Cooperativismo | MAR DEL PLATA

El camino del cannabis medicinal

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Texto: Lourdes Michiqué - Fotos: Juan Manuel Quintanilla

La cooperativa Verde Mar encontró en las plantas terapéuticas un ámbito de cuidado y dignidad laboral. Hoy son un dispositivo comunitario de salud integral.

Vencer prejuicios. Carrizo, Marino, Ruiz y Parodi en la sede de la entidad, donde atienden de lunes a viernes.

Hace tres décadas, la Red de Personas con VIH echaba raíces en Mar del Plata, dando respuestas comunitarias frente a la discriminación y la falta de políticas públicas en materia de salud.  De esa experiencia nació, en 2020, la Cooperativa de Trabajo Verde Mar, una organización que encontró en el cannabis medicinal y en las plantas terapéuticas un camino de producción, cuidado y dignidad laboral. «La Red está desde hace 30 años y la cooperativa desde 2020, cuando obtuvimos nuestra matrícula. Todavía no estaba la ley industrial de cannabis medicinal, así que buscamos la herramienta más acorde para poder dispensar nuestros productos, y fue a través de la forma cooperativa», recuerda Sol Marino, fundadora y actual secretaria de Verde Mar, quien junto a los asociados Estela Carrizo, Eliana Ruiz y Federico Parodi, relata parte de la historia de la entidad.

El grupo comenzó comercializando en el mercado de productores del Espacio Unzué (perteneciente al ex Ministerio de Desarrollo Social de la Nación), que les abrió la posibilidad de ofrecer cremas y aceites medicinales a la comunidad marplatense. Allí la relación con los vecinos fue fundamental. «Educamos al barrio. En un principio hubo desconfianza, pero la gente se acostumbró a que somos personas tranquilas, sin problemas con la Justicia ni con los vecinos. Siempre avisamos lo que hacíamos, incluso antes de las leyes, con recursos de amparo», relata Sol.

Vegetales que curan. Además del cannabis, cultivan otras plantas como romero, jarilla y albahaca.

Base comunitaria
La cooperativa está integrada por 15 personas, entre familias y compañeros vinculados con la Red de Personas con VIH. El cannabis medicinal fue al inicio un recurso terapéutico para los propios integrantes. «Nuestros compañeros que viven con VIH usan la terapia de cannabis medicinal para los efectos secundarios del tratamiento. Eso fue generando la necesidad de cultivar nuestras propias plantas y elaborar para nosotros mismos. Luego se sumó mucha más gente a través del boca en boca».

El trabajo cotidiano combina producción agroecológica de cannabis y otras plantas medicinales –romero, jarilla, albahaca– con actividades de prevención en salud sexual. En su sede de Mar del Plata atienden de lunes a viernes: «Estamos capacitadas como promotoras de salud por el Ministerio de la provincia de Buenos Aires, testeamos VIH, sífilis y hepatitis C, entregamos preservativos y damos asesoramiento gratuito sobre cannabis medicinal y cuidados en general».

La cooperativa logró registrar su marca «Sol Marino», producir de manera agroecológica en predios de la zona y sostener una presencia en ferias y mercados comunitarios de la ciudad y la zona. Sin embargo, el panorama no está exento de dificultades. «Más allá de lo que logramos con el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) y la matrícula, hace dos años que estamos con muchas trabas. El Reprocann está parado: tenemos pacientes aprobados y muchos en espera, con reclamos sin respuestas. Nos seguimos adecuando a cada nuevo cambio que realizan en la reglamentación o aplicación de la ley, pero el sistema no termina de funcionar», explica Sol.

Sorteando los obstáculos legales, la cooperativa también reivindica el poder pedagógico del cannabis: «Salir a la feria y charlar con los vecinos nos permitió educar. Si le explicás a un adulto mayor con dolor cómo funciona el sistema endocannabinoide, cambia la mirada. La herramienta más fuerte siempre fue la información con calidad y calidez».

Verde Mar es hoy un dispositivo comunitario de salud integral, que articula el acceso a medicinas paliativas, la prevención de ITS y la lucha por derechos laborales para sectores históricamente marginados, como personas viviendo con VIH y trabajadoras sexuales.

«Defendemos la bandera de la igualdad y de la reducción de daños. El cannabis ayuda a salir de otras sustancias y nuestra bandera es la de la salud integral; pero necesitamos políticas públicas que acompañen: los pequeños productores sostuvimos la terapia cuando no había cannabis medicinal regulado y merecemos ser parte del sistema formal», concluyó Sol.

Para conocer más de esta cooperativa, difunden sus actividades a través del Instagram y sus productos.



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