29 de septiembre de 2024
La banda confirmó que vuelve a los escenarios con una seguidilla de siete fechas en La Plata. Celebración de los fans y controversia entre algunos integrantes.
Otros tiempos. Ciro Martínez junto a Micky Rodríguez, el protagonista de un amargo intercambio con sus viejos compañeros.
Foto: NA
Si la fantasía de la economía doméstica dolarizada, los romances de Yuyito González con el presidente de turno, las privatizaciones de empresas del Estado, las protestas callejeras de los jubilados, las relaciones carnales con los Estados Unidos y los despidos masivos –por mencionar solo parte de todo lo horrible que caracterizó los años 90– están de regreso, ¿por qué no podría volver algo de lo bueno que también supo gestarse durante aquella década maldita? Claro: así como un dólar hoy no cuesta un peso sino más de 1000, Yuyito ya no luce tan exuberante como en la tapa de Playboy y Norma Pla es apenas un consumo irónico de youtubers libertarios, Los Piojos que están volviendo tampoco son los mismos. Y no solo porque cargan 15 años más encima. Se trata, por ahora, de 7 conciertos en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata, los días 14, 15, 18, 21 y 22 de diciembre, y 25 y 26 de enero. Y el asunto, como todo lo que se retoma después de mucho, viene con un gusto agridulce que conserva el sabor original, aunque no es igual. En este caso, además, viene condimentado con una dosis de polémica.
La que hoy puede ser considerada la primera etapa en la carrera de Los Piojos comenzó en 1988 en El Palomar, conurbano bonaerense, y terminó en 2009, en el estadio de River Plate. Durante esas dos décadas, la banda logró consolidarse como una de las más populares y personales de lo que en aquellos años la prensa del género decidió llamar «rock barrial» o «rock chabón». La cosecha fue brillante: siete discos de estudio y tres en vivo, decenas de hits, cientos de conciertos-rituales en cuevas, teatros y estadios, decenas de miles de kilómetros recorridos por el país y Europa, y un público gigante y fiel que encontró en la voz de Andrés Ciro Martínez la de su generación, y en esa cruza de rocanrol stone, candombe rioplatense, blues local, reggae sucio y funk canábico, un sonido bonaerense original a partir del cual construir identidad.
Tras alcanzar el estatus de clásico nacional y popular, Los Piojos se fueron desmembrando de a poco hasta su disolución. Pero la rueda no se detuvo: con su grupo los Persas, Ciro logró aglutinar buena parte del público piojoso analógico con el más joven y digital al punto de volver a llenar estadios, mientras el resto de los miembros originales demostró que podía generar música con proyectos más o menos exitosos en términos comerciales como La Chilinga (liderada por el baterista Daniel Buira), La Franela (con el guitarrista Piti Martínez en la voz), Revelados (el grupo que tenía el guitarrista Tavo Kupinski al momento del accidente de ruta que en 2011 le costó la vida él, a su esposa y a una de sus dos hijas), y La Que Faltaba y Ritual 87 (ambas con Micky Rodríguez como bajista y conductor).
Agua fría
El 23 de mayo de este año, la creación de una cuenta oficial de Los Piojos en Instagram fue la primera señal concreta que encendió el entusiasmo tanto de quienes crecieron haciendo pogo frente a la banda en vivo como de quienes jamás participaron de aquellas fiestas de banderas y bengalas simplemente por una cuestión de edad. Allí se anunció la salida de Ritual Piojoso, el disco que registra el show de la despedida en el Monumental, y primer lanzamiento de la banda en 15 años. Después de algunos clips enigmáticos que alimentaron los rumores y la ansiedad, el 4 de septiembre, @lospiojosoficial hizo el anuncio formal: 14 y 15 de diciembre, nuevo ritual piojoso en el Estadio Único, con venta de entradas prevista para el 24 de septiembre. Revuelo, algarabía, impaciencia, agitación: esa mezcla de sensaciones entró en pausa el 23, exactas 24 horas antes de que arrancara la venta de tickets. También a través de las redes sociales, Micky, bajista y fundador, lanzó su baldazo de agua fría.
«No voy a ser parte de lo que para algunos es un regreso», escribió Rodríguez. Y en un texto que no disimula tristezas ni enojos, detalla: «Hoy tengo una sensación de vacío. Volver a tocar con Los Piojos es algo que soñé y busqué hace varios años. Perder esos sueños me deja una sensación de desamparo, como si una parte mía hubiera quedado atrás (…) Ya habrá tiempo para contarles mi historia. Hoy no puedo. (…) Quise creer, quise confiar, me ilusioné al igual que todos. Usaron mi nombre sin nombrarme. (…) Me enteré por las redes al igual que ustedes que había un “regreso”, si se puede llamar así. (…) Soy uno de los fundadores de Los Piojos y no participé en ninguna decisión. Ninguna».
La respuesta de sus ¿ex? compañeros, también a través de Instagram, fue casi inmediata. «Volveremos a compartir un escenario Ciro, Piti, Dani, Roger, Chucky y el Chango. Más Juan Abalos (quien se probó en 2008 y no quedó por un tema de agenda). Tavo estará presente, no solo en la música y nuestros corazones, sino en el acompañamiento de su hija Lara. Micky vino a todas las reuniones y estuvo al tanto de todo, desde el primer momento. Aseguró que estaba adentro. Lo seguiremos esperando. En el staff estarán quienes históricamente trabajaron con nosotros, desde Pocho como manager hasta los amigos que crecieron asistiendo a la banda o haciendo sonido, puesta, luces, etcétera», dice el comunicado de @lospiojosoficial en su parte central. Además de los integrantes históricos, el texto refiere a Miguel «Chucky» de Ipola (tecladista que en el último año acompañó a Micky en Ritual 87), Facundo «Changuito» Farías Gómez (percusionista invitado que también venía siendo parte de Ritual 87) y Sebastián «Roger» Cardero, baterista que reemplazó a Buira, cuya salida de Los Piojos no evitó demandas judiciales. Por su parte, «Pocho» Rocca es el mánager piojoso histórico, actualmente asociado a Ciro en 300, productora de espectáculos a cargo de los shows de regreso y también de las presentaciones de Ciro y los Persas, Divididos y varios grupos y solistas de renombre.
La polémica escaló de inmediato con el posteo de Daniel Buira, quien lejos de sumarse al reclamo de su compañero en Ritual 87, escribió: «Cada uno es responsable de sus actos, son muchos años de esperar este momento en mi vida personal, Los Piojos son parte de mi vida, de todos los días de mi vida, y quiero darle a todo este público piojoso que tanto esperó toda mi composición, mi ritmo y mi estilo que tanto marcó la banda». Y se sumó un nuevo capítulo con la publicación de Piti, quien en la cuenta de La Franela puso: «Me duele contarles que Miguel miente. Yo estuve en todas las reuniones frente a Ciro, Pocho y Miguel. Los Piojos nos consultamos todo… desde la edición del disco “Vivo River 2009”, pasando por el IG “Los Piojos Oficial” hasta el reencuentro del 14 y 15. Se habló de todo. Personalmente me duele no entender su búsqueda».
La exigencia de poner en mute el trabajo de la banda autotributo Ritual 87 (de cada vez mayor convocatoria a partir de un repertorio 100 por ciento piojoso) mientras Ciro y los Persas continúa su gira por Europa y la Argentina (su última fecha programada es para el 19 de octubre, en Rosario); la ausencia de canciones compuestas por Micky en la lista de temas de La Plata; la escasa o nula posibilidad de tomar decisiones sobre los detalles del operativo retorno; diferencias en torno a la explotación de la marca «Los Piojos»; serios desacuerdos económicos: la lista de posibles razones que explicarían la pelea hacia el interior de la banda es larga. El hecho de que el comunicado oficial del grupo asegure que todos quienes hicieron su aporte a la historia son parte de esta vuelta, cuando no es del todo así, permite suponer que acaso no sea esta la única verdad a medias.
Superada la sorpresa, que inundó las redes con reclamos y lamentos, la polémica devino en carrera loca cuando se habilitó la venta de entradas: en cuestión de horas, las dos funciones iniciales pasaron a ser cuatro, luego cinco y por ahora siete, repartidas entre diciembre y enero próximos. La gira nacional y la participación en el festival Quilmes Rock previsto para abril de 2025 serían los anuncios por llegar. La renuncia de Micky no parece haber hecho mella en los y las fans; la pena por la ausencia del bajista histórico no les impedirá disfrutar de un regreso tan anhelado. Será, sin embargo, la puesta en escena de una verdad que ningún recuerdo, ninguna nostalgia puede evitar: que el tiempo modifica absolutamente todo, en especial aquello que soñamos conservar en su forma original.