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Fusibles en el banco

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En el marco de una tendencia que se profundiza, 27 entrenadores debieron dejar su cargo, mientras que solo 9 permanecen en sus puestos desde el inicio de la temporada. Los casos más emblemáticos y las alternativas para contrarrestar el fenómeno.


Emblemas. Bauza, de Central, junto a Antonio Mohamed, de Huracán: ambos renunciaron. (TÉLAM)

El fútbol argentino, desde hace años, convive con una realidad que parece difícil de modificar: los constantes cambios de entrenadores. Lejos de aminorarse, la tendencia aumenta. Basta mencionar un dato reciente: en lo que va de la temporada, los DT que dejaron equipos superan a la cantidad de clubes que compiten en el torneo. Entre el torneo de Primera División y la Copa de la Superliga, abandonaron su cargo 27 directores técnicos. El fútbol argentino, frente a este panorama signado por las urgencias, puede ser considerado como una picadora de entrenadores, y los técnicos como los fusibles de la maquinaria. Ya ni siquiera ganar títulos asegura la continuidad en el banco de suplentes. La histeria corta un proyecto de trabajo tras otro. Solo nueve clubes de los 26 de Primera conservan a su entrenador: River (Marcelo Gallardo), Racing (Eduardo Coudet), Independiente (Ariel Holan), Vélez (Gabriel Heinze), Defensa y Justicia (Sebastián Beccacece), Atlético Tucumán (Ricardo Zielinski), Unión (Leonardo Madelón), Talleres (Juan Pablo Vojvoda) y Aldosivi  (Gustavo Álvarez). Los 27 entrenadores que dejaron equipos en la temporada 2018-2019 se reparten en 17 clubes. Ni la creación de la Superliga ni dejar en el pasado los torneos cortos mejoraron la estabilidad de los DT.
En ese plano, tampoco hay paciencia, ni siquiera con los ídolos campeones. «¡Que de la mano, de Edgardo Bauza, todos la vuelta vamos a dar!», cantaron en diciembre pasado los hinchas de Rosario Central, que acababa de conquistar la Copa Argentina, un logro que cortó una racha de 23 años sin título y, como plus, le permitió disputar la Copa Libertadores. Dos meses y medio después de ese festejo, y luego de que el conjunto canalla acumulara siete partidos sin ganar, Bauza dejó Rosario Central. Su lugar lo ocupó otro símbolo del club, Paulo Ferrari, pero su estada fue aún más breve: dirigió tres fechas de la Superliga, un partido de Copa Argentina y dos de Libertadores en 44 días y fue despedido. Ferrari es el técnico que menos tiempo se mantuvo entre los 27 despedidos. Claro que en los equipos más fuertes las presiones aumentan. El ejemplo de Boca es ilustrativo. Guillermo Barros Schelotto, entrenador bicampeón del fútbol argentino, no renovó el contrato con la dirigencia encabezada por Daniel Angelici. La derrota en la final de la Libertadores ante River en Madrid lo eyectó del banco de Boca. Llegó Gustavo Alfaro, que dirigía a Huracán. Alfaro, se sabe, no abandonó Huracán por malos resultados, sino más bien para cambiar de aire, como Diego Dabove, que pasó de Godoy Cruz a Argentinos.
«El único secreto para crecer como equipo es sostener a jugadores y al entrenador. La otra opción es tomar el cargo sabiendo que podés irte en 20 días», dice a Acción Facundo Sava, quien fue técnico en seis clubes en la Argentina y hoy está  dentro de la bolsa de desempleados. Sava pondera, en ese sentido, el rol de los directores deportivos, como el caso de Diego Milito en Racing. «Lo principal es tener gente preparada y capacitada en la dirección de los clubes», dice Sava, cuya última experiencia fue en Gimnasia La Plata, lo dirigió durante 18 partidos en 2018. Hoy son pocos los que cumplen ese requisito. «No es necesario que sea un exjugador, más allá de que pueda aportar su experiencia y sostener un proceso, sino que la clave es estar capacitado». El mánager supondría un escudo no solo para los dirigentes, sino también para los DT. De igual modo, con director deportivo o sin él, siete equipos, además de Rosario Central, tuvieron dos conductores en una misma temporada, y en algunos casos tres: Argentinos (Alfredo Berti, Ezequiel Carboni y Dabove), Godoy Cruz (Dabove, Marcelo Gómez y Lucas Bernardi), Tigre (Cristian Ledesma, Mariano Echeverría y Néstor Gorosito), Belgrano (Lucas Bernardi, Diego Osella), Colón (Eduardo Domínguez, Julio Comesaña y Pablo Lavallén), Huracán (Alfaro y Antonio Mohamed) y Newellʼs (Omar de Felippe y Héctor Bidoglio).

Otras fórmulas
Las particularidades en el puesto más inestable en el fútbol argentino no se agotan: San Martín de Tucumán es el equipo récord en cuanto a los entrenadores que pasaron en esta temporada: despidió a Rubén Forestello, Gastón Coyette y Ricardo Caruso Lombardi. Pero dentro de los despedidos, hay un grupo que contó con una revancha, con una segunda oportunidad: Coyette, después de San Martín de San Juan, pasó a San Martín de Tucumán; Forestello, después de San Martín de Tucumán, recaló en San Martín de San Juan, con el que descendió finalmente a la B Nacional. Sí, hubo enroque de entrenadores entre los San Martín. Y Bernardi, después de Belgrano, dirige ahora a Godoy Cruz.


Rondina. Conductor de Arsenal de Sarandí, flamante ascendido a primera división. (NA)

En este ritmo frenético en el que vive el fútbol local, los entrenadores buscan fórmulas para sobrevivir. Luis Zubeldía es el actual entrenador de Lanús. Reemplazó a Carboni, el primer DT en dejar un equipo en la temporada, en la tercera fecha de la Superliga. «Nunca he podido, en 10 años y más de 400 partidos dirigidos, armar un equipo pieza por pieza como indica mi idea de juego», cuenta Zubeldía a Acción, y desarrolla: «Acá no hay mucha magia. Uno trata de que esa idea se sostenga en la cabeza del entrenador, negociándola en relación con lo que ves de tus jugadores. Nos gusta un estilo de juego, pero al final del camino vos tenés que cumplir un objetivo y si vos ves que no podés hacer ciertas cosas de las que te gustan porque no tienen esas condiciones, tenés que tratar de adaptarte».
 La temporada, con la Copa de la Superliga, todavía no llegó a su fin. Pero hay cosas que no cambian. Como contraejemplo, sin embargo, vale el caso de Arsenal, primer ascendido a Primera de la B Nacional. Es un caso testigo de que el tiempo de trabajo en los entrenadores suele dar frutos. El 1 de abril de 2018, cayó a la segunda categoría del fútbol argentino después de 16 años en Primera, lo que consumó su primer descenso. El entrenador era Sergio Rondina. El 28 de abril de 2019, con la continuidad de Rondina como DT, le ganó a Sarmiento de Junín la final por el ascenso y retornó a la élite del fútbol argentino. Rondina se mantuvo toda la temporada, de principio a fin. Y, entonces, puede sentirse dentro de los privilegiados.

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