11 de septiembre de 2025
Atribuir los cimbronazos en el mercado cambiario a las elecciones bonaerenses suena, como mínimo, muy pobre. Las tensiones son producto del plan económico, no de las coyunturas políticas.

Dólares. Su escasez es una constante en el Gobierno libertario aun con uno de los mayores ingresos de divisas en los últimos 18 meses.
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Las idas y vueltas del Gobierno, luego del desarme de las LEFI (suba de los encajes en cuatro ocasiones, emisión de bonos «a medida» para utilizar esos encajes, licitaciones no programadas, venta de dólares directa en el mercado) ponen en duda la afirmación de que Todo Marcha de Acuerdo a lo Planeado (TMAP). Por otro lado, la suba de las tasas de interés y la debilidad de los ingresos provocó un frenazo de la actividad económica. El último relevamiento de expectativas de mercado (REM), publicado por el Banco Central de la República Argentina, proyecta una caída del 0,3% de la actividad económica en el tercer trimestre del año, con respecto al anterior. Hace un mes, consultoras, centros de investigación y entidades financieras que participan en el REM habían estimado un crecimiento del 0,4%.
El fuerte aumento del riesgo país es otro síntoma del inquietante escenario de corto plazo. El índice elaborado por el JP Morgan escaló, de enero a la fecha, de 560 a más de 1.000 puntos. Un dato de color: el Uruguay gobernado por el izquierdista Frente Amplio apenas tiene 70 puntos de riesgo país y el indicador de Brasil comandado por el «comunista» Lula orilla los 190 puntos.
Otra vez, la escasez de dólares (a pesar del blanqueo, el préstamo del FMI y la fuerte liquidación de divisas del complejo agroalimentario) está bajo la mira. El director de la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, sostuvo que «las reservas netas van a profundizar su “rojo”; nuestra estimación es que al 31/10 van a estar en los -US$10.000 millones, tal como las mide el Fondo. Eso perjudica la capacidad de pago en moneda extranjera y el riesgo país».

MerVal. El Mercado de Valores argentino en un continuo sube y baja.
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Advertencias
El oficialismo culpa al «riesgo kuka» de las turbulencias actuales, pero fue por decisiones propias que desaprovechó la oportunidad de reforzar las reservas internacionales en la época de liquidación de la cosecha gruesa. En ese momento, la conducción económica anunció que no compraría dólares salvo que el tipo de cambio cotizara en el piso de la banda (menos de $1.000 por dólar). Algo que, como se sabe, no ocurrió. En esa línea, el último Reporte del Sector Externo del FMI planteó que las reservas netas continúan siendo críticamente bajas y que «es fundamental realizar esfuerzos adicionales para reconstruir las reservas, permitiendo al mismo tiempo una mayor formación de precios y compras de divisas para cumplir con las obligaciones del servicio de la deuda en divisas».
La asignación de las todas las culpas al clima electoral tampoco es compartida por la consultora 1816. La firma de los ex Banco Mariva, Adrián Rozanski y Mariano Skladnik, muy escuchada en el «mercado», sostuvo que «en nuestra opinión, no todo el mal desempeño de la deuda de los últimos meses se debe adjudicar a la dinámica política… Hace un mes, cuando todas las encuestas eran favorables al oficialismo y el escándalo de los audios no había estallado, los títulos argentinos también mostraban debilidad relativa». «Nuestra opinión es que, independientemente de los resultados electorales de septiembre y octubre, post comicios veremos modificaciones tanto de la política cambiaria (donde prevemos un esfuerzo más decidido en acumular reservas), como en la política monetaria», pronostica la consultora.
Por último, la búsqueda de chivos expiatorios («riesgo kuka») para explicar las tensiones económicas es algo bastante común en la lucha política. Por caso, el relato presenta muchas similitudes con la narrativa macrista en 2017. Sin embargo, la victoria «amarilla» en las elecciones legislativas de ese año, que incluyó la derrota de Cristina Fernández de Kirchner en Provincia de Buenos Aires, no despejó ningún obstáculo. Por el contrario, la debacle comenzó pocos meses después del amplio triunfo electoral de Juntos por el Cambio. La lección es clara para cualquier espacio político: el apoyo en las urnas es importante pero no «arregla» las deficiencias de un modelo insustentable. Y ni hablar sin el respaldo de los votos. El resultado bonaerense es bastante revelador de que la motosierra ya no cosecha tantos adeptos.