30 de junio de 2025
Con una propuesta de turismo solidario y sostenible, la cooperativa Alen brinda la oportunidad de conocer bellezas naturales y hacer una inmersión en la cultura local.

En equipo. Conformar la cooperativa le permitió al grupo formalizar su actividad, capacitarse y crecer en el rubro turístico.
Foto: Gentileza Alen
La Cooperativa Turismo Valcheta Alen está integrada por un grupo de 18 emprendedores y emprendedoras de la zona. El grupo inicial se conformó en 2007, a partir de reconocer una necesidad común: la capacitación, fundamentalmente sobre formulación de proyectos y diseño de recorridos guiados.
Lo integraban entonces cerca de 60 personas. Parte de este grupo fue sintiendo la necesidad de conformar una cooperativa, para ganar formalidad. Recibieron una capacitación del área de cooperativas y mutuales de la provincia y desde allí avanzaron hasta obtener su matrícula en 2013.
A diferencia de la estepa que lo circunda, el pueblo de Valcheta es muy verde: está irrigado por el arroyo con el mismo nombre que nace en el paraje Chipauquil, en las estribaciones de la Meseta de Somuncura. Somuncura, que significa en lengua tehuelche y mapuche «piedra que habla», haciendo referencia a los sonidos que genera el viento al filtrarse por las fisuras de las rocas, es una altiplanicie basáltica formada hace millones de años, muy extensa, de unos 25.000 km2. Está ubicada entre las provincias de Río Negro y Chubut. Se trata de un ecosistema imponente, con especies animales y vegetales que solo se encuentran allí.
«En Valcheta, gracias a un sistema de riego implementado durante el gobierno de Perón, se desarrollaron una gran cantidad de chacras productivas. Hoy son, fundamentalmente, casas de fin de semana», cuenta Carlos Irasola, referente cooperativista de la Patagonia. «Se trata de un área natural protegida. Y tiene un rol estratégico por ser un gran reservorio de agua: es codiciado. Con la reforma en la ley provincial de tierras fiscales, que “casualmente” fue modificada junto con el código minero, se menciona que aún las áreas protegidas pueden ser explotadas por el sector privado». De allí la oportunidad de que se desarrollen otras actividades económicas, y que sean sustentables, como el turismo rural.
Las ventajas que obtuvo el grupo al convertirse en cooperativa son varias: «Nos permitió gestionar diferentes proyectos de turismo rural comunitario, participar en eventos, ferias, acceder a los seguros y habilitaciones provinciales, a promociones, financiamiento provincial; pudimos mejorar nuestros sanitarios», explica Javier Luquet, presidente y socio fundador de Alen. Y continúa: «También obtuvimos asesoramiento técnico y legal sobre turismo. Hemos ganado mucho: experiencia y proyección a largo plazo. En conjunto nos potenciamos», reflexiona.
Abanico de propuestas
Alen ofrece diferentes propuestas en las que participan los emprendimientos asociados: salidas fotográficas con avistaje de aves migratorias y fauna local, cabalgatas, caminatas y pesca deportiva. Organizan paseos al Bosque Petrificado y a centros de artesanía textil típica, en los que se destacan las matras. Tejidas por mujeres mapuches con lana de oveja, tienen símbolos geométricos basados en su cosmovisión ancestral. Desde Alen se fortalece también la economía de las familias locales, quienes brindan platos típicos para el almuerzo y cena y propuestas de hospedaje en los campos.

Imponente. La región constituye un ecosistema único, con especies animales y vegetales que solo se encuentran allí.
Foto: Gentileza Alen
A través de la Experiencia Somuncura, la cooperativa ofrece a los y las turistas un recorrido por la meseta, pernoctando allí. El programa es adaptable, pero se sugiere un paseo de tres días, recorriendo cerca de 130 kilómetros. «La experiencia es una cadena que involucra a la mayoría de los emprendimientos asociados», sintetiza el presidente de la entidad.
En línea con los principios y valores cooperativos, Alen realiza también campañas solidarias para su comunidad, en las que participan todos los emprendimientos que la integran. «Nos enorgullece. Hemos batallado mucho para lograrlo. Las campañas se dirigen a gente que vive en el campo y que no recibe a turistas», cuenta Javier.
La cooperativa se encuentra en la actualidad en un proceso de reorganización de su estructura. «Es muy interesante: participan jóvenes; hijos e hijas de quienes fundaron la cooperativa. La familia se agranda», explica Javier.
Uno de los objetivos centrales de la iniciativa fue evitar el desarraigo rural impulsando el turismo comunitario a través de capacitaciones a la población joven, alentándola a que reciba en sus campos a los y las turistas. Y eso hoy es una realidad.