2 de agosto de 2025
Karina Milei indultó a Santiago Caputo y lo sumó a la campaña. ¿Fue por necesidad o por miedo al poder de daño del asesor herido? Diferencias que persisten e impacto en la elección bonaerense.

Ausentes. Menem, Santilli, Milei, Ritondo y Pareja: el grupo comandado por la hermana del presidente que dejó a Las Fuerzas del Cielo fuera de las listas.
Foto: NA
Karina Milei, secretaria general de la presidencia y armadora política del oficialismo, ejerció una muestra de pragmatismo al sumar a la campaña bonaerense a Santiago Caputo, con quien mantuvo un tenso enfrentamiento. Su gesto fue atípico, ya que en La Libertad Avanza (LLA) se aplica con rigurosidad la regla de que cualquiera que contradiga a la secretaria general de la Presidencia tiene los días contados. La decisión de perdonar al asesor presidencial responde a una tregua forzada que habilita múltiples lecturas.
El indulto de Karina Milei llegó tanto por la necesidad de contar con la ayuda de Caputo en una campaña clave para el oficialismo nacional, como por el temor del daño que podría generar que el asesor quede herido y con ganas de revancha. También primó la intención de mostrarse como un frente unido, en días complejos para el Gobierno, en materia económica y en un escenario que refleja la pérdida constante de aliados políticos.
La interna entre Caputo y Karina, preanunciada hace meses, estalló en las últimas semanas. La herida llegó con el cierre de listas bonaerense, que dejó al asesor con un sabor amargo. Su tropa, los integrantes de Las Fuerzas del Cielo, solo obtuvo lugares marginales, cuando esperaba un lugar protagónico en la campaña. Algunos de esos jóvenes, integrantes de la banda de Daniel Parisini, más conocido como «Gordo Dan», se habían envalentonado con que le ganarían «caminando» a Cristina Fernández en la Tercera sección, previo a la condena que invalidó la candidatura de la expresidenta. No encabezaron la lista en ninguna sección electoral.
El desaire no pasó desapercibido y encendió la mecha de una guerra de trincheras en las redes, con los jóvenes libertarios embistiendo contra los armadores territoriales de Karina: Eduardo «Lule» Menem, Martín Menem y Sebastián Pareja. La tensión escaló al punto de que la hermana del presidente debió publicar un comunicado tajante, donde afirmó que quien osara dudar de los ungidos en las listas estaría desafiando al propio Javier Milei. Una demostración de fuerza que buscó poner orden, pero que, a la vez, dejó en evidencia la magnitud de la pelea entre los bandos.
Tras el alarido público llegaron los acercamientos. Karina Milei y Caputo alcanzaron un acuerdo de no agresión. El último martes, ella lo sumó a la reunión de la mesa política con los Menem y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. En ese punto, empezaron a correr las especulaciones: ¿Por qué decidió indultarlo? La respuesta tiene varias lecturas. Algunos hicieron hicapié en que lo necesita, en la previa a una elección local deslucida, llena de candidatos de bajo conocimiento. Caputo, ya lo demostró, tiene la capacidad de ordenar el discurso y generar una nueva narrativa de campaña. También hay otra lectura, más incisiva: la hermana presidencial se dio cuenta de que necesita integrarlo y también contenerlo, ya que el asesor tiene un poder de daño enorme, que no tiene correlato con su cargo. Además de los militantes de Las Fuerzas del Cielo, el asesor tiene gente que le responde en los cargos más sensibles del Estado, como la mismísima SIDE, donde ubicó a Sergio Neiffert; el ARCA, donde Andrés Vázquez le reporta desde la DGI; el Ministerio de Justicia, que maneja en las sombras el viceministro Sebastián Amerio; la Secretaría de Legal y Técnica, con María Ibarzábal Murphy; y el Ministerio de Salud con Mario Lugones. Perder esos espacios en manos de «caputistas» con acceso a información delicada y con la capacidad de ralentizar o incluso trabar la gestión es un lujo que los Milei no podrían permitirse.
Aunque prematuro, resuena el fantasma sobre el rol que tuvo La Cámpora durante el gobierno de Alberto Fernández. ¿Hay riesgo de replicar aquella dinámica donde se acusaba a los dirigentes camporistas de obstaculizar la gestión desde adentro, a través del poder que preservaron por no renunciar a sus cargos en el Estado? La sombra de esa interna sobrevuela la tregua entre Karina y Caputo. El poder de daño del asesor, su influencia y el enojo que tienen los suyos lo convierten en un dirigente a vigilar de cerca. Eso llevó a contenerlo y obligarlo a jugar. La incógnita es cómo podría impactar eso de cara a la elección del 7 de septiembre, ya que Caputo deberá ponerse al frente de un partido con piezas que no eligió y que no respeta. Además, más allá de la tregua en la cúpula, el malestar en las bases persiste.

Caputo. El asesor sin cartera fue convocado para la campaña en la provincia.
Foto: NA
La gran batalla
En ese contexto, tanto los libertarios como el peronismo bonaerense –otra alianza atada con alambre– se alistan para el lanzamiento de la campaña. Ante la amenaza de una «ola violeta» que los lleve a una doble derrota, Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner exploran un discurso unificado que tenga como eje denominador «sumar fuerzas» contra Milei. El oficialismo nacional intentará instalar como eje la discusión por la inseguridad en la provincia. Por eso, el elegido para liderar la campaña en la Tercera sección electoral es el excomisario Maximiliano Bondarenko, un desconocido para muchos, pero que no podrá ser presentado como la nueva política, ya que es concejal de Florencio Varela y compitió en la boleta de Facundo Manes. La estrategia de los libertarios, además de excluir a los jóvenes militantes alineados con Caputo, implicó darle protagonismo a los resabios del PRO en varios distritos. Una fagocitación, lenta pero eficaz, de lo que queda del partido de Mauricio Macri en la provincia, basada en la suma de figuras como Cristian Ritondo y Diego Santilli.
Las perspectivas electorales de LLA en la provincia dependerán de la eficacia de una doble estrategia: por un lado, la administración de sus propias internas, lo que implica contener a Caputo; y por otro lado, de cómo el electorado reaccione ante la presencia de viejos exponentes de la «casta» en las listas, principalmente del PRO, aunque también viejos peronistas reconvertidos en libertarios, quienes aportarán músculo territorial, aunque ponen en jaque la «pureza» del discurso de Milei, que insiste en presentarse como outsider.
Las cicatrices de un cierre de listas hostil y la posición que los principales armadores tomen de cara a octubre se verán con mayor contundencia en las próximas semanas. Karina y los Menem apostarán todo a la «marca» de La Libertad Avanza, con el color violeta característico, aunque esta vez no tendrán a un Milei que traccione en la boleta.