Cooperativismo | MOLIENDAS DEL AMBATO

Alimentos que transforman

Tiempo de lectura: ...
Ariana Sacroisky - Fotos: Ariel Pacheco

Cinco amigos comenzaron elaborando harinas para autoconsumo y hoy son una cooperativa con gran impacto en su comunidad.

Sustentabilidad y vínculos más humanos. Los objetivos de la entidad catamarqueña.

En nuestro país existen cooperativas de trabajo que han surgido como experiencias colectivas para mejorar el acceso a alimentos de calidad por parte de las personas que las integran. Gracias a su buen desarrollo a través del tiempo, estos grupos lograron expandirse más allá del autoconsumo y generar una fuente de ingresos para las personas asociadas.

Este es el caso de la Cooperativa Moliendas del Ambato de Catamarca. El camino comenzó cuando un grupo de cinco personas, unidas por fuertes lazos de amistad, decidió en 2014 comprar un molino y comenzar a elaborar harinas integrales para su consumo a partir de granos de trigo, garbanzo y arvejas adquiridos a familias productoras locales.

Aquel primer año su producción fue de 300 kilos. Hoy Moliendas de Ambato es una cooperativa integrada por nueve personas asociadas (cinco mujeres y cuatro hombres), y produce anualmente 10.000 kilos de alimentos de alta calidad. Además de las harinas, que se han diversificado, la cooperativa elabora tostados de frutos del monte que recolecta de modo estacional (algarroba, chañar, mistol, tusca), los cuales son muy saludables y se utilizan de un modo similar al café.

«Cambiamos la alimentación familiar gracias a nuestra propia fuerza de trabajo», sintetiza Augusto Pastore, asociado fundador y actual presidente de la cooperativa. Y sigue: «El dinero es apenas uno de los componentes que dan sentido a nuestro trabajo. Buscamos la sustentabilidad; es decir, cuidar al entorno y a los vínculos humanos».


Distribución de roles
Con el tiempo, familias cercanas a la cooperativa fueron buscando adquirir sus productos. Hacia 2016 Moliendas del Ambato comenzó a disponer de un excedente de producción que podía ser comercializado. Un año más tarde, la organización se desarrolló hacia adentro: las reuniones pasaron a ser más frecuentes y se estableció una clara distribución de roles. También mejoraron y sistematizaron los procesos productivos.

María Mercedes Cassina, asociada fundadora y actual tesorera, explica: «Gestamos un “nosotros” sosteniendo la palabra en la acción amorosa de muchos años. La confianza es un gran tesoro de la cooperativa y en el camino ha sido muy importante aprender a comunicarnos de modo claro y sincero» y agrega que «la integración de nuevas personas y la creación de un criterio común han sido desafiantes, pero con paciencia y perseverancia, todo es posible».

Producción. La cooperativa genera anualmente 10.000 kilos de alimentos de alta calidad.

A través del intercambio con otras organizaciones, como la Cooperativa Cuchiyaco de La Rioja, Moliendas del Ambato fue accediendo a alimentos de la región que no producía, como aceite de oliva, aceitunas y nueces. Hoy el vínculo alcanza a más de diez organizaciones de la agricultura familiar: Todos Comen, la Red de Alimentos Cooperativos y Pronoar, entre otras. También ha sido muy importante en el desarrollo de la cooperativa la articulación con la Asociación Civil BePe. «Las articulaciones articulan, valga la redundancia: de una articulación, siempre surgen otras», reflexiona Augusto.

El Estado cumplió un rol clave en esta historia. Moliendas del Ambato contó con el acompañamiento de equipos técnicos provinciales, con saber y compromiso, del Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (Inafci). Este apoyo público continuó hasta su cierre reciente por parte del Gobierno de Milei. Augusto explica que «gracias a la política pública del Inafci accedimos a capacitaciones sobre las producciones a las que nos dedicamos, y sobre comercialización; el apoyo fue mucho más allá de aportes en dinero: se nos acompañó como organización».


Proyección colectiva
En 2023 Moliendas del Ambato dio otro salto importante, inaugurando una nueva sala de elaboración. La cooperativa alquiló un espacio de una hectárea a metros del río del Tala. Modificando las instalaciones existentes con la guía y diseño del equipo técnico de la cooperativa, emplazaron allí su sala, en cumplimiento con los estándares de calidad establecidos. La cooperativa también logró adquirir maquinaria: molinos harineros y un horno tostador. A su vez, se encuentra pronta a abrir un espacio de venta directa al público, con alimentos propios y otras producciones locales.

«Nuestro emprendimiento tiene una base sólida, que es el afecto. En estos diez años cada paso surgió de decisiones tomadas en asamblea y en los últimos tiempos construimos colectivamente con planificaciones bianuales», explica Augusto. Y María agrega: «La proyección se construye colectivamente, evaluando los contextos que se presentan y tomando decisiones; nuestra labor es transformadora desde muchas aristas».

Estás leyendo:

Cooperativismo MOLIENDAS DEL AMBATO

Alimentos que transforman

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.