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Se buscan pediatras

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Luciana Rosende

La especialidad muestra números preocupantes: cada vez son menos los profesionales del área. Los riesgos de la tendencia y la necesidad de que el Estado tome medidas.

Un botón de muestra. Este año se anotaron 388 profesionales para hacer la residencia en pediatría, pero se necesitaban cubrir 759 puestos.

Foto: Guadalupe Lombardo

El 2 de octubre, niños y niñas que llegaron en Río Negro al Hospital Pedro Moguillansky, más conocido como Hospital Cipolletti, y requirieron internación, debieron ser derivados: ese día tuvo que cerrarse la internación pediátrica en el establecimiento «por no contar con pediatras en forma continua», según la notificación oficial. No era la primera vez. Es una muestra local de una situación general: la insuficiencia de pediatras en el país y el riesgo de que el problema se incremente si el Estado no toma medidas para revertirlo. 

Los resultados de las residencias médicas de este año lo reflejaron con claridad: se anotaron 388 profesionales para hacer la residencia en pediatría, pero se necesitaba cubrir 759 puestos. Casi el doble. 

«Lleva varios años la situación, pero se agudizó con varias renuncias, tanto en 2023 como este año. Los factores que inciden son salariales: cobran la mitad que en el privado; y laborales: falta de insumos y medicamentos», plantea Santiago Cayupán, del Hospital de Cipolletti y flamante secretario adjunto de la Asociación de Salud Pública de Río Negro (Asspur). «El Estado no está atendiendo debidamente al sector salud. Sigue la falta de insumos, de medicamentos y de personal. Aquí, por ejemplo, en lo que va del año, se han ido 25, entre médicos/as y enfermeras/as». Ante esta situación, a mediados de año se optó por convocar a pediatras jubilados. 

Esa preocupación se potenció por estos días debido a la crisis que atraviesa el principal hospital pediátrico de alta complejidad a nivel nacional: el Garrahan. «El funcionamiento del hospital está en peligro», advirtió el pediatra Carlos Figueroa en el marco de una de las protestas por la mala situación salarial. El Gobierno nacional intervino, pero solo para descabezar el Consejo Administrativo por haber otorgado un bono por única vez que aquietara las aguas. El conflicto no hizo más que escalar. 


«Va a ser un problema cada vez más grande»
«Cubrir las guardias pediátricas es dificilísimo. La gente que estudia pediatría quiere hacer consultorio o internación. No guardias», asegura Pablo Crispo, de la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA) en Santa Fe. La situación se nota sobre todo al interior de la provincia: «Te alejás de las grandes ciudades –Rosario, Santa Fe, Rafaela, Venado– y no hay especialistas», advierte. 

En Rosario, incluso, en el último llamado a residencias el único lugar que llenó los cupos fue el Hospital de Niños Víctor José Vilela. «Hace 10-12 años el sector público se ocupaba completamente y si quedaba algún lugar libre era en algún lugar lejano. Ahora no se completa el cupo público en la misma Rosario», contrasta Crispo. 

El referente de AMRA cuenta que «la mayoría de los hospitales del interior provincial tiene médicos generalistas y son contados los que tienen guardia de pediatría. Algunos las tienen, pero no con pediatras, sino con uno o dos médicos más afines a atender chicos. La urgencia la termina resolviendo –en la medida que puede– la guardia general».

 «De acá a 5-10 años va a haber muy pocos pediatras. Esos cargos, que hoy quedan vacantes en las residencias, son cada vez menos pediatras en consultorios. Con o sin obra social. Va a ser un problema cada vez más grande –alerta–. La cuenta es clara: si no se cubren los cupos de residencia, va a haber menos pediatras. No solo en guardia o en el sector público». 

El Garrahan. La crisis que atraviesa el principal hospital pediátrico de alta complejidad del país es una de las caras visibles de la situación.

Foto: Shutterstock


Sobre causas y estímulos 
«La medicina tiene menos gente en general y son cada vez menos los que deciden hacer una especialidad de las tradicionales. Donde más se nota es con las que no tienen ningún tipo de procedimiento. Si un dermatólogo hace consultas y tiene pequeños procedimientos, tiene una remuneración aparte. En pediatría no se da. Me parece que es uno de los factores determinantes», analiza Crispo.

«Continúa en baja la elección de la pediatría en relación con otras especialidades. Es una tendencia mundial y nacional y una preocupación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) de los últimos 20 años por lo menos», apunta Edgardo Flamenco, del comité de Ejercicio Profesional de la SAP. Esa entidad, el año pasado emitió un comunicado para alertar sobre esta escasez, que podría convertirse en emergencia. 

«El Estado ha intervenido varias veces en revertir esta tendencia: con descanso posguardia, mejoras salariales, nombramiento inmediato, cambio de reglamento de residencia y un interminable etcétera. Pero los incentivos siempre fueron pensados solo para una parte de la estructura de enseñanza-formativa-asistencial de los profesionales, como son los profesionales jóvenes o de reciente inicio», señala Flamenco. Y reclama: «La solución debe ser integral y debe alcanzar a todos los integrantes del proceso profesional (…) Se debe enmendar y no emparchar para poder superar esta situación de la falta de la elección de la pediatría».

Para el pediatra y médico sanitarista Mario Rovere, director de la Escuela de Gobierno en Salud Floreal Ferrara del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, «hay algo de optimismo porque viene dando cierto resultado un estímulo que el Ministerio generó para siete especialidades críticas, una de ellas pediatría». A partir de ello, subieron las postulaciones a nivel local tanto el año pasado como en 2024. «Hasta 2022 era tan crítico que incluso el Hospital de Niños Sor María Ludovica de la ciudad de La Plata –hospital escuela en pediatría– dejaba vacantes libres», grafica. 

Los estímulos en territorio bonaerense tienen que ver no solo con una mejora salarial, sino también con «un programa de pre-residencias en el cual los recién graduados, si evalúan bien, ingresan al sistema. Los dos mecanismos vienen dando resultado». De todos modos, la problemática sigue. «Fuera de los residentes, tenemos el mismo problema de falta de pediatras por ejemplo en el Municipio de la Costa y en muchas regiones de la provincia», afirma Rovere.

«Vengo de la pediatría y mi impresión es que hubo un giro, un cambio, en las prioridades médicas como consecuencia de la pandemia. En cierta manera se arrinconó a la pediatría por el predominio que se generó sobre adultos y personas mayores. Tanto, que incluso en algunos casos camas de terapia pediátrica se transformaron en camas de adultos: ese cambio es simbólico. La pediatría quedó un poco arrinconada en ese período y creo que es un factor que puede estar influyendo», opina. 

Otra circunstancia que puede estar incidiendo al momento de la elección de especialidad médica, señala el especialista, es la baja de la natalidad. «Eso puede tener cierta influencia. Sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, donde hemos tenido casos de maternidades o áreas de neonatología casi a punto de cerrar. No hay un estudio que diga que una cosa pesa más que la otra, lo único que sabemos es que es posible de recuperar. Y que la búsqueda de pediatras es sensible a estímulos. Porque los estímulos son iguales para mejorar el ingreso a clínica médica y no está dando resultado. En pediatría, sí. Incluso en psiquiatría infanto-juvenil, de enorme carencia, se mejoró. En terapia intensiva pediátrica», también. La mano visible del Estado, clave.

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