25 de abril de 2025
Las elecciones del mes próximo presentan una gran variedad de postulantes, que van de los partidos tradicionales a pequeñas agrupaciones que buscan hacerse un lugar en la Legislatura porteña.

Es una tradición en la política argentina la participación electoral de pequeñas organizaciones que tienen mínimas posibilidades de éxito, pero que, por distintos motivos, insisten en presentar sus listas. En algunos casos se trata de agrupaciones con un fuerte basamento ideológico que aprovechan la campaña para propagandizar sus principios y propuestas y apuntan a la transformación de las estructuras de la sociedad; en otros, responden a desprendimientos de partidos mayores que a menudo se convierten en un instrumento del poder para debilitarlos.
Hay dirigentes que pretenden publicitarse con el objetivo de explorar futuras negociaciones, también están los que alquilan al mejor postor el nombre que tienen registrado, los que aspiran a renacer de sus cenizas como el Ave Fénix y los que montan un buen negocio aprovechando el aporte estatal para la impresión de boletas. Lo expuesto no agota las razones, como lo demuestra el pintoresco caleidoscopio que exhibirán las próximas elecciones porteñas a llevarse a cabo el próximo 18 de mayo.
Bajo la consigna «Remedios para CABA», el titular del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, Marcelo Peretta, que se destacó durante la pandemia por su oposición a la política vacunatoria, encabeza la lista «Movimiento plural», cuyo spot publicitario fue objeto de numerosos memes en las redes sociales por su precariedad musical y letrística.
Dos desprendimientos de La Libertad Avanza, el resucitado Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), que conduce el diputado nacional Oscar Zago, extitular del bloque de LLA en la Cámara Baja, y la Unión Porteña Libertaria (UPL), del legislador porteño Yamil Santoro, recurrieron a estratagemas para intentar mejorar sus posibilidades. El MID presenta como cabeza de lista al polémico y popular director técnico Ricardo Caruso Lombardi, según sus adversarios futboleros, «un experto en vender humo», mientras Santoro hizo confeccionar un logotipo prácticamente idéntico al de Unión por la Patria con la obvia intención de confundir al electorado progresista. Rechazada esta maniobra por la Justicia, decidió aprovechar el mismo apellido del candidato de ese signo, Leandro Santoro, postulante de «Es ahora Buenos Aires», que pelea por la primera posición, al colocar a su hermano también de nombre Leandro –y residente en Alemania– como primer aspirante a legislador.
Críticas al presidente
Un extraña aparición es la de Mila Zurbriggen, la postulante más joven (25 años), que está a la cabeza del denominado «Movimiento nueva generación». La locuaz panelista del programa televisivo Duro de domar fue una de las primitivas integrantes de LLA, pero al poco tiempo abandonó sus filas con duras críticas políticas y morales al presidente Javier Milei. Su ideología integra al liberalismo democrático con el nacionalismo y ciertos rasgos progresistas en lo económico y social.
No podía faltar en este amplio abanico la versión criolla del nazifascismo encarnada en el «Frente patriota federal», conducido por el inefable Alejandro Biondini, aunque esta vez el primer puesto de la boleta lo ocupa su hijo César. El mayor problema que debe afrontar es la sobreabundancia de expresiones de la extrema derecha que reducen aún más sus ya menguadas fuerzas.
Por su parte, la ecléctica Elisa Carrió resolvió apartarse de su alianza con el macrismo, que la contó durante años entre sus más fervorosos promotores, y participar con su propio partido –la Coalición Cívica, que fundó en 2020–, postulando como primera candidata a Paula Oliveto, una abogada que tiene mandato hasta diciembre como diputada nacional y que difícilmente logre obtener una banca en la Legislatura de CABA, que integró desde 2013 hasta 2017.
La candidatura de Leandro Santoro, que se presenta con un perfil municipalista y aspira a sumar a distintas variantes del progresismo, es resistida por dos pequeñas fuerzas definidas como justicialistas que objetan, entre otras cosas, la procedencia radical del postulante. Una de ellas, «Seamos libres», lleva como número uno en la boleta al politólogo y docente Juan Manuel Abal Medina, miembro de una familia fuertemente vinculada con el peronismo. Ocupó distintos cargos durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y al iniciar esta su segundo mandato fue designado jefe de Gabinete. Después se desempeñó como senador nacional entre 2014 y 2017 y actualmente está relacionado con el Movimiento Evita y es vicepresidente del PJ porteño. Sus cuestionadores opinan que no moverá el amperímetro.
Una incógnita
En cuanto a «Principios y valores», fundada en 2020 por el economista Guillermo Moreno –quien fue secretario de Comercio Interior entre 2006 y 2013–, su repercusión política es una incógnita dada la intensa campaña comunicacional que este peronista de derecha ha alcanzado con una notable inversión económica. Aunque se ha definido como acérrimo enemigo del mileísmo, está íntimamente vinculado con la vicepresidenta Victoria Villarruel, a la que considera una aliada imprescindible para la ortodoxia justicialista. Se lo acusa de obtener un fuerte respaldo de sectores oficialistas para restarle votos a Santoro. El primer candidato de su lista capitalina es el empresario de origen coreano Alejandro Kim, que ocupó la jefatura de Unidad de Relaciones Institucionales e Información de la Secretaría Legal y Técnica de la presidencia de la Nación durante la presidencia de Alberto Fernández, a quien Moreno consideraba un socialdemócrata infiltrado en el peronismo. Cabe señalar que el conjunto de las cinco listas que integran «Principios y valores» logró en las PASO de 2023 solo el 0,79% de los sufragios y no alcanzó el mínimo requerido para participar en las elecciones generales; pero la volatilidad del voto y la velocidad con la que se modifica el contexto dificultan predecir cuál será su desempeño, aunque los especialistas evalúan que no superará los dos o tres puntos.