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Saltos en la arena

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Integrada por jóvenes de entre 17 y 18 años, la selección femenina logró difundir un deporte que desata furor y aspira a desarrollarse a nivel olímpico. De los esfuerzos para competir al reconocimiento de sus derechos. Palabras de su entrenadora.

Parque Sarmiento. La final donde las Kamikazes conquistaron el oro frente a Croacia. (Marcarian/NA)

Uno de los últimos grandes sucesos deportivos de la Argentina ocurrió hace poco, en estas tierras y ante los ojos del mundo. Los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 pusieron en el centro de la escena a Las Kamikazes, la selección argentina femenina de beach handball. No solo por el hecho de haber ganado la medalla de oro después de derrotar 2-0 a Croacia. Ante todo, Las Kamikazes sacaron a la luz un deporte hasta entonces desconocido, con dos equipos con cuatro jugadoras, donde hay goles que valen por dos si son de las arqueras, de fly –así se denomina a la maniobra en la que una jugadora atrapa la pelota en el aire y lanza al arco– o luego de realizar un giro con el balón en 360º. La historia continúa: este mes participarán de los IV Juegos Sudamericanos de Playa, en Rosario. Y serán locales otra vez.
Claro que su éxito tiene una historia. El equipo que ganó el oro surgió en 2015, cuando se confirmó al handball playero como disciplina incluida en los Juegos de Buenos Aires. Sin embargo, la primera selección se remonta a 2008, siete años antes. En esa época, un grupo de mujeres ya se entrenaba en el Parque Sarmiento, sobre un terreno que tenía más pasto y piedras que arena. De lo arriesgado de jugar en ese espacio nació el apodo de Las Kamikazes, en referencia a su espíritu para afrontar adversidades. Desde entonces el beach handball comenzó a crecer a pasos cortos pero firmes, hasta abrise paso al gran público. Durante la cita en Buenos Aires, sin ir más lejos, la Confederación Argentina de Handball recibió más de 1.000 correos electrónicos de interesados en saber más acerca de esta disciplina. En Argentina, sin embargo, aún no se organizan torneos de ninguna índole.

Otra exhibición
Leticia Brunati es la entrenadora de Las Kamikazes. Profesora de Educación Física, exjugadora de handball indoor (se disputa sobre cemento) y entrenadora del Colegio Mariano Acosta, Brunati dice que le sorprendió la repercusión que tuvo el beach handball. «En Argentina –explica a Acción– tenemos una cultura del fútbol muy grande y todos los demás deportes vienen atrás. En el mundo no hay ligas profesionales, pero sí hay circuitos durante los meses de verano, y son muy competitivos. En Brasil, que es múltiple campeón, se juega ocho meses al año. En Europa, todos los países tienen circuitos. Acá solamente tenemos panamericanos juveniles y de mayores, que son los clasificatorios a los mundiales». A nivel internacional, el beach handball se plantea ahora ser deporte exhibición en Tokio 2020 y ya olímpico en París 2024.
En ese camino, Las Kamikazes aspiran a seguir creciendo. Los Sudamericanos de Rosario constituyen otro examen exigente dado que esta vez sí participará Brasil, la máxima potencia. Para conseguir un nuevo podio, el esfuerzo será clave otra vez. Sobre esto último conviene recordar un episodio reciente no ligado estrictamente con el juego. La indumentaria de Las Kamikazes –lucen top y culote, en lugar de remera y short– despertó algunas críticas del periodismo. Contra ese machismo también tuvieron que lidiar. Caterina Benedetti, Gisella Bonomi, Fiorella Corimberto, Lucila Balsas, Zoe Turnes, Rosario Soto, Belén Aizen, Jimena Riadigos y Carolina Ponce, todas de entre 17 y 18 años, supieron cómo enfrentar esos cuestionamientos. «No me desveló que hablaran de cómo estaban vestidas –dice Brunati, la entrenadora–. Las chicas salieron rápidamente a hablarlo. Explicaron muy bien sus derechos, y que eso no es un escándalo para nadie». Incluso después de obtener el oro, Las Kamikazes protagonizaron una campaña contra el abuso de niñas y la violencia a las mujeres. Esa fortaleza para afrontar desafíos es un rasgo distintivo de ellas. Al cabo, en Buenos Aires vencieron en la final a Croacia, campeón Mundial  2017. Por eso no debería sorprender que, en poco tiempo, vuelvan ocupar los primeros planos. Espíritu sobra.

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