Economía

Sin futuro

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La apertura comercial, el aumento de costos y la caída del mercado interno complican la actividad del sector. Desde 2015 se destruyeron cerca de 2.000 puestos de trabajo y cerraron 50 pymes, mientras que el número de importadores se duplicó.

Calzado. Los artículos importados provienen de Brasil, Vietnam, China e Indonesia. (Jorge Aloy)

La devaluación y los tarifazos de los servicios públicos elevaron los costos fijos de las pequeñas y medianas empresas del sector haciéndoles imposible competir contra el aluvión de importados. La contracción del mercado interno redujo su nivel de ingresos y rentabilidad y desde el gobierno esperan liberar de retenciones la exportación de cuero, su principal insumo. La industria de calzado y marroquinera es, junto con la textil, la más afectada por las políticas aplicadas por Cambiemos de desincentivo al consumo e ingreso de importados, lo que produjo en consecuencia despidos y cierre de fábricas. En esta actividad ya se registró el cese de medio centenar de empresas marroquineras y el despido de 2.000 trabajadores. Como si fuese poco, el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, adelantó a principios de este año la intención de eliminar los derechos de exportación al cuero sin procesar.
La apertura comercial no es el único factor que afecta el desempeño de la ocupación sectorial. Los aumentos de tarifas, la política monetaria contractiva y los nuevos mecanismos de intervención estatal en los conflictos laborales son otros de los factores que explican el desempeño de la ocupación manufacturera desde finales de 2015. En enero, el ingreso de ropa de tejido de punto se incrementó un 91% interanual y la ropa de tejido plano, un 60%, mientras que los productos de marroquinería importados avanzaron un 16%. El Ministerio de Producción adelantó que buscará cerrar un acuerdo de mejora de la productividad con las cámaras empresarias y gremios del sector textil, con el objetivo de incrementar la oferta y reducir costos laborales no salariales, a través de, entre otras cuestiones, una mayor formalización del sector. «Nos adelantaron que incluirían a calzado y marroquineros. Pero si no cambian la macroeconomía y no mejora el mercado interno, no va a servir para nada», aseguró el presidente de la Cámara Industrial de Manufacturas de Cuero y Afines (CIMA), Ariel Aguilar.

Desde afuera
Según informó la Cámara, el año pasado la actividad marroquinera registró un incremento en las importaciones del 43,5% en unidades respecto de 2016. Se importaron 53.486.052 productos de marroquinería confeccionados en tela, plástico y cuero, 43,5% por encima de los 37.272.866 artículos de 2016. Medido en dólares, significó un aumento interanual del 14%, situación que impacta en la actividad de las empresas. «La capacidad instalada de nuestras fábricas está en el orden del 65%, lo que significa menos empleo y menos valor agregado», sostuvo Aguilar. De hecho, muchas fábricas se convirtieron en importadoras. La cantidad de firmas que compran en el exterior se duplicó en los últimos dos años, pasando de 400 importadores en 2015 a 800 en diciembre de 2017. Esta situación amenaza la subsistencia de las pymes que operan en estos rubros y genera la pérdida de puestos de trabajo.
En el caso de la actividad del calzado, los precios subieron 22% en 2017 y el consumo aparente del producto tuvo un incremento de 2,9%, mientras que los valores de exportación crecieron 453,5%. Cabe aclarar que el desempeño de las exportaciones responde a la baja base que implica compararlo con el estancamiento de la actividad económica de 2016. Como contrapartida, de acuerdo con un estudio sectorial, los valores importados treparon 13,2% por encima de igual período de 2016. El origen de las importaciones de calzado muestra a Brasil como el principal proveedor externo, con una participación del 37%; le sigue Vietnam con el 23,4% y un importante crecimiento respecto de los últimos dos años; en tercera posición, se ubica China, con el 23,3% de las compras, y luego Indonesia, con el 12,3%.

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