En escuelas primarias y secundarias crece el interés por una metodología de las Ciencias Sociales que permite abordar distintos aspectos del pasado de la comunidad. Experiencias de investigación y relatos colectivos abiertos al debate.
23 de mayo de 2018
(Ilustración: Pablo Blasberg)La entrevista se suele asociar prototípicamente con la escena periodística. Luego, también puede aparecer la imagen del encuentro entre una psicoanalista y su paciente, o entre el antropólogo y su interlocutor nativo. A decir verdad, hay gran cantidad de situaciones en las que alguien pregunta atentamente y otra persona responde. Las inquietudes pueden estar guiadas no solo por diversos temas, sino también por miradas y perspectivas que pueden interrogar un mismo testimonio de mil y una formas distintas. Una de estas posibilidades la ofrece la Historia Oral, una metodología que comienza a despertar gran interés en las aulas. Los bomberos voluntarios del pueblo; la educación durante la última dictadura cívico-militar; la identidad del barrio; la movida rockera de la ciudad en la que se vive; o las movilizaciones y cacerolazos de diciembre de 2001. Estos temas, y tantos otros que hacen a la historia colectiva de una comunidad, pueden ser abordados de una manera novedosa por niños, niñas y jóvenes en las escuelas primarias y secundarias, e incluso en los jardines de infantes. De lo que se trata es de emprender un diálogo crítico con los y las protagonistas de estas historias contemporáneas, algo que permite a docentes y alumnos reconocer procesos sociales que forman parte de sus propias vidas. «La Historia Oral es una metodología específica de las Ciencias Sociales que alcanzó un gran desarrollo en el ámbito de la investigación histórica contemporánea en los últimos 50 años», introduce la historiadora Laura Benadiba, autora de Recursos Metodológicos para enseñar Ciencias Sociales y La Historia Oral en el nivel inicial. «Por diferentes motivos, en Argentina recién comenzó a difundirse a mediados de la década del 80, y su introducción en la enseñanza se produce a principios de los años 90».
Desde hace más de dos décadas Benadiba trabaja en el Archivo de Historia Oral de las Escuelas ORT de Buenos Aires. En el archivo se incluyen las experiencias migratorias de las familias de los estudiantes, que preserva los recuerdos de aquellas vivencias a través de entrevistas audiovisuales. En la actualidad el Programa de Historia Oral está integrado por casi 150 estudiantes y lleva adelante varias líneas de investigación, entre las que se pueden citar: Vivir en dictadura; Colonización judía en Argentina; Memorias de Malvinas; Los juegos en la escuela; Sabores de la memoria; y Proyecto ArCa: Argentina Catalunya: la persistencia del silencio después de la dictadura. «Esta metodología presenta muchas ventajas para los estudiantes –asegura la historiadora–. El proceso de construcción de fuentes orales provoca en los alumnos una fuerte sensibilización, sobre todo porque construyen el conocimiento a partir de testimonios directos de personas que vivieron el proceso que están investigando».
Memoria y entusiasmo
Benadiba, como responsable de la organización Otras Memorias –que surgió en 2010 con el objetivo de abrir espacios de reflexión con respecto a la utilización de la Historia Oral en diferentes ámbitos– ha trajinado innumerables caminos en la Argentina y en el exterior, intentando contagiar su entusiasmo, no solo en instituciones educativas y académicas, sino también en diferentes organizaciones sociales. Fruto de esos andares son los dos congresos de Historia Oral para estudiantes de escuela secundaria que se realizaron en el país: el primero en 2016 en Pergamino y el segundo este año en Zárate, en la provincia de Buenos Aires (ver Congreso).
Uno de los colegios que participó en esos encuentros es el Instituto Jesús Obrero, de Mar del Plata. Pablo Melara es el profesor de historia que guió a los y las jóvenes para llegar hasta allí a presentar sus trabajos. «Cuando empezamos a trabajar con entrevistas, porque quería estimularlos a que elaboraran una fuente inédita y no copiaran de internet, una cosa que llamó mi atención fue el impacto que causaba en ellos investigar con testimonios, y cómo se comprometían a la hora de historiar esas experiencias», reconoce el docente. En el congreso de Pergamino participaron 35 estudiantes del Instituto Jesús Obrero, que expusieron diez trabajos. «Fueron tan gratas las experiencias y generó tanto entusiasmo que decidimos hacer un libro, denominado Viajes por la historia», cuenta Melara.
Los docentes aclaran una y otra vez en clase que en la práctica la Historia Oral no se reduce solo a la realización y transcripción de entrevistas, por lo que resulta clave para los estudiantes tener en claro de antemano por qué se selecciona a la persona entrevistada, qué se busca en la entrevista, qué y cómo se pregunta, qué y cómo se escucha, y qué se interpreta de lo dicho durante la entrevista. La utilización de los testimonios orales permite confirmar, contrastar o bien refutar las hipótesis enunciadas a partir de las fuentes escritas.
«Fiestas Populares en Carmen de Areco: 16 de julio y 26 de septiembre»; «Ferrocarril en Carmen de Areco»; «Museo Histórico»; y «Los juegos y juguetes a través del tiempo» son algunos de los trabajos que expusieron este año en Zárate los y las jóvenes de la Escuela Educación Secundaria Nº 2 de Carmen de Areco. La profesora Gabriela Lombardo fue quien acompañó a los estudiantes en el trabajo de construcción de sus fuentes orales para la investigación histórica. «La experiencia del Congreso fue maravillosa, los chicos son los protagonistas y sus reflexiones sobre lo vivido allí son geniales», destaca Lombardo.
Los docentes acuerdan en que la construcción y utilización de fuentes orales, la actitud comprometida de los estudiantes ante la elaboración del cuestionario para la entrevista, el análisis del contexto histórico que se quiere investigar y el del mismo testimonio hace, de alguna manera, más placentera la experiencia en el aula. Después de más de 20 años de trabajo con la metodología de la Historia Oral en diferentes países y ámbitos (distintos niveles de la educación, museos, bibliotecas populares, organizaciones sociales, pueblos originarios, y adultos mayores, entre otros), Benadiba sigue encontrando numerosas ventajas en la construcción de fuentes orales por parte de los integrantes de diferentes espacios. «No solo los componentes lógicos o racionales proporcionan un estímulo a las destrezas del pensamiento, sino que las respuestas afectivas de los alumnos tienen una gran incidencia en la significatividad de sus aprendizajes», admite.
Preguntar y escuchar son dos actividades importantes que se pueden aprender y ejercitar en clase, junto a otros y otras, para posibilitar un diálogo significativo entre el pasado, el presente y el futuro imaginado. De esta manera la historia deja de ser un relato monolítico y se transforma en una construcción colectiva abierta al devenir de los testimonios y su discusión.