13 de abril de 2025
El Gobierno libertario firmó un nuevo acuerdo con el FMI, el número 23 que suscribe el país en casi 70 años. Desembolsos, condiciones y metas en un futuro incierto. Antecedentes históricos.

Caputo. El ministro anunció medidas en conferencia de prensa. El mismo protagonista para dos procesos de endeudamiento del país.
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En 69 años, desde que se incorporó al Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1956, Argentina había firmado 22 acuerdos con el organismo. Y llegó el número 23, el primero del Gobierno libertario. Sin respetar el mecanismo legal de toma de nueva deuda ‒a través de una ley debatida y aprobada por el Congreso nacional‒ avanzó con un decreto de necesidad y urgencia que fue validado en Diputados, para suscribir un nuevo acuerdo con el organismo internacional. Y aquí estamos. Con una deuda de 64.000 millones de dólares y un futuro embargado.
Luis Caputo −el mismo que hace seis años (2017) colocó US$2.750 millones mediante un bono en dólares a un plazo de ¡100 años!, y un año después endeudó al país con el FMI por US$44.100 millones− anunció un nuevo acuerdo con el organismo internacional de crédito por US$20.000 millones. Así Caputo, como funcionario de dos Gobiernos distintos, se consagra como el mayor «tomador de deuda» de la historia nacional.
«El nuevo acuerdo con el FMI implica que vamos a concluir con la etapa 3 de nuestro programa económico. La primera era terminar con el déficit fiscal, la segunda era terminar con el déficit cuasifiscal y la emisión monetaria y la tercera era la recapitalización del Banco Central», señaló Caputo en conferencia de prensa. Argentina recibirá US$23.100 millones de libre disponibilidad durante todo 2025, para «reforzar» al Banco Central mediante el canje de Letras Intransferibles y enfrentar eventuales presiones cambiarias. Suena como música para los oídos de la entidad madre del sistema financiero nacional que ayer viernes vendió reservas internacionales por la friolera de US$398 millones, que vienen disminuyendo desde comienzos de año en US$8.100 millones y se encuentran en su nivel más bajo en 14 meses.
El plan económico del Gobierno, y otra vez de Caputo, se apoya en una inyección de divisas del FMI. Pero no solo del FMI, sino también, de otros organismos multilaterales de crédito y operaciones financieras con bancos internacionales. Una suma de US$23.100 millones. El primer desembolso del Fondo, por US$12.000 millones, se realizará el próximo martes 15 de abril. En junio, se transferirán otros US$2.000 millones y, antes de que termine 2025, un desembolso adicional de US$1.000 millones completará los US$15.000 millones comprometidos por el organismo. Además, en mayo se prevé la llegada de US$3.600 millones de préstamos de entidades de crédito internacionales, a los que se sumarán otros US$2.500 millones antes de que finalice el año. A esto se añadirá una operación de «repo» del Banco Central con bancos del exterior por US$2.000 millones. «Las reservas del Central hoy están en los US$26.000 millones. En poco tiempo todas las reservas llegarían a los US$46.000 millones», sostuvo Caputo en el anuncio. Extraño el cálculo. Más aún cuando apenas unas horas después el presidente Javier Milei dijo que «este programa, entre FMI, Banco Mundial, BID, y un REPO del Banco Central, asciende a US$32.000 millones, de los cuales US$19.600 serán desembolsados de modo inmediato. De esta manera, para mayo, las reservas brutas del BCRA estarán en torno a los US$50.000 millones».
Pero bueno, no solo la calculadora del economista y diputado José Luis Espert tiene problemas para hacer cuentas sencillas. La del ministro de Economía y la del primer mandatario parece que también.

Cadena nacional. Milei celebró el acuerdo acompañado por el Gabinete.
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Las reformas
Según el FMI, de los 22 acuerdos firmados con Argentina, 18 fueron stand-by; un Fondo de Reserva Compensatorio y tres de Facilidades Extendidas. Vale aclarar que, de acuerdo con el BCRA, los programas acordados con el organismo internacional, fueron 28. Hasta incluye un Servicio Financiero del Petróleo, una línea especial creada durante la crisis del petróleo en la década del 70.
En la actualidad, el FMI opera diez líneas de asistencia financiera. Los más recientes de Argentina eran dos: un acuerdo stand-by (suscripto por el Gobierno de Mauricio Macri en 2018 por U$S50.000 millones, que se amplió hasta los U$S57.000 millones) y otro de Facilidades extendidas o Servicio Ampliado (aprobado en 2022, durante el Gobierno de Alberto Fernández, por US$45.000 millones para financiar el crédito tomado por el macrismo). Según su definición técnica, el stand-by brinda asistencia financiera a corto plazo a países con problemas de balanza de pagos. Los desembolsos están supeditados al cumplimiento de objetivos y los avances en la implementación de medidas estructurales. Por su parte, y siguiendo siempre las definiciones del FMI, la línea de Facilidades extendidas, otorga asistencia financiera a países que afrontan graves problemas de balanza de pagos a mediano plazo debido a deficiencias estructurales que tardarán tiempo en resolverse. En consecuencia, se le exige al país tomador la aplicación de reformas estructurales y medidas de estabilidad macroeconómica. Los desembolsos están sujetos al cumplimiento de las exigencias, y se aprueban por lo general por 3 años, aunque pueden extenderse hasta los 4, como el acordado ayer, el cuarto en casi siete décadas. Que tiene además una característica relevante: tiene 4 años y medio de gracia.
En consecuencia, será el próximo Gobierno el que deberá comenzar a pagarlo. La pesada herencia. En cuanto a exigencias, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, afirmó en su cuenta de X, que el Gobierno del presidente Milei se comprometió en «avanzar en reformas del sistema tributario, de la coparticipación y del sistema jubilatorio». Además, entre las condiciones que estableció el FMI para el acuerdo, se registra la modificación del régimen cambiario anunciada el viernes. Desde el 14 de abril, la cotización del dólar en el Mercado Libre de Cambios fluctuará entre 1.000 y 1.400 pesos y se eliminan las restricciones cambiarias para personas humanas, es decir, el fin parcial del mal llamado «cepo».
Asimismo, siempre subyace en estos acuerdos el reclamo del FMI por la «santísima trinidad» del ajuste ortodoxo: reducción del déficit primario, eliminación progresiva de los aportes del Banco Central al Tesoro y acumulación de reservas netas.
Hacia atrás
El escueto anuncio por cadena nacional donde el entonces presidente Mauricio Macri anotició al país, el 8 de mayo de 2018, el inicio de conversaciones con el FMI para volver a tomar deuda, puso fin a 13 años de no injerencia del Fondo en la política económica argentina. A fines de 2005, el Gobierno de Néstor Kirchner ‒tras la firma de un stand-by por US$ 13.000 millones‒ también por cadena nacional, anunciaba el pago anticipado de la deuda. Días después también Brasil, con Lula da Silva a cargo del Ejecutivo, comunicaba la misma acción.
Si bien durante la década del 90, bajo los dos mandatos de Carlos Menem hubo cuatro acuerdos con el Fondo por cerca de US$10.000 millones, es en el inicio del nuevo siglo (2000) cuando el organismo de crédito le otorga a Argentina el máximo préstamo hasta el de 2018: casi US$ 22.000 millones (4,8% del PIB).
En agosto de 2001, a solo cuatro meses de la mayor crisis política, económica y social que surcó al país en el inicio del nuevo siglo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill, en una entrevista con la cadena CNN y cuando las negociaciones con Argentina estaban en un punto álgido, sostuvo que era necesario encontrar una solución a largo plazo para Argentina «y no una que siga consumiendo la plata de los plomeros y carpinteros de Estados Unidos que ganan 50.000 dólares al año y se preguntan qué diablos estamos haciendo con su dinero». Tres meses después el FMI frenó nuevos desembolsos del crédito. El resto es historia sabida.
25 años después, Argentina es el principal deudor del FMI, con el 28,3% del stock total de crédito de la entidad internacional, que asciende a US$146.400 millones. El segundo deudor es Ucrania ‒en guerra desde hace 3 años‒ con el 10,1%, el tercero Egipto con el 7,4% y Ecuador cuarto con el 6%, de acuerdo con el estado de las cuentas presentado por el Fondo, al 28 de febrero. La deuda hasta ayer, cuando se conocieron las condiciones del nuevo acuerdo, ascendía a US$41.400 millones, cercano al monto otorgado durante el Gobierno de Macri en 2018/19. El país ya lleva pagados US$11.991 millones solo en intereses y el cronograma de pagos se extendía hasta 2034, pero sin dudas, se alargará con la toma del nuevo préstamo.
Quizás no estaría de más que los integrantes del directorio ejecutivo del FMI que aprobaron el nuevo crédito para Argentina releyeran a uno de los creadores del organismo internacional tras la Segunda Guerra Mundial, el economista inglés John Maynard Keynes. «Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo», decía el asesor del tesoro del Reino Unido.