Política | Negociación con las provincias

Un ministro a prueba

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Lucía Aisicoff

Diego Santili cierra su ronda con los gobernadores y la Casa Rosada evaluará su performance si logra juntar los votos para aprobar el Presupuesto. La nueva interna que lo tiene como protagonista.

De gira. La misión de Santilli es conseguir apoyos en el Congreso para el tratamiento del Presupuesto 2026 en sesiones extraordinarias.

Foto: NA

Diego Santilli tendrá en los próximos días una prueba de fuego: deberá lograr que su «peregrinación» a las provincias para encontrarse mano a mano con el grueso de los gobernadores del país se transforme en apoyos para el Presupuesto 2026, que el Gobierno buscará aprobar en las sesiones extraordinarias del Congreso. Hasta ahora, el funcionario exhibió su carisma y cercanía con muchos dirigentes provinciales, pero su despliegue dejó más interrogantes que certezas: ¿será un funcionario con caja, capaz de cumplir con las demandas de las provincias? 

Por ahora, Santilli negocia sin recursos propios, ya que casi cualquier desembolso o promesa exige el placet de Luis «Toto» Caputo. A su favor, cuenta con la banca del presidente, y sobre todo de su hermana, Karina Milei, la gran empoderada tras la victoria en las legislativas de octubre; pero la desconfianza de los gobernadores es alta. La estrategia del ministro es buscar consensos a cambio de rubricar la famosa «adenda» del Presupuesto, que contiene las obras que piden las provincias, que estaban incluidas en un cronograma que firmaron -sin éxito- con el renunciado Guillermo Francos. 

La negociación se dirime en un cuadrilátero donde participan Martín Menem por la Cámara de Diputados, la ministra Patricia Bullrich y, sobre todo, Caputo, quien tiene la lapicera para autorizar la letra chica. 

La peregrinación 
El Gobierno busca tratar en extraordinarias tanto el Presupuesto como la reforma laboral, la tributaria y el Código Penal, por lo que hay varios frentes abiertos en simultáneo. A Santilli le encomendaron que teja los consensos necesarios para la Ley de Leyes, la primera discusión que llegará al recinto. 

El ministro recibió a gobernadores con reclamos variados. El chubutense Ignacio Torres, por ejemplo, le reclamó la modificación del esquema de retenciones al petróleo, un punto crítico para las economías regionales; el cordobés Martín Llaryora, por su parte, condicionó el acompañamiento del presupuesto a la restitución del Fondo de Incentivo Docente y al pago de deudas que la Nación mantiene con las Cajas de Jubilaciones provinciales.

En líneas generales, la agenda de reclamos se centró en la exigencia de la reactivación de la obra pública paralizada y el cumplimiento de las obligaciones previsionales. La mayoría de los gobernadores se mostró proclive a colaborar, aunque esperarán que la adenda del presupuesto se traduzca en recursos concretos y no en meras promesas. 

Casa Rosada. Santilli con el gobernador de Salta, Gustavo Saénz, y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni.

Foto: NA

Fracturas y pulseadas
La ronda de encuentros de Santilli fue selectiva, ya que excluyó a cuatro gobernadores: Axel Kicillof (Buenos Aires), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Gildo Insfrán (Formosa) y Ricardo Quintela (La Rioja). 

El malestar no tardó en llegar desde La Plata. Carlos Bianco, jefe de asesores de Kicillof, planteó la preocupación ante la decisión de no convocarlos, e insinuó que la Rosada pedirá los votos para el presupuesto a cambio de autorizar a las provincias a tomar deuda. «Ahora utilizan esto como medida de cambio», sentenció. 

En el grupo de los peronistas díscolos, hasta ahora, estaba incluido el pampeano Sergio Ziliotto. Si bien en su momento no firmó el Pacto de Mayo, fue invitado a la reunión de los gobernadores con Milei luego de que La Libertad Avanza (LLA) ganara las elecciones de octubre. La estrategia de la Rosada es dividir a los opositores y esa imagen sembró sospechas, aunque en el entorno del pampeano hoy deslizan que el presupuesto en su forma actual es «invotable». 

La diplomacia de Santilli ya cosechó sus primeros frutos. El gobernador catamarqueño Raúl Jalil dejó trascender que romperá con Unión por la Patria y podría conformar una bancada propia de cuatro diputados. La jugada deja a La Libertad Avanza al borde de ser la primera minoría en la Cámara Baja, un realineamiento de fuerzas que facilita la estrategia libertaria en el Congreso.

Bautismo de fuego 
Más allá de la negociación territorial, Santilli enfrenta una batalla -por ahora de baja intensidad- en el propio Gabinete. Se exhibió el mismo día de su asunción, cuando un decreto anunció la poda de áreas clave de Interior: se informó en el Boletín Oficial que el Registro Nacional de las Personas (Renaper) y Migraciones pasarían a la órbita del Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, mientras que la Secretaría de Deportes, Ambiente y Turismo se trasladaría a la Jefatura de Gabinete.

El timing elegido llevó a pensar que se trató de una jugada sucia, ya que sucedió unas horas antes de la asunción. ¿Quién estuvo detrás del «bautismo de fuego» para el flamante ministro? En el entorno de Santilli apuntaron contra Bullrich, la principal beneficiada con los cambios. Incluso Cristian Ritondo, un aliado del funcionario, recordó públicamente que el organismo solo estuvo bajo la órbita de Seguridad durante la última dictadura militar y que eso no era aconsejable porque maneja información sensible.

Los Milei decidieron acallar la interna y le devolvieron el Renaper al Ministerio del Interior, aunque mantuvieron Migraciones bajo el control de Seguridad y Turismo en la órbita de Jefatura, aunque la Secretaría de Deportes quedó a cargo de Santilli. Bullrich aprovechó el episodio para chicanear a Santilli con una publicación en sus redes sociales: «DNI: Bullrich versión edición limitada sin stock. Si la última semana te hiciste un DNI nuevo, lo vas a tener firmado por mí», dice el mensaje que publicó la ministra el último jueves en su cuenta de X. El sarcasmo da cuenta de una pelea no saldada, que se arrastra desde la elección de 2023, cuando Santilli jugó en la provincia de Buenos Aires para Horacio Rodríguez Larreta, el adversario interno de Bullrich. 

En un Gobierno que recortó al máximo la obra pública y las transferencias a las provincias, Santilli deberá conducir una cartera con recursos acotados. Su capital será la habilidad que tenga para reunir consensos sin fallar a sus propias promesas ni quedar desautorizado por los Milei, como le pasó a su antecesor, Guillermo Francos. En las próximas semanas se evaluarán sus primeros resultados.

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