Mundo | JEANETTE JARA

Una apuesta progresista para Chile

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Iván Gajardo Millas

La dirigente comunista, ganadora de las primarias, será la candidata del oficialismo y enfrentará a una derecha recargada en las presidenciales de noviembre. Quién es y qué piensa. Preguntas, desafíos y proyecciones

Santiago. Festejo de la postulante del PC con sus seguidores tras su aplastante triunfo, el 29 de junio.

Foto: Getty Images

El holgado triunfo de la candidata del Partido Comunista (PC) Jeanette Jara en las primarias del oficialismo chileno la deja como la carta del progresismo para las elecciones presidenciales de noviembre, frente a una fortalecida derecha, además de impactar en el escenario político del país vecino y abrir un amplio arco de preguntas y desafíos.

Jara logró el 60% de las preferencias, duplicando a Carolina Tohá, ex ministra del Interior y candidata del Socialismo Democrático, y dejando muy lejos a Gonzalo Winter, del Frente Amplio (FA), la formación del presidente Gabriel Boric, que apenas llegó al 9%.

El hecho representa uno de los mayores triunfos electorales en los 113 años de historia del PC trasandino, proscripto entre 1948 y 1958 durante la llamada «Ley Maldita», del presidente González Videla, y después entre 1973 y 1990, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Después, la histórica formación se mantuvo en los márgenes de la política tras el retorno a la democracia, relegada a un rol por fuera de las instituciones y en oposición a los Gobiernos de la llamada transición. Jara, por tanto, será la primera candidata comunista de la postdictadura en ser respaldada por el arco progresista de cara en las presidenciales del 16 de noviembre.

Licenciada en Administración Pública, Abogada, Diplomada en Derecho Procesal Tributario y Magister en Gerencia Pública, es una mujer de origen humilde nacida el 23 de abril de 1974 en la comuna de Conchalí, una de las más pobres del Gran Santiago. Hija de una ama de casa y de un técnico mecánico, es la mayor de cinco hermanos y fue la primera profesional de su familia. Siempre rebelde e inquieta intelectualmente, empezó a militar a los 14 años en las Juventudes Comunistas y asumió desde temprano roles de dirigente estudiantil y social.

Durante el primer gobierno de Michelle Bachelet fue Subsecretaria de Previsión Social entre los años 2016-2018 y, posteriormente, durante el gobierno de Boric, se desempeñó como ministra del Trabajo y Previsión Social entre 2022 y abril de 2025, momento en el que decidió dejar el cargo para abocarse a pleno a la campaña presidencial.

Su estrategia giró en torno a un mensaje que explotó su origen humilde, el mérito de su trayectoria personal y un discurso de izquierda, pero no dogmático. En esa línea, su equipo de campaña evitó exhibir la tradicional iconografía roja de su partido e hizo predominar en sus carteles y redes sociales los colores pasteles, suaves, mientras en sus actos solo se observaban banderas chilenas y otras de fondo blanco con su nombre.

Gran parte de su popularidad se cimenta en las políticas públicas que impulsó. Durante su período como ministra del Trabajo de Boric, patrocinó una histórica reforma al sistema previsional, además de la ley que rebajó la jornada laboral a 40 horas y el aumento del salario mínimo a más de 500.000 pesos chilenos (US$ 530).

José Antonio Kast. Conferencia del líder de ultraderecha, uno de los favoritos en los sondeos.

Foto: Getty Images

Otra percepción
En las entrevistas y debates, marcó autonomía con su partido, por ejemplo en temas como el reciente y fallido proceso constitucional, donde enfrentó incluso al presidente de su espacio político, Lautaro Carmona, que sostiene que recuperar el impulso por una nueva Carta Magna «sigue siendo una demanda vigente», mientras Jara subraya que «existen otras prioridades». También se distanció en asuntos como la situación en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El resultado de las primarias modificó la percepción que de ella tienen los chilenos: una semana antes los sondeos eran encabezados por el candidato de ultraderecha José Antonio Kast (24%), seguido por Jara (16%) y por la candidata de la derecha tradicional con Evelyn Matthei (10%).

Después de las primarias, sin embargo, Jara pasó a liderar las preferencias (33,8%), seguida por Kast (17,3%) y Matthei (16,8 %), mientras Johannes Kaiser, el youtuber libertario admirador de Javier Milei quedó relegado al 4,3%, según Activa Research.

Lo que viene
Jara sacude el puzzle político chileno por su originalidad. No se ajusta a la caricatura con la que los sectores conservadores se sienten cómodos debatiendo, y si bien el escenario que la candidata enfrentará es uno de inequívoca hegemonía cultural de la derecha, existe la percepción de que eso no necesariamente se traduce en resultado electoral.

El país vecino transita una crisis político-social cuyos síntomas –el estallido social y el traumático proceso constitucional fallido entre otros– configuran una atmósfera de creciente polarización que podría empujar la campaña hacia el eje de anticomunismo-antifascismo, mucho más si se consolida el crecimiento de Kast.

En esa antinomia –subraya el analista y ex candidato presidencial Alberto Mayol– lo que va a predominar es la capacidad que tenga cada candidato de mostrarse lo más alejados posible de esos dos extremos, y en ese sentido –concluye–, Jara partió con el pie derecho.

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