Economía | CONSUMO MASIVO

Tocado y hundido

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Mirta Quiles

Tras dos años de caída vertiginosa, la erogación en bienes y servicios de los ciudadanos va en línea con otras variables de la actividad económica. Expectativas y pronósticos a la baja.

No repunta. El consumo se desplomó 15% en 2024. En lo que va de este año, acumula un magro crecimiento del 1,2%.

Foto: NA

A 22 meses de gestión, la realidad sigue empeñada en contradecir las buenas nuevas que anuncia el presidente Milei desde distintos púlpitos. Con una actividad económica que ya muestra tres meses consecutivos de contracción y una caída del consumo del orden del 1,9% respecto a julio, suena casi paradójico referirse a los dichos del mandatario en la Bolsa de Comercio de Córdoba.

Puesto a destruir supuestas «falacias», suelto de cuerpo y sin que se moviera un solo cabello de su frondosa cabellera, Milei afirmó en territorio cordobés: «Y lo más interesante entonces es que el ajuste sí puede ser expansivo. Argentina igual tiene el PIB hoy en niveles máximos de producción, o sea, en línea con los que teníamos en el 2011. Tenemos los niveles de consumo en los máximos históricos, en línea con los del 2011».

En cuanto al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), es un organismo oficial el que desmiente los dichos del primer mandatario. De acuerdo con el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la actividad económica registró en julio ‒último mes publicado‒ un incremento de 2,9% en términos interanuales debido, en buena parte, a la baja base de comparación.

Sin embargo, retrocedió 0,1% en el séptimo mes del año, en la medición desestacionalizada respecto de junio e hilvanó tres meses consecutivos de contracción. Y eso no es todo. Como consecuencia de la fuerte suba de la tasa de interés y la débil demanda interna, distintos especialistas proyectaron una nueva caída para agosto, que ya marcaría el inicio de una recesión en la economía nacional. Un detalle. Los dos sectores que impulsaron el crecimiento interanual de julio, fueron la intermediación financiera (23,2%) y la explotación de minas y canteras (13,4%). Para cerrar. En 2011, el PIB de Argentina creció un 8,8%. El proyecto de Presupuesto 2026 prevé para 2026, un descontextualizado crecimiento del 5%.

Qué decir del consumo. «El consumo continuará siendo el motor de la economía argentina este año, según un estudio de la consultora Deloitte», titulaba un portal económico en 2011. Rara la apreciación del primer mandatario en Córdoba, cuando en 2024 el consumo cayó 15% y acumula un magro 1,2% de aumento en lo que va de 2025.

Distintos rubros. No solo las compras de alimentos muestran números negativos. La venta de indumentaria cae a un ritmo vertiginoso.

Foto: Shutterstock

Con tasas de interés por los aires, el consiguiente encarecimiento del crédito y la disparada de la morosidad, un deterioro del poder adquisitivo por salarios estancados y una caída en la confianza de los compradores, que el consumo toque sus máximos históricos, como dijo el presidente, más que una apreciación de la realidad, sería un milagro.

En agosto, el consumo masivo cayó 1,9% respecto de julio, según un relevamiento de la consultora Scentia. El retroceso mensual se explica principalmente por el freno en las ventas de kioscos y almacenes, que cayeron 4,4%, y de farmacias, con una baja de 2,6%. También los autoservicios independientes retrocedieron 2,2%, mientras que los mayoristas descendieron un 0,9%. Los supermercados de cadena, mostraron una baja de 5,1% frente a agosto del año pasado y acumulan una caída de 5,4% en lo que va de 2025. Los mayoristas también sintieron el impacto, con un retroceso de 8,1% interanual y de 2,3% en los primeros ocho meses del año.

El Indec publicó índices que van en línea con los de la consultora. En julio, la facturación de las cadenas fue un 2,1% menor que la de junio de 2025 y apenas un 1% superior a la de julio de 2024, cuando el consumo estaba planchado. Así las cosas, se encadenaron cuatro meses consecutivos de retrocesos. Además, mientras en los supermercados crece el pago con tarjeta de crédito, la incidencia de las ventas a través del comercio electrónico ‒que tanto valora el presidente‒ en el universo de los supermercados apenas representaron un 3,2% del total.

En el interior del país las cosas no son distintas. Por ejemplo, el análisis del consumo en supermercados de la Provincia de Buenos Aires durante el primer semestre de 2025 muestra que, si bien hubo una mejora interanual del 1,3% desde pisos calamitosos, continúa aún 7,6% por debajo de 2023. En Córdoba, se registró una caída en la venta de alimentos del 19% interanual durante los primeros siete meses del año, según el relevamiento mensual que realiza el centro de almaceneros. Mientras que, en Rosario, en julio se registró una baja cercana al 30% en las ventas minoristas de diferentes rubros, como alimentos, regalería e indumentaria. Ya en la Mesopotamia, en la provincia de Entre Ríos, las ventas en supermercados acumularon en el primer semestre de 2025 una caída del 8% respecto a 2024 y del 20,4% en comparación con igual período de 2023.

En este escenario, la confianza de los empresarios del sector va en la misma dirección. El Indec hace unos días publicó su «indicador de confianza empresarial» (ICE) del sector de supermercados y autoservicios mayoristas. El indicador recaba la opinión empresarial sobre la evaluación actual de la situación comercial, las expectativas futuras y la evaluación actual de los stocks. Bueno, dio negativo: -9,3%. Y este es un promedio. Solo sobre la Situación comercial actual los empresarios la valoraron negativa en un 24%.

Sin embargo, todo marcha acorde al plan. El proyecto de Presupuesto que envió el Gobierno el pasado 15 de septiembre al Congreso para su tratamiento, anticipa un crecimiento del consumo masivo del orden del 4,9% para 2026. No alcanza ni tan siquiera para recuperar la caída de 2024, que fue del 15%.

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