistema de Transporte en Alta Tensión se desarrollen durante esta primavera y el próximo otoño.

Adicionalmente, a fin de tener respaldo frente a eventuales emergencias se buscará garantizar la disponibilidad de combustibles alternativos en tanques y depósitos. Del mismo modo que se espera maximizar el nivel de reservas en los embalses de acumulación, para el uso de la generación hidroeléctrica disponible.

La crisis, con todo, podría agudizarse en el caso de que se verifiquen algunas situaciones hoy imponderables. Eventuales inundaciones en el sur de Brasil reducirían la asistencia de energía esperada, y lo mismo podría ocurrir en el caso de que Paraguay demande una cuota mayor de electricidad de la represa binacional de Yacyretá. Otro posible escollo a superar, admitió Francos, es el de las deficiencias en el segmento de distribución. A tal fin se planea la disponibilidad y/o contratación de reserva de generación móvil en motores diésel para atender emergencias. Del mismo modo se revisará, con fines preventivos, la gestión de demanda de los grandes consumidores.

Los técnicos de CAMMESA, así como los de Energía, la estatal Enarsa y el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) dedican en estas horas gran parte de su trabajo a elaborar alternativas para minimizar la magnitud de los cortes. El foco está puesto en los grandes centros urbanos, donde se consume más del 50% de la electricidad: el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), Mendoza, Córdoba y Santa Fe.

Más allá del verano, el Gobierno espera que las firmas transportistas y distribuidoras destinen parte de sus mayores ganancias (reforzadas en la próxima revisión tarifaria quinquenal 2025-29) a inversiones que están demoradas. En tanto, se apuesta al «Programa de Medición Inteligente» en las áreas de concesión de Edenor y Edesur, orientado a un menor consumo domiciliario. Para eso se promueve la introducción de medidores inteligentes que recopilen información en tiempo real, diferencien las tarifas según franjas horarias y habiliten un sistema «prepago» para usuarios de menores ingresos.

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