16 de octubre de 2024
En los últimos meses se publicaron varios discos y libros que giran en torno a la obra del recordado compositor y cantante: música, poesía y ensayos que dejaron huella.
Temas. La producción de Ferro está atravesada por la clase, el género, la vida y la muerte.
Foto: Prensa
Un brujo, un alquimista, una tormenta suave. ¿Qué fue, qué sigue siendo Gabo Ferro? Quien haya escuchado su música y, más aún, quien lo haya visto en vivo sabe que la experiencia era del orden del arrobamiento: algo se modificaba para siempre. Las preguntas se amontonan, pero vale parar y ensayar algunas respuestas. Ocurre que en el último tiempo una serie de publicaciones y novedades discográficas se centran en la figura del compositor y cantante, a poco de cumplirse veinte años de su debut solista y cuatro de su fallecimiento.
Un tornado dulce. Un recorrido por la vida-obra de Gabo Ferro es la biografía que acaban de publicar los periodistas Lalo Ugarte y Sergio Sánchez. A decir del propio Sánchez, el libro repasa la obra editada y conocida de Gabo, a partir de una larga cantidad de entrevistas: sus discos hondos, abrasivos, pero también sus ensayos, sus incursiones en la música contemporánea, su profusa labor teatral.
«Su obra dialoga con un universo semántico en común: la sangre, la no belleza, la vida y la muerte, la clase, la raza y el género. Esos eran los temas que trabajaba, sobre todo en su cancionística. Y en sus ensayos históricos», señala Sánchez. «Hay algo respecto a la no-belleza y cierta idea rupturista de cómo cantar o de qué no decir. Esta idea de interpretar incomodando, romper la voz, no hacerlo de un modo estandarizado. El énfasis está puesto ahí».
Ferro fue un artista y un intelectual en estado salvaje. Sánchez agrega que, «así como Yupanqui trabajó para la canción anónima, él trabajó para que su canción estuviera ligada a su cuerpo y a su voz. Y lo hizo desde la frontera desde muchos lugares. Él era de la frontera, de Mataderos, Capital pero casi Conurbano. Ese perfume. No le interesaba el centro, por eso tanta libertad artística».
Por otro lado, el Trío Cañón editó Las canciones más bellas, un EP donde versionan a Gabo. «A nosotros nos resulta evidente la conexión», dice Julio Coviello, bandoneonista y fundador del trío. «Si se piensa que las letras de Gabo no tienen nada que ver con la estética del tango, quizás es porque se centra su análisis en la puesta en escena, en la fachada. Pero el tenor filosófico de sus letras, su desarrollo melódico nos resultan muy cercanas». Y agrega que «el gran desafío de versionarlo es que el modo en que él cantaba es parte constitutivo de la composición. Si cambias eso, cambia la canción. Nosotros intentamos vencer ese desafío».
Edgardo González, reconocido músico y productor de larga trayectoria (fundador del grupo Bombay Bs. As., por ejemplo), acompañó a Gabo en el proyecto Loca, aquel intento de volver a las cancionistas del tango de los años 20 y 30. «Cuando me convocó me dijo “juntémonos a ver si funciona”. A los pocos días lo hicimos y en cuarenta segundos nos dimos cuenta de que funcionaba», cuenta el guitarrista. «Al confluir, los trayectos de cada uno revelaron aspectos estéticos y éticos comunes. Por otra parte, respaldado en su profunda porteñidad, construyó una interpretación genuina y absolutamente despojada de artificios». Loca puede verse como un tríptico: el disco de estudio, un extracto de su presentación en vivo de diciembre de 2018 (Loca/Lado V) y un libro que rescata las entrevistas, las canciones y algunos textos.
Palabras ardientes
Hay más homenajes dedicados al artista: el escritor Pablo Ramos acaba de publicar El hambre y el arcángel, donde recupera parte del proceso y de la historia del disco que grabaron juntos, El hambre y las ganas de comer (2010). Además, se reeditó el primer poemario de Gabo, Recetario panorámico, elemental, fantástico y neumático (Costurera carpintero).
Celia Coido fue amiga, manager y cómplice de Gabo durante muchos años. Cuenta que la reedición del Recetario panorámico… estaba pensada para 2020, junto a otros como Quién tiene mi hambre ahora, su segundo libro de poesía, aún inédito. «Desde ya, tratándose de Gabo, claro que había más proyectos. Lo que estamos editando desde Costurera carpintero no puedo percibirlo como póstumo, porque estos proyectos germinaron con la fuerza de ese deseo», comenta. «El tiempo de las cosas, de los proyectos, de las obras tiene su propio misterio. Con Gabo siempre escuchamos mucho eso, para la urgencia y para la paciencia. Y eso es algo que sigue pulsando con él, de otro modo, pero con una intensidad que tiene su perfume».
Los poemas de Ferro arden, queman. La lírica que allí se devela orbita el plano de lo vital. La poeta Diana Bellessi, quien prologó la compilación de sus canciones (Costurera carpintero, Ed. La Marca, 2014), comenta: «Gabo tenía magia. Cantando y lo que cantaba. La primera vez que lo escuché me pareció un prodigio. Lo conocí en el Festival de Poesía de Rosario y lo adoré para siempre. Era mucho más que un poeta, era un género otro que no era solo la poesía. Todo lo que escribió, que ya era bueno, se agigantaba en su voz, porque su voz era un prodigio».