Cooperativismo | PUAN

Una luz en el camino

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María José Ralli

La cooperativa bonaerense brinda servicios públicos esenciales y también se dedica a proyectos innovadores, como la elaboración de aceite de oliva.

Orgullo local. Con 73 años de historia, la entidad motorizó el desarrollo de Puan.

Foto: Teresita Martinoya

Fundada el 5 de mayo de 1951, la Cooperativa de Servicios y Obras Públicas de Puan, provincia de Buenos Aires, se fue consolidando, con el paso del tiempo, como un pilar fundamental en el desarrollo y en la identidad de la ciudad. Con la mirada puesta en el presente, pero también con visión de futuro, su crecimiento fue paralelo al de la comunidad, marcando hitos en la puesta en marcha de servicios y de emprendimientos que abarcan desde la electrificación rural hasta la producción de aceite de oliva extra virgen. Cristian Francisco, gerente de la cooperativa, y Fernando Mas, ingeniero del sector Energía, comparten el legado y los desafíos de una entidad clave en la región.

«La cooperativa nació por la necesidad de los usuarios», explica Cristian Francisco, quien destaca que en sus primeros años enfrentaron grandes desafíos para generar energía a nivel local. En 1962, la conexión al Sistema Eléctrico Nacional marcó un antes y un después, facilitando la prestación. Luego, en 1970, lideraron un ambicioso plan de electrificación rural, que abarcó más de 700 kilómetros de líneas y alcanzó comunidades vecinas, como Azopardo, Bordenave, Villa Iris y otras localidades de los partidos de Adolfo Alsina y de Guaminí. «Las obras de electrificación rural se hicieron con postes de cemento, lo que permitió su durabilidad. Hoy, esas líneas siguen funcionando perfectamente», enfatiza Francisco y subraya el impacto de estas iniciativas en la calidad de vida de las zonas rurales.

Siembra y cosecha. La cooperativa cultiva 21 hectáreas de olivos, una iniciativa que amplía sus horizontes.

Foto: Teresita Martinoya

Innovación y diversificación
Con el correr de los años, la entidad fue ampliando sus servicios para responder a las demandas de la comunidad. En 1974, implementaron un circuito cerrado de televisión y, en 1976, iniciaron el servicio de agua potable. En 1980, dieron un paso más, al introducir el servicio solidario de sepelio; mientras que, en los años siguientes, sumaron pavimentación, cordón cuneta, viviendas sociales y servicios de salud, incluida la creación de un servicio de oncología y de atención médica local.

«El hecho de tener ambulancias propias nos permitió contar con una de alta complejidad y con personal médico especializado. Además, creamos una sala de atención con médicos itinerantes, facilitando el acceso a la salud en una localidad donde los hospitales grandes están a más de 160 kilómetros», detalla Francisco.

La cooperativa no se detiene. Actualmente, están cerca de completar la instalación de fibra óptica en Puan y trabajan en un sistema de telemedición que será el primero de su tipo en la provincia. «Esto nos permite monitorear y gestionar el consumo de energía a distancia, incluso en zonas rurales a más de 80 kilómetros», señala Francisco, destacando el impacto social de estas iniciativas en comunidades que no son atractivas para empresas lucrativas.

La relación de la cooperativa con el Banco Credicoop fue sostenida a lo largo de su historia, y Cristian Francisco remarca el apoyo: «Nosotros siempre estuvimos muy ligados desde la hora cero con el banco y diariamente estamos en contacto; esta estrecha colaboración nos permitió acceder a créditos para grandes proyectos, como la electrificación rural y la ampliación de la infraestructura de agua potable», al tiempo que subraya que «el Banco Credicoop fue un aliado estratégico en la expansión de servicios esenciales para la comunidad”.

Sello propio. Epu Antu, que significa «la tierra de los dos soles», es la marca del aceite extra virgen que comercializan.

Foto: Teresita Martinoya

Un proyecto innovador
En el año 2000, la cooperativa decidió incursionar en un área completamente diferente: la producción de aceite de oliva, un proyecto innovador que marcó un hito en la región y que comenzó con la plantación de las primeras 14 hectáreas de olivos. Hoy cultivan 21 hectáreas y también desarrollaron un área comercial sólida bajo la marca Epu Antu, que significa «la tierra de los dos soles».

El proceso de producción es completamente artesanal, desde la cosecha hasta el envasado del aceite, lo que garantiza un producto único y cuidado. Fernando Mas cuenta sobre este proyecto: «Nos propusimos hacer algo diferente, no solo un servicio, sino también un área productiva que involucrara a la comunidad. Decidimos apostar por la olivicultura, lo que fue un desafío en ese momento, pero que, con trabajo y paciencia, hoy es una realidad», y enfatiza la importancia de este proyecto como un motor de desarrollo económico local. El trabajo en el olivar es meticuloso y personalizado: «Cada planta se trata de manera individual, todo el proceso es casi artesanal. Logramos hacer un producto completo, desde la aceituna hasta el aceite, y nos enorgullece», añade Mas, al tiempo que apunta que «este proyecto no solo genera valor agregado, sino que también fomenta la mano de obra local y promueve el turismo, ya que recibimos visitas y participamos en eventos gastronómicos».

El aceite de oliva se distribuye en diversas localidades, incluida Bahía Blanca, Bariloche y Mar del Plata, y está en proceso de expansión hacia mercados internacionales.

Con una visión de largo plazo, la cooperativa continúa marcando el rumbo del desarrollo en Puan. Desde servicios esenciales hasta proyectos productivos, demuestra que el cooperativismo puede ser una herramienta poderosa para transformar comunidades. «No podemos hablar del progreso de la ciudad sin mencionar a la cooperativa, porque más allá de los números, nuestro éxito se mide por la confianza de nuestros asociados y el progreso visible en la región», concluye Francisco.

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