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Culpas y pecadores

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Emiliano Basile

Paisaje bucólico. Michelle (Vincent) y su amiga Marie-Claude (Balasko) viven en la campiña francesa.

Cuando cae el otoño
Director: François Ozon 
Intérpretes: H. Vincent, J. Balasko, L. Sagnier, G. Erlos, P. Lotti
País: Francia 

El melodrama siempre estuvo ligado íntimamente al suspenso, al misterio de lo sórdido, al crimen inesperado. Al menos en su fase más extrema, así lo entienden Pedro Almodóvar, Todd Haynes y, por supuesto, François Ozon. Directores contemporáneos que oscilan entre relatos que desarrollan las pasiones escondidas en el universo femenino, y thrillers mórbidos sobre los límites morales dispuestos a ser cruzados en situaciones extremas. De una u otra manera, Cuando cae el otoño tiene la curiosa peculiaridad de fusionar ambos géneros en una misma película.

La historia comienza en la tranquila campiña francesa, donde Michelle (Hélène Vincent) vive entre los cuidados de su jardín y la asistencia a la iglesia, acompañada por su amiga jubilada Marie-Claude Perrin (Josiane Balasko). El mundo rural y rutinario se verá alterado cuando su hija Valérie (Ludivine Sagnier) y su nieto Lucas (Garlan Erlos) lleguen de visita desde París para pasar las vacaciones escolares y sufran las consecuencias de un envenenamiento accidental. La aparición de Vincent (Pierre Lottin), el hijo de Marie-Claude, recién salido de prisión y dispuesto a ayudar, añade una cuota de mayor complejidad.

Ganador de dos premios en el festival de San Sebastián, el film habla del perdón como única vía para el cambio, de una segunda oportunidad otorgada a un pecador. Por eso abre con un plano de la iglesia católica, y lo primero que escuchamos junto a la protagonista es el sermón de María Magdalena. Al igual que la figura mítica, Michelle fue prostituta en su juventud y busca su redención a través del amor que su hija Valérie nunca estuvo dispuesta a darle. Este proceso de reconciliación se refleja también en su jardín: al inicio desordenado y algo caótico, solo con la ayuda del recién salido de prisión Vincent se convierte en su paraíso terrenal.

El paralelismo bíblico es utilizado por Ozon y su coguionista, Philippe Piazzo, para retratar con un profundo humanismo a los personajes: pecadores, vulnerables y erráticos, solo a través del reconocimiento y apoyo mutuo pueden dejar atrás sus pasados y abrirse a la esperanza.

Sin embargo, Cuando cae el otoño no es un melodrama tradicional. Aunque la relación conflictiva entre madre e hija ha sido explorada muchas veces en el cine, en esta oportunidad el drama familiar se mezcla con el suspenso propio de un thriller. El realizador francés logra con maestría representar los deseos ocultos y el vínculo de amor/odio entre madre e hija, pero también lleva la trama hacia un territorio donde el misterio emerge sutilmente, siempre bajo un tono ligero y con pinceladas de humor negro.

La transición entre ambos géneros es tan sutil y precisa que sorprende por su simpleza y falta de tensión anticipatoria. A través de esta fusión, Ozon nos presenta una historia constante de sorpresas y matices escondidos bajo la apariencia amable de la protagonista y el paisaje bucólico.

El director de 8 mujeres, La piscina, En la casa y Frantz, continúa explorando las complejidades emocionales y morales. El perdón se vuelve el motor que impulsa la trama y la evolución de los personajes, a la vez que muestra cómo es posible dejar atrás el pasado y construir un nuevo comienzo, aún en medio de las sombras del dolor y la culpa.

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