Política | Lilia Lemoine

Te amo, te odio, dame más

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Ricardo Ragendorfer

Cosplayer, maquilladora y atesoradora de información sensible, la diputada mantiene con Javier Milei una relación tormentosa y ambigua. Secretos, mentiras y videos.

Cierre de campaña. Lemoine en octubre de 2023, poco antes de las elecciones que la conducirían a la Cámara Baja.

Foto: NA

Faltaba un cuarto de hora para el comienzo de la presentación del Presupuesto 2025 cuando la señora Amalia «Yuyito» González, recientemente entronizada en el cargo de novia presidencial, ingresaba al Palacio del Congreso con una altivez acorde con su investidura. 

Cerca de ella había otra rubia, que retrasó su andar para no cruzársela. Hubo quienes advirtieron en sus ojos un brillo cargado de recelo. Se trataba de la diputada nacional Lilia Lemoine. 

Poco antes había concluido otra de sus tareas: acomodar el revoltijo de mechones que el mandatario luce en su cabellera, además de ensombrecerle con maquillaje la papada.

Luego, ya en el recinto de la Cámara Baja, mientras él se instalaba ante un atril, a sus espaldas, desde una larga mesa ocupada por la vicepresidenta y las autoridades legislativas, José Luis Espert, quien encabeza la Comisión de Presupuesto, divisó a Lemoine en su banca. Y la mirada se le tornó furibunda. 

No era para menos: apenas unos días antes se había viralizado un audio de WhatsApp en el cual ella incurre en el siguiente juicio de valor: «Espert y (Luis) Rosales (su compañero de fórmula en los elecciones de 2019) son gays. Se apañan entre sí; la tapadera de Espert es Mechi (su esposa, María Mercedes González)». Finalmente, soltó: «Mechi es una vieja fea que no coge (sic) y se viste para el orto (sic)». 

Eso encendió –nuevamente– todas las alarmas. Porque no era la primera vez que alguien filtraba los diálogos y mensajes privados entre las principales figuras del régimen libertario (como le acababa de pasar a la pobre Lemoine). Y se cae de maduro que el «topo» en cuestión proviene de sus propias filas. Pero, ¿de quién diablos se trataría? Aquello, por cierto sigue siendo un enigma que ni la Side fue capaz de esclarecer. 

Tanto es así que, dos días después, durante el glamoroso asado ofrecido en la Quinta de Olivos a los 87 «héroes» que legitimaron el veto presidencial a la movilidad jubilatoria, todos sus asistentes fueron obligados a entregar sus celulares al personal de seguridad. 

Pues bien, en aquellas circunstancias, Lemoine fue la protagonista de un sonado papelón, cuando los custodios le decomisaron un segundo smartphone oculto entre sus ropas, que ella pretendía ingresar clandestinamente. 

El intento le valió la –momentánea– ira de Milei, quien ordenó ubicarla en el último lugar de la mesa, casi pegado a la puerta del baño. Pero luego la perdonaría. Son las idas y vueltas del vínculo entre ellos. 

Aún así, junto a las indecorosas evidencias del espionaje sobre la cúpula de La Libertad Avanza (LLA), resalta el resquemor ante esta mujer, que suele darse dique de la información sensible que maneja sobre ese espacio político, sustentado con la presunta tenencia de audios, videos, fotos y otros registros altamente comprometedores, aunque su propio celular –así como ya se vio– también está sujeto a intervenciones de terceros.  

Bien vale la pena entonces reparar en ella.    

El corazón delator
La biografía oficial de Liliana Adela Bolukalo Lemoine, de 43 años, describe a una emprendedora nata, atravesada por múltiples especialidades: asesora de imagen, maquilladora, peluquera, influencer y profesional de cosplay

– ¿Qué es cosplay? –quiso saber un periodista que, en agosto de 2023, la entrevistó para la señal IP. 

–Es un hobby. Consiste en jugar a disfrazarse, como cuando eras chico, pero siendo grande…

–¿Y vos de qué te disfrazás? 

–Ahora estoy disfrazada de candidata a diputada. 

Era su segundo intento de llegar al Congreso, dado que, en 2019, había integrado la lista de Espert, pero sacó 1,81% de los votos.

Cuatro años después, esta mujer, que exhibe un imaginario terraplanista, antivacunas y ultraliberal, ya concitaba la atención de los medios; en parte, por su cercanía con Milei. 

En cambio, su biografía no autorizada se nutre –involuntariamente– con sus propias palabras. A saber: 

–En realidad (con Milei) estamos en una especie de relación; estamos en pareja desde 2020, pero en secreto…

También entonces supo revelar que la campaña de LLA se financiaba, en parte, con dinero obtenido «por debajo de la mesa», 

Tales confesiones fueron tomadas por una cámara oculta que le hicieron en Londres, a donde fue –diríase– invitada con engaños en el marco de una extraña operación política con supuestos fines extorsivos, que salió a la luz en tres artículos publicados, entre septiembre y octubre de 2023, en el diario La Nación por el periodista Hugo Alconada Mon.

Ese video fue emitido cuatro días antes de la primera vuelta electoral en un programa de El Trece conducido por Fabián Doman, cuando, al parecer, tal amorío ya era cosa del pasado, algo que la cosplayer se obstinaba en revertir.  

Por aquellos días, Karina Milei odiaba a Lemoine; pero el sorpresivo noviazgo de su hermano con la imitadora Fátima Florez cayó como un baldazo de agua fría para ambas. De modo que, al mejor estilo shakesperiano, dicha animosidad mutó súbitamente en una alianza entre ellas. 

Eso ofuscó a Milei, al punto de no querer ver a la cosplayer ni pintada, tal como se pudo observar durante el cierre de campaña en el Movistar Arena, cuando él retrasó una hora su salida al escenario, exigiéndole a «El Jefe»” a viva voz:

–Vos me la trajiste acá. Es culpa tuya. ¡Me la sacás ya!

Esa vez, ella le obedeció. 

Ya se sabe que lo de Milei y Florez fue de corto aliento. Y ya disuelto el lazo que los unía, la animosidad de él hacia Lemoine se disipó. 

Pero con intermitencias por demás vidriosas. 

Asuntos internos 
Lo cierto es que Lemoine se tomó muy a pecho su papel de diputada, desde el cual, por ejemplo, presentó un revolucionario proyecto para que los varones puedan renunciar a su paternidad. Fogosa en los debates parlamentarios y vista con buenos ojos por sus colegas de bancada, los medios empezaron a tratarla como si fuera un verdadero cuadro político. 

En tanto, su alianza con Karina seguía en pie. Es más, ella pasó a ser su garrote. Es decir, la encargada de «atender» a sus enemigos. Personajes como Victoria Villarruel y Marcela Pagano, entre otros, lo saben en carne propia. Y por si fuera poco, ella también lo contiene a «Javo». 

La buena de Lilia no solo lo maquilla antes de sus apariciones públicas sino que, además, le funge de asistente terapéutica, infundiéndole temple en sus momentos de flaqueza y, para ello, hasta pernocta a veces en su alcoba para mitigar su proverbial insomnio. 

Ella lo conoce al dedillo. En los momentos más críticos de su existencia fue su confidente. Y en sus oídos volcó secretos que jamás pudo compartir con otras personas. Pero ahora, cada tanto, se arrepiente de su locuacidad. 

¿Acaso esa mujer habría grabado sus dichos? ¿Acaso lo habría filmado en situaciones indecorosas? 

Un rumor que circula en los pasillos del poder libertario señala que tales posibilidades lo desvelan. En otras palabras, Milei la necesita, pero, a la vez, siente que está en sus manos. Y le teme. Toda encrucijada de Estado. 

¿Qué pensará Yuyito al respecto?

Es de resaltar que su ingreso al corazón presidencial aún no encrespó de manera explícita el amor propio de Lemoine. 

O tal vez solo sea la calma que precede a la tormenta.      

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