29 de noviembre de 2024
El triunfo de Trump despierta expectativas en el Gobierno nacional. Sin embargo, las primeras medidas anunciadas por el mandatario electo perjudican de forma directa a Argentina.
Apuesta contundente. Milei apoya y admira al ultraderechista y espera ser su aliado preferido en la región.
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La idolatría al libremercado es una visión compartida por Javier Milei y Mauricio Macri. Sin perjuicio de eso, el actual programa económico presenta diferencias con el del Gobierno de Cambiemos. Aunque comparten algunos objetivos, la hoja de ruta del primer año de gestión es distinta.
En primer lugar, la administración libertaria mantuvo los controles cambiarios. En segundo, el dúo Milei-Luis Caputo ejecutó una fuerte contracción del gasto público combinada con una tasa de interés negativa en términos reales. El macrismo hizo lo contrario: política monetaria contractiva (altas tasas de interés) y ajuste fiscal más moderado («gradualismo»). Por otro lado, el posicionamiento también fue distinto ante las elecciones presidenciales estadounidenses. En 2016, el gobierno de Cambiemos dejó en claro su preferencia por Hillary Clinton. Por el contrario, la apuesta de Milei por el trumpismo fue contundente.
La irrupción de Donald Trump en la arena política fue una sorpresa para el establishment demócrata y republicano. En Argentina, los Macri lo conocían muy bien porque habían compartido algunos proyectos inmobiliarios en Estados Unidos. Aunque esos negocios no terminaron de la mejor manera, Mauricio Macri comentó en 2005 que «después quedamos amigotes y cada vez que voy a Nueva York lo visito». Las cosas volvieron a cambiar once años más tarde. Ya como presidente argentino, Macri sostuvo que Trump «estaba chiflado» cuando se lanzó a la arena política. Sin embargo, el triunfo del candidato republicano obligó a recomponer los vínculos.
A diferencia del líder del PRO, Milei no tenía una relación previa, pero se jugó por Trump. La primera foto conjunta fue, en febrero de este año, en la Conferencia de Acción Política Conservadora celebrada en Maryland. La última fue en otra cumbre ultraderechista realizada en el Complejo Mar-A-Lago, de Florida, donde aparecieron acompañados por Elon Musk.
La fascinación por el dueño de Tesla y X, y viceversa, es otro punto en común entre Milei y Trump. Luego de conocido el triunfo de La Libertad Avanza, Musk escribió en su cuenta de X: «La prosperidad está por llegar a Argentina».
En el próximo Gobierno de Trump, el hombre más rico del mundo, según la encuesta de Forbes, estará al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). El presidente electo de Estados Unidos sostuvo que la tarea del DOGE estará enfocada en «que mi Administración desmantele la burocracia gubernamental, reduzca el exceso de regulaciones, reduzca los gastos innecesarios y reestructure las agencias federales».
El mileismo no solo festejó el triunfo de Trump, sino también el anuncio de que Marco Rubio será el próximo secretario de Estado. El actual vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado es el primer latino, hijo de cubanos, en ocupar ese importante cargo. En febrero de este año, este halcón republicano dijo que Milei era la persona adecuada para «dejar atrás un siglo de políticas socialistas desastrosas».
Impacto
El diagnóstico oficial es que la cercanía ideológica con el presidente electo estadounidense favorecerá a Argentina. En esa línea, la consultora 1816 plantea que «al Gobierno le salen todas. La inflación de octubre dio 2,7% y dejó lejos las dudas de la inercia. Milei mantuvo una conversación con Trump y se consolida la idea de que Argentina será protagónica en la región para Estados Unidos. El Banco Central sigue de compras en el mercado de cambios».
En particular, el Gobierno argentino espera una negociación más fluida con los organismos financieros de crédito. El equipo económico fantasea con el desembolso de fondos frescos, algo que no parece tan sencillo, aunque tampoco pueda descartarse. La vocera del FMI, Julie Kozack, confirmó que el Gobierno «explora ahora la opción de pasar a un nuevo acuerdo» con el organismo internacional. Lo cierto es que el escenario actual difiere del preexistente al préstamo político otorgado a Mauricio Macri. El sobreendeudamiento argentino despierta resquemores tanto en el staff del Fondo, como en muchos directores del organismo.
Alegría brasileña. Y menor turismo interno como consecuencia del atraso del tipo de cambio.
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Dejando esto de lado, el declarado proteccionismo de Trump no es una buena noticia para los países emergentes (en general) y Argentina (en particular). El ex economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas y estratega jefe de divisas de Goldman Sachs, Robin Brooks, sostuvo que «los argentinos aún no se han dado cuenta, pero la victoria de Trump, si implica aranceles estadounidenses a China y otros países, ejercerá una gran presión devaluatoria sobre el peso».
La suba arancelaria propuesta por Trump podría poner en marcha la siguiente secuencia: mayores costos internos; incremento de la inflación; freno al proceso de reducción de la tasa de interés de la Reserva Federal (o incluso una suba); flujos de capitales desde los países emergentes para aprovechar los mayores rendimientos de los bonos estadounidenses; y presiones devaluatorias en los mercados emergentes por ese «vuelo a la calidad».
El economista Santiago Bulat explica que «el flamante presidente prometió que hará permanentes los beneficios impositivos y recortes de impuestos introducidos durante su primer mandato, bajo la ley “Tax Cuts and Jobs Act”. Menores ingresos y mayores gastos −en Defensa, Salud, Educación− presionarán sobre el resultado fiscal, que ya cerraría en −6,5% del PBI en 2024. Para financiar este rojo, el Gobierno deberá incrementar su nivel de deuda, lo que aumentará el rendimiento de los bonos del Tesoro».
Por lo pronto, la devaluación del real brasileño es muy preocupante para Argentina, al tratarse del principal socio comercial y destino de las exportaciones manufacturas de origen industrial. En el artículo «Brasil, decime que se siente», el periodista Federico Kucher explica que «el tipo de cambio a 1.100 pesos hace que sea el mejor momento desde finales de la convertibilidad para viajar a la costa de Brasil en las vacaciones de verano. Como referencia, en 1999 el tipo de cambio era casi idéntico al actual (calculado al precio de hoy)». La gran cantidad de argentinos que viajaron a Brasil para acompañar a Franco Colapinto es apenas un botón de muestra de lo que puede ocurrir en el verano 2025. La contracara del «efecto Colapinto» es el menor turismo interno. La ocupación hotelera cayó 19,2% interanual, según datos de la Encuesta de Ocupación Hotelera publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La apreciación cambiaria no solo impacta en el sector turístico, sino también en el productivo. «En la medida en que Brasil empieza a ser cada vez más barato que la Argentina se esfuman las posibilidades de la industria local de mantenerse en pie», concluye Kucher.