Política | ELECCIONES LEGISLATIVAS

Un largo camino a octubre

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Demián Verduga

¿Qué nuevo mapa político surge tras el cierre de alianzas que competirán en los próximos comicios? Los datos sobresalientes de un panorama en constante movimiento.

A las urnas. El 26 de octubre se renovarán 127 diputados y 24 senadores del Congreso Nacional.

Foto: NA

La Argentina transita meses en los que la política muestra dos caras contrapuestas. Es un año con una batería de elecciones. Hay distritos, como Buenos Aires, Santa Fe, Formosa, Capital Federal, que renovaron la mitad de sus legisladores locales. Todos decidieron separar esa elección de la nacional. A eso se sumaron elecciones como las que se realizaron para la Asamblea Constituyente en Santa Fe para reformar la carta magna provincial y las de gobernador en Corrientes y Santiago del Estero. Es un año muy electoral. La dirigencia política pasa de una elección a otra. Esta realidad convive con una apatía de la población que, por ahora, parece tener poco interés en ir a votar. El ausentismo en las distintas elecciones es uno de los datos relevantes. 

En este contexto cerraron las alianzas que competirán en los comicios del 26 de octubre, cuando se renovarán 127 diputados y 24 senadores del Congreso Nacional. Todavía no se definen los candidatos, para eso falta, pero quedó claro qué fuerzas políticas pudieron «maridar», como cuando se toma un buen vino. La realidad de cada distrito es distinta. Podrían hacerse 24 análisis, pero hay datos sobresalientes que brindan un panorama. 


Sellos y debates
El peronismo está recorrido por un potente debate interno. Es inevitable después de una derrota electoral como la de 2023. Desde esta perspectiva, podría decirse que fue un éxito haber logrado que en 17 distritos haya una sola alianza que contiene a todas las vertientes del universo peronista. Entre ellos están Buenos Aires, CABA, Formosa, Chaco, Tucumán, Entre Ríos, La Pampa. 

El acuerdo de unidad no implica que se haya conseguido que la marca Fuerza Patria se utilice en todos los casos. El nuevo nombre surgió en el peronismo bonaerense, que por el peso demográfico de la provincia en la que compite suele irradiar hacia el resto del país. Sin embargo, hay provincias que eligieron su propio sello, pensado para la realidad local. En Tucumán, por ejemplo, optaron por «Frente Tucumán Primero».

Es un caso singular,

el tucumano. El gobernador, Osvaldo Jaldo, fue uno de los que más colaboró con el presidente Javier Milei en el Congreso. Sus diputados apoyaron leyes estratégicas de la Casa Rosada, como la Ley Bases, y también el veto presidencial a la ley que aumentó el presupuesto de las universidades nacionales. A pesar de todo esto, no hubo acuerdo electoral. Jaldo hizo tabula rasa –como diría Milei– con su socio-rival interno Juan Manzur y el peronismo tucumano irá unido. Luego de 18 meses de una etapa «Milei friendly», Jaldo regresó a la oposición. Vueltas de la vida. Habrá que ver qué hacen sus diputados una vez que asuman. 

Debate interno. Los gobernadores en la última reunión del PJ. 17 distritos y una sola alianza.

Foto: NA

En territorio bonaerense se habla de unidad, pero hubo suspicacias. El partido de Juan Grabois, Patria Grande, no se inscribió dentro de la alianza Fuerza Patria. Este gesto se suma a las declaraciones que hizo semanas atrás la exlegisladora porteña Ofelia Fernández, del partido de Grabois, insinuando que estaban evaluando ir por fuera del frente panperonista para «sincerar» el debate interno. En el peronismo creen que Grabois hace este movimiento para negociar mejores posiciones en las listas de candidatos para dirigentes de su partido. Él mismo anunció que se postulará en PBA. Dejar entreabierta una puerta puede ser una estrategia de negociación, pero hasta que no se cierre un acuerdo no se puede descartar que esa abertura sea utilizada y que el peronismo se divida en el principal distrito del país. Sería una buena noticia para La Libertad Avanza. Las encuestas muestran una contienda pareja en provincia, por lo que cualquier fragmentación del voto, por pequeña que sea, ayuda al adversario. 


Rompecabezas mileista
El presidente Milei y su hermana Karina coronaron en el cierre de alianzas el principal objetivo político que se habían trazado para la primera parte del mandato presidencial: desintegrar a Mauricio Macri. El expresidente había apostado por La Libertad Avanza en 2023 pensando que él podría gobernar detrás del trono. A 18 meses del balotaje en el que Milei derrotó a Sergio Massa, el balance muestra un efecto boomerang que podría estudiarse en los manuales de Ciencia Política. El PRO que Macri fundó hace 20 años casi ha dejado de existir. Los globos amarillos fueron pinchados uno por uno. Incluso en su bastión, la Ciudad de Buenos Aires, el macrismo se vestirá de violeta para poder renovar los dos diputados nacionales que pone en juego. 

El PRO se subsumió en el mileísmo. Esta victoria política de la dupla de hermanos que gobiernan el país no se replica en todos los frentes. LLA cerró acuerdos con gobernadores solamente en cinco provincias: Mendoza, CABA, Chaco, Entre Ríos y San Luis. Tres de estos distritos (CABA, San Luis y Entre Ríos) renuevan senadores nacionales. Los Milei lograron imponer su condición de que ese tramo de la boleta –los senadores– debe ser ocupada por soldados violetas para fortalecer las posiciones del presidente en la Cámara Alta, donde solo tiene siete bancas. 

Hay otras cinco provincias que renuevan a sus tres senadores. Son La Rioja, Santa Fe, Santiago del Estero, Misiones, Formosa. Allí los violetas competirán solos. 

La elección pondrá a prueba la estrategia política de Karina Milei, que apostó a consolidar una identidad propia en la mayoría de los distritos. Este fue uno de los motivos que dinamitó la relación con varios gobernadores que habían colaborado con Milei en el Congreso y que suponían que una de las devoluciones por esa «ayudita» sería negociar listas conjuntas en sus distritos. El mileísmo decidió armar en todas partes. En algunas, como Santiago del Estero, va sin ninguna alianza con una fuerza local. El 26 de octubre se correrá el telón y la hermana presidencial rendirá examen como armadora. 


Tercera vía fragmentada 
Siempre que hay polarización aparece alguien que propone no ser ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario. En territorio bonaerense surgió Somos Buenos Aires, que tiene como columna vertebral a la Unión Cívica Radical (UCR). Se suman sectores del peronismo, desencantados del PRO, lilitos y otras yerbas. 

A escala nacional, la presentación del frente «Un Grito Federal», con los mandatarios de Córdoba (Martín Llaryora), Santa Fe (Maximiliano Pullaro), Santa Cruz (Claudio Vidal), Chubut (Ignacio Torres) y Jujuy (Carlos Sadir) prometía ser la expresión de la tercera opción. Lo cierto es que cada uno de estos gobernadores competirá con un sello con nombre distinto en su provincia. En Córdoba el frente de Llaryora se llamará Provincias Unidas, por ejemplo. 

Seguramente habrá una nueva foto conjunta y gestualidades que muestren una posible fuerza en el futuro. Quizás logren armar un bloque en la Cámara de Diputados, pero le falta mucha cocción a ese agrupamiento para hablar de una nueva coalición. 

En la Ciudad de Buenos Aires esta vertiente se fragmentó. Los radicales Facundo Manes y Martín Lousteau presentaron su frente Ciudadanos Unidos. No se descarta que Manes cruce la General Paz y sea candidato a senador por la CABA en lugar de competir en la provincia. 

Otra coalición de la misma vertiente la anotaron la Coalición Cívica y Confianza Pública de Graciela Ocaña. Los exsocios del PRO en Juntos por el Cambio tendrán el padrinazgo de Elisa Carrió y Horacio Rodríguez Larreta. Esa expresión política, sectores antiperonistas que no comulgan con el extremismo neoliberal, ha tenido siempre fuerza en la Capital. Pero el pastel no es tan grande como para dividirlo en tantos pedazos.

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