Opinión

¿Ecología?

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Como a tantos otros argentinos me alegró mucho la liberación de los dos jóvenes activistas de Greenpeace detenidos –junto con otros 28– en Rusia por irrumpir en una plataforma petrolera de la compañía Gazprom. Según ellos y los directivos de la ONG ecologista, la «acción» suponía evitar un posible derrame de petróleo en las aguas «impolutas» del Ártico. Sobre esto habría que señalar algunas cosas. Primero y principal que tal vertido aún no se produjo, no se sabe si pudiera llegar a producirse y, si se produjera, quizá no sea en un volumen que pueda provocar daños a la fauna circundante o que contamine grandemente las aguas del sector.
Por otra parte, andar trepándose a una plataforma de petróleo no evitará de ninguna manera el cambio climático que está provocando que los hielos del Ártico se derritan, algo sí preocupante. Greenpeace en un comunicado dijo que era la institución la que se hacía cargo de pagar la fianza de los argentinos y que Cancillería sólo había ayudado en las gestiones. ¡Y por supuesto, digo yo! ¿Quién más se iba a hacer cargo si fueron ellos mismos los que enviaron a esos jóvenes a una acción tan descabellada? Lo peor de todo es que estos jóvenes no han quedado libres de los cargos de los que se los acusa. Apenas se les permitió abandonar el centro de detención y circular por la ciudad de San Petersburgo, que no pueden abandonar. Esto no es broma, y –si bien los activistas son adultos que saben los riesgos que corren– creo que los responsables son los directivos. Se acusa a estos jóvenes de piratería y vandalismo organizado y la pena podría rondar los 20 años de cárcel.
Si bien los argumentos esgrimidos pueden parecer loables, creo que habría que introducir una dosis de racionalidad a la hora de oponerse a lo que se cree injusto. No es trepándose a una plataforma petrolera que se va a salvar el Ártico.

 

Alfredo Simone
Rosario, Santa Fe

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