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El cantautor chileno lanzó «Ciencia exacta», un trabajo que orbita entre la canción pop y los ritmos andinos. La computadora como herramienta de composición y los temas ajenos como fuente de inspiración. Presente y proyección regional.


Perfil. Yupanqui, Mateo, Café Tacvba y Calamaro son algunas de sus referencias. (Gentileza Prensa Gepe)

Eduardo Mateo (Uruguay) para mí siempre fue como un ángel de la música», dice el músico chileno Gepe, que si bien construyó su camino bajo las firmes bases de un pop de autor y perfume independiente, siempre se las rebuscó para que en su música también haya aires del folclore de Latinoamérica. «Re, de Café Tacvba fue un disco realmente importante para la música de raíz, fue la prueba de que era posible proponer una idea desde nuestra región», afirma entusiasmado, mientras dice que últimamente estuvo escuchando mucho a Atahualpa Yupanqui, Andrés Calamaro y Vicentico.
Daniel Riveros, tal su nombre en la vida civil, encontró canciones inesperadas mientras componía el sucesor de Estilo libre (2015). No estaba en sus planes dar un volantazo en la búsqueda musical, así que a Ciencia exacta, su nuevo material, lo toma como un paréntesis o un descanso. Dueño de un lenguaje estético particular, en su inicio como solista mantuvo un hilo conductor introspectivo y folk, bastante freak, que marcó sus primeros trabajos: Gepinto (2005), Hungría (2007) y Audiovisión (2010). «Con el tiempo entendí que mis discos no son definitivos, son parte de una obra total que se seguirá construyendo paso a paso. Quizás Gepinto sea un trabajo definitivo, pero hasta ahí, ¿cachai?», plantea.
Ciencia exacta, entonces, es una propuesta acústica, apoyada en la canción pop y en la interpretación del cantante. Son diez temas que abrazan el bolero, la cueca, los amagues del reggae y hasta un foxtrot de cierre que se vincula con «Vuelve», de Julieta Venegas, canción en la que él participó: «No lo había pensado así, pero tiene que ver con quedarse en el lugar donde uno pertenece. Y es algo contrario a lo facho nacionalista, es como pensar que a pesar de las desventajas que tenemos acá, podemos hacer magia igual», apunta.

Todas las voces
Las colaboraciones de su último álbum están vinculadas con lo regional. La de María Esther Zamora, por ejemplo, que fue invitada a formar parte en «Solo» por trayectoria y presencia. «Es una de las artistas vivas más importantes que existe en el folclore urbano de Chile, que tiene que ver tanto con la cueca como con la cumbia o el bolero», explica Gepe y se extiende, porque también habla de Juanita Parra: «La parte musical a “lo Jaiva”, de la que ella proviene, era necesaria para la canción “Flor del canelo”, no podía generarlo desde otro lado», explica el compositor, que también estuvo atrás de la producción.  
Gepe, que también es diseñador gráfico y se ocupa de la imagen de su propuesta artística, no disimula ni esquiva la influencia de esa disciplina. «Es siempre igual, compongo en mi casa, solo, frente a la computadora. No puedo hacerlo cuando estoy de gira». Cuenta que generalmente la música que escucha la reproduce desde YouTube y, cuando hay algo que le llama la atención, trata de aprehenderlo y luego proyectarlo en su propia música. «“Namás”, de Gepinto, lo saqué directamente de “Yulelé”, de Mateo. Y “Estilo internacional” lo saqué de “Surf’s up”, de los Beach Boys, por dar dos ejemplos», dice.
En contacto con Acción, Julieta Venegas define a Gepe desde Ciudad de México: «Es la parte fundamental entre el pop y la música andina que nace desde Chile». Y el propio Gepe cierra: «Me ha pasado, desde el principio, que trato de no exponerme tanto como persona, sino como artista. Y eso juega a favor. Poder hacer un trabajo con cierta distancia es poder hacerlo mejor. Yo me pongo pausa y me dedico a lo que Gepe necesita».

 

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