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Amasando por un sueño

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Texto y fotos: Bibiana Fulchieri

Con el propósito de generar trabajo y recuperar un espacio de contención social, un grupo de mujeres montó la panificadora cooperativa La Solidaria. Apoyo del Banco Credicoop.

Manos laboriosas. Panes, empanadas, tortillas, pizzas, chipá, bizcochos y tortas, algunos de los productos de La Solidaria.

«¿Empezamos hablando de nuestras urgencias o de los sueños que tenemos?», preguntan, como para comenzar a dialogar, Yolanda Alvarracín y Lenina Lazarte, presidenta y asociada, respectivamente, de La Solidaria, cooperativa del Barrio Libertad de Santiago del Estero dedicada a la elaboración de panificados.

Allí, en su espacio de trabajo, recibieron la visita de Hernán Altamirano, gerente de la filial Santiago del Estero del Banco Credicoop, acompañado por Laura Maldonado, asesora comercial, para entablar un intercambio institucional que estreche los recientes vínculos asociativos.

«Un deseo muy ambicioso es que se conozca a Santiago del Estero por la calidad de nuestros productos», expresó Lazarte. «Estamos en condiciones de crecimiento, fuerza nos sobra, porque si tuviéramos que vivir acá adentro trabajando, lo haríamos», dice Soledad Soria, otra asociada.

Para continuar creciendo, necesitan un recurso básico: conectarse a la red de gas natural. «Me parece que más que sueño tenemos una urgencia que es poder conseguir recursos para la conexión de nuestros hornos pizzeros a la red de gas domiciliaria –remarcó Alvarracín–, si logramos solucionar esto daremos un salto cuantitativo en nuestra producción e ingresos, porque reduciremos el enorme gasto en garrafas».


Sin prisa, sin pausa
El olor que desprende una paila donde se cuece el dulce de batatas se mezcla con el aroma de las empanadillas de ese dulce, que sale de los hornos de la gran cuadra de panadería donde una veintena de mujeres trabajadoras de La Solidaria amasa sin parar. «En este galpón estaban las cuchetas de jóvenes que buscaban refugio, comida, educación, contención», relata Alvarracín y cuenta cómo llegaron estas mujeres cooperativizadas al edificio que utilizan en comodato. Allí funcionaba la Asociación Civil Proyecto Changuitos, un emprendimiento muy reconocido en Santiago del Estero por contener a menores de los riesgos de vivir en la calle. Llegaron a ser unos 200 menores y el objetivo primordial era protegerlos e iniciarlos en un sistema educativo no formal mediante talleres diversos como gastronomía y formación integral.

La visita guiada de la presidenta de la cooperativa lleva a los visitantes por los diferentes espacios que hoy habitan. «Al lado del galpón de panadería tenemos estas habitaciones donde había voluntarios que daban talleres y llegaron a realizar una revista que circulaba por la ciudad de Santiago; pero no se pudo sustentar. Yo era la tesorera y el dueño de este edificio me lo ofreció para que de alguna manera siguiéramos dándole un uso similar al de Changuitos y nos encontramos con que muchas mujeres víctimas de violencia de género del barrio dejaron de percibir ayudas económicas y se nos ocurrió reflotar la panificadora que ya estaba en este galpón y crear La Solidaria».

Hermanadas. Más de 35 mujeres encuentran sustento en la organización que busca más recursos para seguir creciendo.

Un rayo de luz muy potente cruza el galpón y se deposita en la mesa donde las asociadas amasan a ritmo sostenido, mientras otras son las encargadas de hornear. «Somos nueve las cooperativizadas pero trabajamos 35 mujeres en total y todos los días se van sumando manos a las masas y se llevan panificados para comercializarlos por su cuenta», dice Lanzarte. Su especialidad, cuenta, es la prepizza de cebolla. «Se me ocurrió ya que soy alérgica al tomate», confiesa mientras presenta a Félix Contrera, el maestro panadero, único varón que se sumó a La Solidaria como voluntario. Él cuenta: «Vengo como una especie de asesor, pero por amistad y apoyo a estas grandes trabajadoras que aprendieron a amasar, estirar y crear productos nuevos… ¡ahora algunas son mejores que yo!», confiesa riendo.

Durante casi toda la jornada se producen sin descanso pan, tortillas, chipá, bizcochos negros, trenzas, tortas, roscas de pascuas. «Cuando consigamos conectarnos al gas natural vamos a ampliar nuestra producción y obtendremos mayor rentabilidad», remarca Soledad Soria, una de las primeras asociadas. «Yo deseo que pronto podamos también elaborar pan para pebetes y masas de hojaldre. En un año crecimos mucho y tenemos capacidad para abarcar más porque logramos fidelizar clientes porque se reconoce el buen producto que brindamos, también sostenemos algunos merenderos con nuestras donaciones», remarcó.

«Ojalá podamos acompañar nuestro avance con la tarea de reabrir los talleres que tenía Changuitos al lado del galpón de panificación», se esperanza la presidenta Alvarracín. Lo primero que harían sería brindar apoyo escolar, talleres de música, oficios y montar una biblioteca.

«Nuestra institución, fiel a su misión y principios, acompaña regularmente a sus asociados en distintas acciones», expresó Hernán Altamirano. Después de la visita a la Cooperativa de Trabajo La Solidaria, se acordó con la Comisión de Asociados de la filial, presidida por Hugo Lupo Soria, otorgar un premio institucional a la entidad para concluir la obra de gas natural. «Acciones como estas nos dan una inmensa satisfacción y nos motivan a proseguir con nuestra labor solidaria, más en estos tiempos tan adversos», concluyó.

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