28 de diciembre de 2024
Tarde de diciembre. Clima de diciembre. Ritmo de diciembre. Rebequita y Tobías, de diciembre.
–Decime, Tobías de mis cañitas voladoras ecosustentables, ¿cómo va a ser este año nuevo?
–Bueno, Rebequita de mi corazón salvaje, ma non troppo; espero que sea mejor que el 2024.
–Y, Tobías de mis hipotenusas, esas expectativas, ¿qué probabilidades tienen, estadísticamente hablando, de concretarse en el sentido de tu exposición?
–Bueno, Rebequita de mis dos pulmones y sus alveolos, en realidad se basan en lo más profundo de mi sujeto deseante, sumado a la percepción exhaustiva de que el 2024 no satisfizo ni lejanamente la tasa de crecimiento que cualquiera podría esperar para un año calendario. Casi te diría que fue en sentido inverso, por no llamarlo negativo, ya que esa palabra trae mala onda, estadísticamente hablando.
–O sea, Tobías de mis pecetos hiperinflacionarios, que todo tu diagnóstico, para no hablar de tus predicciones, se basa pura y exclusivamente en tu subjetividad no colectiva sino individual.
–Todas las subjetividades son individuales, Rebequita de mi inconsciente. Si no, se llamarían de otra manera.
–¡No me distraigas de mi cavilación rumiante, machirulo inadecuado! Yo estaba casi ingenuamente pidiéndote alguna clase de ayuda econométrica para evaluar mi portfolio de acciones afectivas del ejercicio entrante, y vos me venís a espetar un mero especulativo característico de tu especie: el «Chantum argetínicus», especie que, he de reconocer, sobrevive en todo tipo de ambiente sociocultural, ¡pero no sin provocar la cuasiextinción del ecosistema que lo rodea!
–Rebequita de mi prêt-à-porter, no entendí nada.
–¡Por supuesto que no, por supuesto que no! Vos nunca entendés nada, de nada, pero igualmente opinás, pontificás, derramás ignorancia como si sobrara, cuando es el bien más preciado de estos tiempos. ¡No entendés que detrás de mi pregunta puede haber una multitud de inseguros esperando tu respuesta preclara y mesiánica para saber en qué invertir su dinero, su escucha, o su odio en el próximo año!
–No pensé que fuera para tanto, Rebequita, considerá que solo soy un individuo del común.
–Tobías no entendés nada… Cada vez hay más gente que descree de quienes exhiben algún tipo de conocimiento, real o ficticio, y depositan su confianza en quien hace sincera gala de su ignorancia, más aún, de su necedad.
–Bueno Rebequita, ya entendí.
–Entonces, Tobías, ¿cómo va a ser el 2025?
–Te quiero, Rebequita.
–¡Por fin una respuesta adecuada!