17 de enero de 2025

Manuel Alfieri

Este año habrá elecciones en Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile y Honduras marcadas por la fuerte disputa regional entre el progresismo y la derecha. Panorama político, país por país.

El 2025 será para América Latina un verdadero termómetro que medirá los ánimos de la población y el clima político en varios países de la región. El calendario estará cargado de elecciones, en algunos casos presidenciales y legislativas, y en otros exclusivamente parlamentarias. Los comicios tendrán impacto a nivel interno, pero también determinarán la nueva configuración del tablero latinoamericano, en un continente atravesado por la disputa entre las fuerzas populares y progresistas y las derechas neoliberales en sus versiones cada vez más ultra.

La primera contienda electoral del año tendrá lugar en Ecuador, el próximo 9 de febrero. Ese día se elegirán presidente, vice y los 151 miembros de la Asamblea Nacional para el período 2025-2029. Hay un total de 16 fórmulas electorales confirmadas, con el actual presidente, el empresario Daniel Noboa, y Luisa González, delfín del exmandatario Rafael Correa, como candidatos más competitivos.

Los comicios se darán en un clima de alta convulsión política y social. Noboa llegó a la presidencia luego de la salida anticipada del banquero Guillermo Lasso, quien abandonó el cargo en noviembre de 2023 para evitar el juicio político. Desde entonces, las cosas solo empeoraron: apagones que dejaron al país a oscuras durante días, motines en cárceles, el poder narco en expansión, denuncias por violaciones a los derechos humanos y crecientes protestas sociales por la preocupante situación económica y de inseguridad.

Ante ese panorama, la figura de González emerge como una alternativa para poner freno a la debacle neoliberal y volver a agitar las banderas de la Revolución Ciudadana. Aunque siempre tomándolas con pinzas, las encuestas vaticinan un escenario muy reñido, que podría derivar en una segunda vuelta para el 13 de abril, reeditando la batalla de hace poco más de un año, en la que Noboa venció a la postulante correista por escaso margen.

Tensiones bolivianas
La siguiente parada en el calendario electoral es Bolivia, donde la situación no es menos tensa que en Ecuador. Los comicios serán el 17 de agosto y se elegirán presidente, vice, los 36 miembros del Senado y los 130 de la Cámara de diputados. Todo el proceso estará marcado por el brutal enfrentamiento entre dos dirigentes que en el pasado supieron ser aliados: el actual presidente Luis Arce y su padrino político, Evo Morales.

En los últimos meses, Morales sufrió un atentado contra su vida y fue acusado de todos los delitos que se puedan imaginar, en una campaña de desprestigio sin límites. La carnicería a cielo abierto que se desató entre ambos líderes provocó la fractura del Movimiento Al Socialismo (MAS), abrió una crisis política al interior del Gobierno y horadó fuertemente las posibilidades de continuidad del oficialismo en el poder, dejando la alfombra roja tendida para el retorno de la derecha más reaccionaria. El panorama, sin embargo, es poco claro: aún no hay definiciones sobre los candidatos presidenciales, puesto que Arce no confirmó si irá por la reelección, Morales está inhabilitado por la Justicia y la oposición se encuentra resolviendo sus propias rencillas internas.

Poco después de las elecciones en Bolivia será el turno de los comicios de medio término en Argentina, en los que se renovarán 24 de las 72 bancas de senadores y 127 de las 257 que ostentan los diputados nacionales. Sin confirmación aún sobre la realización de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), la fecha establecida para las legislativas es el 26 de octubre. Para el presidente Javier Milei será una prueba de fuego, en la que se medirá con precisión el nivel de apoyo que cosecha su asfixiante plan de ajuste, con el que logró desacelerar el índice de inflación a costa de mayor desempleo, pobreza y desigualdad. Además, las elecciones determinarán si el oficialismo logra adquirir mayor músculo en el Congreso para avanzar con su agenda de privatizaciones, desregulación de la economía y beneficios de todo tipo para los sectores más poderosos del capital local e internacional.

Sin embargo, el camino hacia octubre recién comienza y es por eso que todavía no se puede hablar de armados políticos concretos. La Libertad Avanza (LLA) y el PRO de Mauricio Macri no terminan de definir si irán juntos o separados, el peronismo oscila entre internas y gestos de unidad, y los sectores que no simpatizan con el oficialismo ni con el kirchnerismo no terminan de conformar una plataforma competitiva desde donde disputar las elecciones. En ese marco, en el horizonte asoman más incógnitas que certezas.

Sin definiciones
Pocas semanas después, el foco de atención estará en Chile. El 16 de noviembre los ciudadanos irán a las urnas para elegir presidente, los 155 miembros de la Cámara de diputados y 23 de los 50 senadores. Sin posibilidad de reelección, el presidente Gabriel Boric aún no tiene un posible sucesor definido. Si bien suenan la eterna Michelle Bachelet y algunos funcionarios de su Gabinete, nada está confirmado por el lado del oficialismo.

Por derecha asoman Evelyn Matthei, quien en el pasado se destacó por defender al régimen de Augusto Pinochet, y José Antonio Kast, conocido no solo por su apoyo al fallecido dictador, sino también por su cercanía con Milei y las ideas libertarias. Si se confirma lo que vaticinan las encuestas, alguno de estos dos candidatos podría ganar las elecciones en primera vuelta o entrar al balotaje, pautado para el 14 de diciembre.

El calendario electoral se completa con los comicios del 30 de noviembre en Honduras, país estratégico para la región por su salida a los dos océanos y su posición privilegiada en América Central y el Caribe. Al igual que en Chile, allí se elegirán presidente y legisladores, además de alcaldes y regidores. La disputa se dará entre la izquierda liderada actualmente por la presidenta Xiomara Castro –que aún no designó a su postulante para las elecciones– y una derecha dispersa en cuanto a nombres, pero unida por la ambición de retomar la senda neoliberal que Honduras abandonó a comienzos de 2022. Como en el resto de América Latina, en las urnas estarán frente a frente dos modelos de país muy distintos entre sí.