11 de octubre de 2025
Pasaron de vender su producción a precios irrisorios a procesar y vender pasas de uva al mundo. La diferencia fue apostar al cooperativismo.

Codo a codo. En la planta trabajan 12 asociados fijos y otros temporarios que se suman en época de cosecha.
Foto: Nicolás Fogolini
En el oeste de la provincia de San Juan, donde el sol madura los parrales hasta transformarlos en uvas dulces y firmes, un grupo de pequeños productores encontró la manera de no desaparecer. Diez familias unieron esfuerzos, hipotecaron fincas, prestaron galpones y sumaron conocimientos para crear Ecozonda, una cooperativa que hoy procesa y exporta pasas de uva al mundo.
Su historia, marcada por la necesidad, el esfuerzo y la convicción de no resignarse a vender a precios ínfimos a las grandes industrias se convirtió en ejemplo de integración productiva y de cómo el cooperativismo puede cambiar destinos. «Todo empezó porque nos dimos cuenta de que si seguíamos vendiendo la uva como veníamos haciéndolo, estábamos condenados a desaparecer», cuenta Enzo Manzini, secretario de Ecozonda. «Nuestra primera finca la quisimos vender a una empresa que procesaba pasas, pero lo que nos ofrecían era tan poco que nos juntamos entre productores y dijimos: “¿y si lo hacemos nosotros?”. Así nació la idea de la cooperativa».
No fue fácil: para lograrlo un socio hipotecó su finca para obtener un crédito, otro puso a disposición una vieja bodega en desuso como planta inicial. «Fue todo un poquito de cada uno y a pulmón», sostiene Carlos Guillemén, tesorero y encargado de la planta. «Al principio no éramos industriales, éramos productores que nos organizamos. Aprendimos a comprar máquinas, a manejarlas, a mejorar los procesos. Cada paso fue un desafío enorme».
Del parral al consumidor
La uva se corta en enero y se tiende en los secaderos durante diez días de sol intenso. El resultado son pasas oscuras, dulces y naturales. Luego llegan a la planta: se lavan, se clasifican, se hidratan con aceite vegetal y se envasan en cajas de diez kilos listas para exportación.
«Procesamos nuestra producción y también la de terceros. Eso nos permitió integrarnos verticalmente, desde la finca hasta la comercialización», explica Guillemen, mientras muestra orgulloso la planta donde trabajan 12 asociados fijos y otros temporarios que se suman en época de cosecha.
Entre las asociadas está Graciela Farías, parte importante de la historia de Ecozonda. «Es lindo salir de casa y trabajar con compañeros. Mi tarea es cuidar que cada caja salga perfecta. Para mí, la pasa es lo más natural que hay: uva, sol y nada más. Me enorgullece saber que algo que yo toco con mis manos termina en una mesa en Brasil o en Colombia».
El 70% u 80% de la producción se exporta principalmente a Brasil, donde la uva pasa forma parte de la dieta cotidiana. Otro porcentaje menor va a Colombia, mientras que el mercado argentino representa apenas un 3% o 4%.
La fuerza del cooperativismo
«Lo que individualmente nunca hubiéramos logrado, colectivamente fue posible», afirma Guillemén. «Unirnos nos permitió no solo sobrevivir, sino crecer. Como minifundios estábamos condenados, pero juntos levantamos una planta, generamos empleo y logramos exportar».
Ecozonda brinda, además, servicio de procesamiento a otros productores, consolidándose como un actor clave en la cadena vitivinícola sanjuanina, que concentra más del 80% de la producción nacional de pasas.

Comercio regional. El 70% u 80% de la producción se exporta a Brasil, donde la uva pasa forma parte de la dieta cotidiana.
Foto: Nicolás Fogolini
Hoy el desafío es capitalizarse. «Necesitamos más maquinaria para aumentar capacidad y mejorar procesos. Antes teníamos más apoyo estatal con créditos y subsidios, ahora es más difícil», admite Guillemén. «Pero no bajamos los brazos. Sabemos que este camino es el correcto».
Para Graciela Farías, encargada de comercialización, la clave está en la identidad: «Nosotros no hacemos cualquier cosa. Hacemos pasa natural, sin químicos, con el sol de San Juan. Eso es lo que nos diferencia. Y lo hacemos juntos, como equipo. Eso es lo que más me gusta».
«Cuando nos preguntan qué es Ecozonda, siempre digo lo mismo: es la prueba de que juntos podemos más. Que si cada uno pone un poco, se puede lograr mucho», concluye el presidente de la entidad.
Donde antes había incertidumbre y precios injustos, hoy hay una planta, una marca consolidada, exportaciones y empleo genuino.